San Juan: Un viaje a través del tiempo y la resiliencia sísmica

Redacción Cuyo News
4 min
Cortito y conciso:

San Juan te invita a recorrer su historia a través de la Ruta Turística Sísmica, un circuito que muestra cómo la provincia se reconstruyó después de los terremotos y se convirtió en un ejemplo de arquitectura sismorresistente. Desde la Falla de la Laja hasta modernos edificios, un viaje imperdible para entender la resiliencia sanjuanina.

¿Se acuerdan del temblor del ’44? ¿Y del del ’77? Bueno, San Juan, la provincia que parece tener un pacto con la tierra que tiembla, ahora te invita a pasear por sus cicatrices. No, no es masoquismo, es la «Ruta Turística Sísmica», un recorrido por los lugares que marcaron a fuego la historia de la provincia y cómo, a fuerza de golpes (literalmente), aprendió a construir para que no se le caiga todo encima.

Desde la Falla de la Laja, la culpable del terremoto del ’44 que dejó a San Juan en ruinas, hasta la Catedral con su cripta que guarda las cenizas de las víctimas, el tour es un viaje en el tiempo. No es para impresionables, che. Imaginate recorrer la Plaza Hipólito Yrigoyen, construida como un templo votivo para los que ya no están. Un poco tétrico, pero también un homenaje a la fuerza de los sanjuaninos.

Y hablando de fuerza, ¿qué onda con esos edificios que se bancaron todos los temblores? La Celda Histórica de San Martín, por ejemplo, ahí firme como rulo de estatua. Parece que San Martín no solo les enseñó a ser libres, sino también a construir como los dioses. La Casa Natal de Sarmiento, otro ejemplo de que en San Juan las paredes tienen historias que contar.

Pero no todo es pasado. La Legislatura Provincial y el Edificio Vanguardia muestran que los sanjuaninos aprendieron la lección. Arquitectura sismorresistente, le dicen. O sea, edificios que se la bancan. Casi como el INPRES, el Instituto Nacional de Prevención Sísmica, que está ahí para que la tierra no los agarre desprevenidos. ¿Será que ahora, con tanto conocimiento, San Juan le puede ganar al movimiento telúrico? Veremos, veremos…

Y si te queda resto para el turismo religioso (y un poco macabro), date una vuelta por el Cerro Valdivia, en Pocito. Ahí está la Capilla Virgen de Tulum con las cenizas de las víctimas del ’44. Un recordatorio de que la tierra, a veces, se cobra lo suyo.

Para los que buscan algo más terrenal, la Bodega Viñas de Segisa ofrece un respiro con sus vinos. Después de tanto terremoto, un buen Malbec no viene nada mal.

Y para terminar, Anchipurac y Verdesierto, dos lugares que te muestran la historia de la tierra y cómo vivir mejor. Porque, al final, de eso se trata: de aprender del pasado para construir un futuro más sólido. O al menos, uno que no se venga abajo con cada sacudón. Si querés más data, chusmeá el link que dejamos. Ah, y si te cruzás con Marcelo Orrego, preguntale si se anima a hacer el tour. Capaz le da alguna idea para su gestión.

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