Un informe de la consultora Poliarquía, previo al escándalo cripto, reveló un panorama alentador para el gobierno de Milei, con altos niveles de aprobación y una intención de voto del 45% para el oficialismo. La encuesta, sin embargo, quedó desactualizada tras la crisis política generada por el propio presidente.
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¡Milei pateó el tablero (y quizás también alguna cripto)! Poliarquía tiró un informe que más que análisis parece la crónica de una muerte anunciada (políticamente hablando, obvio). Resulta que antes del 'Criptogate', Milei nadaba en la abundancia de la aprobación popular. Un 45% de intención de voto, la economía en modo 'primavera' y el optimismo ciudadano a full. Pero, como si fuera un capítulo de 'Los Simuladores' versión bizarra, el presi armó un escándalo cripto que dejó a la encuesta más vieja que el truco del almendruco. ¿Conclusión? Milei tenía el asado servido y prefirió prender fuego el quincho. Ojo, en provincia, LLA le estaba ganando al kirchnerismo... ¡pero sin Massa a la vista! ¿Será que el 'verso' libertario se desinfla más rápido que un globo pinchado?
Pareciera que el presidente Milei leyó «El Arte de la Guerra» pero entendió todo al revés. Tenía un escenario político soñado, con la gente más contenta que perro con dos colas y la oposición desorientada como hormiga en un remolino. Pero, ¡zas!, se mandó un ‘criptopapelón’ que ni Olmedo y Porcel se hubieran animado a tanto. La consultora Poliarquía, con la precisión de un cirujano (aunque con un timing peor que el de Menem en un acto de puntualidad), sacó un informe que muestra la debacle. Antes del escándalo, Milei tenía un 45% de intención de voto, la economía venía repuntando y hasta el Indice de Optimismo Ciudadano estaba en alza. Pero el ‘cripto-tsunami’ lo arrasó todo, dejando la encuesta con gusto a noticia vieja, como bizcochuelo del día anterior. ¿La moraleja? A veces, es mejor no innovar en materia de escándalos. Y en la provincia, LLA le pisaba los talones al kirchnerismo… sin Cristina en la cancha, claro. Quedará para el análisis si Milei podrá remontar este ‘cripto-golpe’ o si terminará como un meme más en la historia política argentina.
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El «cripto-tsunami» que arrasó con la primavera libertaria
Un informe de la consultora Poliarquía, realizado días antes del estallido del escándalo por la venta de candidaturas a cambio de criptomonedas dentro de La Libertad Avanza, pintaba un panorama extremadamente favorable para el gobierno de Javier Milei. «Nuestra encuesta nacional de febrero se cerró el viernes pasado (NdR: ese día a la noche se desató el escándalo cripto) y, como suele ocurrir en Argentina, ya ha quedado vieja», reconoce el propio informe, en una admisión que deja en claro la volatilidad del escenario político nacional.
Números que quedaron en el pasado
Según la encuesta, antes de la crisis, el oficialismo contaba con una intención de voto del 45%, superando ampliamente a LLA (36%), al kirchnerismo (16%) y al PRO (9%). En la provincia de Buenos Aires, bastión clave en cualquier elección nacional, LLA se ubicaba por primera vez por encima del kirchnerismo, aunque dentro del margen de error. El estudio también destacaba «altos niveles de apoyo y popularidad» para Milei, junto con una «mejora en la percepción del país, tanto retrospectiva como prospectiva», y un «aumento del Indice de Optimismo Ciudadano». «El Gobierno venía atravesando un verano muy favorable en términos económicos, políticos y de apoyo social,» señalaba el informe.
La «certera patada» a la mesa servida
Sin embargo, la misma consultora advertía sobre los «excesos» del presidente y el «nerviosismo» que transmitía a los mercados. «El Presidente cometía excesos y transmitía nerviosismo a los mercados», indica el documento de Poliarquía. Horas después de la publicación del informe, estallaba el escándalo que opacó todos los indicadores positivos. «Tres horas después, el Presidente aplicó una certera patada», concluye el análisis de Poliarquía, utilizando una metáfora para describir la autoinfligida crisis política que desató Milei. La pregunta ahora es si el gobierno podrá recuperarse del «cripto-tsunami» o si los números de la encuesta quedarán como un recuerdo de una oportunidad perdida.