Martirena, ¿héroe inesperado? Gol tempranero da ventaja a Racing ante Independiente.

Redacción Cuyo News
4 min
Cortito y conciso:

Gabriel Hauche metió un gol en contra y le dio la victoria a Racing en el clásico de Avellaneda, pero todos hablan del cabezazo de Juan Nardoni que terminó en asistencia para el gol. ¿Jugada preparada o viveza criolla? La Academia ganó y se acerca a la punta.

¿De quién fue el gol? La polémica del clásico de Avellaneda

El Cilindro de Avellaneda fue testigo de un nuevo capítulo del clásico entre Racing e Independiente, y como siempre, la polémica no podía faltar. Si bien el marcador final indica un 1-0 a favor de la Academia, con gol en contra de Gabriel Hauche, la jugada que definió el encuentro dejó más dudas que certezas y encendió el debate en redes sociales. ¿Fue autogol, fue de Nardoni, o fue una obra de arte del destino futbolero?

En el minuto 22 del primer tiempo, tras un tiro de esquina desde la derecha ejecutado por Matías Rojas, Juan Nardoni conectó un cabezazo potente que se desvió en la humanidad de Hauche y terminó en el fondo de la red. El festejo académico fue inmediato, aunque con cierta confusión. La pelota entró pidiendo permiso, como diría el Bambino Veira, y dejó a más de uno rascándose la cabeza.

Nardoni, ¿el héroe silencioso o el asistidor de lujo?

Algunos, con la malicia de Mostaza Merlo, vieron en el cabezazo de Nardoni una genialidad, una asistencia disfrazada de remate. Otros, más inocentes como el Chapulín Colorado, creen que simplemente fue un rebote fortuito. Lo cierto es que el gol subió al marcador como autogol de Hauche, dejando a Nardoni sin la gloria del goleador, pero con el reconocimiento tácito de haber sido clave en la jugada. ¿Será que Nardoni vio lo que nadie más vio, al mejor estilo Riquelme contra Rosario Central en la final de la Copa Argentina 2016? O quizás simplemente tuvo la suerte del campeón, esa que tanto buscaba Independiente y que terminó encontrando Racing.

La victoria le permite a Racing seguir prendido en la lucha por el campeonato, acechando a los líderes como un Palermo en el área chica. Mientras tanto, en Independiente la preocupación crece y la sombra del descenso se asoma como un defensor central con cara de pocos amigos.

«No tengo idea si la toqué. No la vi, no puedo decir mucho», declaró Nardoni después del partido, con la humildad de un jugador que sabe que en el fútbol, a veces, la suerte juega un papel tan importante como el talento. El debate sigue abierto, y seguramente será tema de conversación en asados y bares durante toda la semana. Lo que está claro es que este clásico, una vez más, dejó una perlita para el recuerdo. Y eso, en el fútbol argentino, es moneda corriente.

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