Joven detenido por robo en Chimbas
Personal policial de la Departamental N°2 Chimbas y de la Subcomisaría Cipolletti, fueron alertados por un llamado al 911 sobre un hecho ilícito en el barrio Las Calandrias. Se informaba que un grupo de sujetos había sustraído varios efectos desde el interior de un domicilio. Al realizar una recorrida por la zona, los policías procedieron a la aprehensión de un joven de 18 años, Alejandro Ariel Córdoba Arce, quien tenía en su poder efectos que no podía justificar. La damnificada del hecho reconoció los efectos como de su propiedad. Se mantuvo comunicación con el Ayudante Fiscal de Flagrancia, Dr. Martín Eben, quien inició el procedimiento especial de flagrancia por robo doblemente agravado por efracción y por ser en poblado y en banda.
Resumen (No indexar)
Un joven de 18 años fue detenido en Chimbas tras un robo en el barrio Las Calandrias. La policía recuperó los objetos sustraídos de un domicilio y el detenido fue imputado por robo doblemente agravado.
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Zappo te lo cuenta:
En un operativo que haría palidecer a la mismísima SWAT, a la brigada de élite de la Policía Sanjuanina (bah, casi lo mismo), un grupo de valientes uniformados logró desbaratar una banda de delincuentes de temeraria peligrosidad en el barrio Las Calandrias. Todo comenzó con un llamado al 911, esa línea directa al corazón palpitante de la justicia, donde un vecino alertaba sobre un robo en progreso. La tensión era digna de un thriller hollywoodense: vecinos escondidos tras las cortinas, perros ladrando en la distancia, y el viento susurrando entre el pasto alto, como si contara los segundos para el desenlace.
Los efectivos, con la astucia del coyote y la agilidad de un correcaminos, llegaron al lugar de los hechos. Tras una exhaustiva investigación que consistió en caminar por la cuadra (una hazaña digna de un documental de National Geographic), dieron con el sospechoso: un joven de 18 años, quien, cual zorro atrapado con las patas en la masa, portaba objetos que despertaron la suspicacia de los sabuesos policiales. Digamos que explicar que la tostadora, el juego de té de porcelana y el retrato de la abuela del denunciante eran «suyos» no fue la estrategia más convincente.
La víctima, con la emoción a flor de piel y la voz entrecortada, reconoció sus pertenencias. El fiscal, con la solemnidad que exige el cargo y un café que ya estaba frío, caratuló la causa como «robo doblemente agravado», porque robar es malo, pero hacerlo en grupo y rompiendo cosas es MUY malo. En fin, otra victoria para las fuerzas del orden, que una vez más demuestran que el crimen no paga… salvo que seas un político, claro, pero ese ya es otro cantar.
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Un joven de 18 años fue detenido en Chimbas tras un robo en el barrio Las Calandrias. La policía recuperó los objetos sustraídos de un domicilio y el detenido fue imputado por robo doblemente agravado.
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En un operativo que haría palidecer a la mismísima SWAT, a la brigada de élite de la Policía Sanjuanina (bah, casi lo mismo), un grupo de valientes uniformados logró desbaratar una banda de delincuentes de temeraria peligrosidad en el barrio Las Calandrias. Todo comenzó con un llamado al 911, esa línea directa al corazón palpitante de la justicia, donde un vecino alertaba sobre un robo en progreso. La tensión era digna de un thriller hollywoodense: vecinos escondidos tras las cortinas, perros ladrando en la distancia, y el viento susurrando entre el pasto alto, como si contara los segundos para el desenlace.
Los efectivos, con la astucia del coyote y la agilidad de un correcaminos, llegaron al lugar de los hechos. Tras una exhaustiva investigación que consistió en caminar por la cuadra (una hazaña digna de un documental de National Geographic), dieron con el sospechoso: un joven de 18 años, quien, cual zorro atrapado con las patas en la masa, portaba objetos que despertaron la suspicacia de los sabuesos policiales. Digamos que explicar que la tostadora, el juego de té de porcelana y el retrato de la abuela del denunciante eran «suyos» no fue la estrategia más convincente.
La víctima, con la emoción a flor de piel y la voz entrecortada, reconoció sus pertenencias. El fiscal, con la solemnidad que exige el cargo y un café que ya estaba frío, caratuló la causa como «robo doblemente agravado», porque robar es malo, pero hacerlo en grupo y rompiendo cosas es MUY malo. En fin, otra victoria para las fuerzas del orden, que una vez más demuestran que el crimen no paga… salvo que seas un político, claro, pero ese ya es otro cantar.
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