Javier Milei, el economista que agita el avispero político, volvió a ser noticia, pero esta vez no por sus rugidos liberales, sino por un tuit que desató un tsunami en el universo cripto. A las 7 de la tarde, cual presagio de una noche agitada, Milei anunció con bombos y platillos el lanzamiento de Libra, una criptomoneda «para fondear pequeñas empresas». El tuit incluía enlaces al proyecto y al token, como si se tratara de una oferta imperdible de un home shopping galáctico.
La página del proyecto, «Viva La Libertad Project» (sí, en inglés, como si la argentinidad se pudiera exportar en código binario), prometía «potenciar la economía argentina» con un diseño «en honor a las ideas libertarias de Milei». Un formulario para aplicar al proyecto, con casilleros para Telegram, Twitter e Instagram, completaba la postal de modernidad siglo XXI con sabor a empanada criolla.
El entusiasmo inicial se evaporó más rápido que un vaso de fernet en pleno verano. La cripto, que llegó a tocar los 5 dólares, se desplomó a menos de 0,5 en cuestión de horas. El aroma a estafa flotaba en el aire, más denso que el humo de un asado mal prendido.
Acusaciones de hackeo, manipulación del mercado e información privilegiada coparon las redes. Lady Market, gurú cripto y fan de Milei, expresó su decepción con la elocuencia de un poema gauchesco: «Quiero creer que lo hackearon… porque $LIBRA fue un scam tremendo». Lilia Lemoine, diputada experta en sistemas, negó el hackeo pero calificó el asunto como una «reverenda mierda».
Carlos Maslatón, ex aliado de Milei y actual enemigo público número uno, no se guardó nada: «Fraude criptográfico», «causal de juicio político». Tolosa Paz, desde la vereda opuesta, ironizó: «¿La semana que viene qué nos va a querer vender, paquetes a la luna?».
Expertos en criptomonedas alertaron sobre la alta volatilidad y la concentración del 84% de los tokens en pocas manos. Santiago Siri, otro gurú cripto, disparó: «Cada uno de estos movimientos es un bolso de López». Se pidió que Milei explique el «escándalo» en el Congreso, mientras la Coalición Cívica observaba con la misma cara de desconcierto que un perro en una fiesta de disfraces.
La novela cripto de Milei sumó capítulos internacionales con casos similares en Ecuador, Bermuda y República Centro Africana. Al parecer, la fiebre de las criptomonedas y las promesas de riqueza instantánea son un cóctel explosivo que puede convertir un sueño liberal en una pesadilla financiera. Y en Argentina, ya sabemos, las pesadillas suelen tener gusto a devaluación.
La criptomoneda de Milei: entre la promesa de financiamiento y la sospecha de estafa
Javier Milei sorprendió al promocionar la criptomoneda Libra en sus redes sociales, generando un frenesí inicial que rápidamente se transformó en controversia. El proyecto, presentado como una iniciativa para fondear pequeñas empresas argentinas, se vio envuelto en acusaciones de estafa, manipulación del mercado y uso de información privilegiada.
De la euforia al desplome: la volatilidad de Libra
El lanzamiento de Libra estuvo marcado por una alta volatilidad. En menos de una hora, la criptomoneda alcanzó un valor cercano a los 5 dólares, para luego desplomarse a menos de 0,5. Esta fluctuación abrupta despertó sospechas entre inversores y especialistas, quienes señalaron la posibilidad de una «meme coin» diseñada para generar ganancias rápidas a costa de los usuarios. La concentración del 84% de los tokens en manos de diez direcciones anónimas alimentó las sospechas de manipulación del mercado.
El escándalo político y las exigencias de explicaciones
La promoción de Libra por parte de Milei generó un fuerte debate político. La oposición exigió explicaciones en el Congreso, mientras que figuras del oficialismo ironizaron sobre la situación. Carlos Maslatón, ex aliado de Milei, lo acusó directamente de «fraude criptográfico» y pidió su juicio político. La diputada Lilia Lemoine, experta en sistemas, negó el hackeo a la cuenta de Milei pero calificó lo sucedido como una «reverenda mierda».
Casos similares en el mundo: ¿una tendencia preocupante?
El caso de Libra no es aislado. En paralelo, se registraron incidentes similares con cuentas de redes sociales vinculadas a presidentes de Ecuador y Bermuda, así como con la criptomoneda de República Centro Africana. Estos casos, que involucran supuestas estafas y manipulación del mercado, plantean interrogantes sobre la seguridad y la transparencia en el mundo de las criptomonedas, especialmente cuando se vinculan con figuras políticas. La necesidad de regulación y control se vuelve evidente ante la posibilidad de que inversores desprevenidos sean víctimas de fraudes.