River, con más bronca que Riquelme en un clásico con VAR, denunció penalmente a Foster Gillett, Guillermo Tofoni y Juan Manuel Cobián por el pase frustrado de Rodrigo Villagra. En Núñez consideran que la novela del pase causó «graves perjuicios al patrimonio» del club, como si les hubieran robado la recaudación de un Superclásico.
¿Un nuevo capítulo en el culebrón de pases frustrados?
La novela de Rodrigo Villagra y Foster Gillett, que tuvo a River en vilo como hincha esperando el gol del campeonato, terminó con un final digno de película de Olmedo y Porcel: con una denuncia penal. El Millonario, cansado de las promesas incumplidas y sintiendo un agujero en el bolsillo como el que deja un asado para todo el barrio, decidió llevar a la justicia al empresario estadounidense, a Guillermo Tofoni (CEO de World Eleven) y a Juan Manuel Cobián (asesor de Gillett).
En el Monumental consideran que la maniobra para comprar la ficha de Villagra «causó graves perjuicios al patrimonio», como si les hubieran metido un gol con la mano en el último minuto. La dirigencia Millonaria asegura que hubo «desbaratamiento de los derechos acordados», algo así como si hubieran firmado un contrato con un escribano trucho en La Salada.
12 millones de dólares… ¿y un vuelto para el café?
Recordemos que River y Gillett habían acordado la venta del ex Talleres en aproximadamente 12 millones de dólares, una cifra que le permitiría al club recuperar la inversión inicial, como quien compra dólares a precio oficial y los vende al blue. Pero el dinero nunca apareció, generando una espera más larga que la fila para sacar entradas para ver a la Scaloneta.
Mientras tanto, Villagra, cual jugador esperando el pase a Europa, dejó de entrenarse con el plantel a la espera de la transferencia. La situación se complicó aún más cuando Estudiantes y Vélez también denunciaron que Gillett no había cumplido con los pagos por Valentín Gómez y Facundo Farías, respectivamente. Parecía que el empresario estadounidense repartía promesas como caramelos en un cumpleaños infantil.
Del lado de Gillett aseguraban que se trataba de «temas burocráticos», como si la AFIP se hubiera puesto a revisar los papeles con lupa. Sin embargo, la paciencia se agotó y Villagra le dio un ultimátum al empresario: o pagaba o se olvidaba del pase. Gillett, con la presión de un penal en el minuto 90, acreditó lo que le correspondía a Estudiantes, pero dejó colgados a Vélez y a River, como si fueran los últimos en la lista de prioridades de Papá Noel.
Un final a medias: Villagra a Rusia, Gillett a Tribunales
Finalmente, River vendió a Villagra al CSKA de Moscú por la mitad del precio acordado con Gillett, como si vendieran un auto usado con el motor fundido. Aunque el Millonario logró recuperar algo de la inversión, la sensación de haber sido estafados quedó en el aire, como el olor a choripán en la cancha después de un partido. Ahora, la justicia deberá determinar si Gillett y sus socios son culpables o si todo fue un malentendido digno de una comedia de enredos. Lo cierto es que este culebrón promete más capítulos que una telenovela turca.
