Según el renombrado historiador Yuval Noah Harari, la Revolución de la Información está generando un nuevo tipo de «Estado-red» donde las empresas privadas, especialmente las tecnológicas de Silicon Valley, ganan un poder inmenso. Harari advierte sobre el riesgo de que estas «élites cognitivas» socaven la democracia liberal y propone seguir el ejemplo de figuras como William McCaskill para mantener el rumbo.
La globalización digital, ese monstruo de mil cabezas que nos prometía un futuro brillante y conectado, parece estar cocinando a fuego lento un nuevo orden mundial. Uno donde, según el análisis del historiador Yuval Noah Harari, los Estados nación podrían quedar relegados ante el avance de los «Estados-red». ¿Y quiénes pilotearían estas nuevas naves? Nada menos que los titanes tecnológicos de Silicon Valley.
¿Será que nos encaminamos a un futuro distópico gobernado por algoritmos y tecnócratas? Harari, con su habitual mezcla de clarividencia y provocación, plantea la inquietante posibilidad de que la Revolución de la Información esté pariendo un nuevo tipo de imperio. Uno donde el poder económico ya no reside en la posesión de la tierra, sino en el «coeficiente intelectual» de una élite cognitiva que parece decidida a moldear el mundo a su imagen y semejanza.
## ¿Democracia Liberal en Peligro?
La pregunta del millón es si este avance tecnológico es compatible con la democracia liberal. Harari, un defensor acérrimo del humanismo y la modernidad, no está dispuesto a renunciar a los principios que sustentan nuestra sociedad. En un claro mensaje a los «bocazas» de la «Ilustración Oscura» –ese movimiento que coquetea con ideas contrarias a la ilustración–, el historiador israelí advierte sobre los peligros de dejarse seducir por cantos de sirena que provienen de ingenieros con inclinaciones más cercanas a la brujería que a la ciencia dura.
Pero, ¿cómo llegamos a este punto? Harari lo explica con una curiosa teoría sobre la «autodestrucción del conservadurismo». En una era donde la innovación es la moneda corriente, los partidos conservadores se ven obligados a transformarse en fuerzas revolucionarias que dinamitan el sistema existente, en lugar de defenderlo. Un giro inesperado que, según Harari, los lleva a abrazar el «aceleracionismo» –una idea originalmente marxista– y a superar a la izquierda en su afán por transformar el mundo. Un déjà vu de los años 30, cuando el fascismo sedujo a una sociedad aterrada por los horrores del comunismo.
## El Giro a la Derecha en Silicon Valley
Este análisis ayuda a entender el creciente giro a la derecha que se observa en Silicon Valley desde 2020. Con una legión de multimillonarios dispuestos a convertir su poder económico en influencia política, el «motor digital» global está impulsando una reacción conservadora con esteroides. Un «Dark MAGA» –más allá del MAGA– que promete sacudir los cimientos de la sociedad. ¿Trumpismo digital? Habrá que ver cómo se desarrolla esta movida.
Ante este panorama, Harari propone seguir el ejemplo de figuras como William McCaskill, un filántropo que ha donado gran parte de su fortuna a causas benéficas. ¿Será que la clave para evitar un futuro distópico reside en un uso más responsable y ético del poder tecnológico? Y acá no pensamos en echarle toda la culpa a los yanquis, nosotros tenemos a Galperín que de humildes comienzos pasó a ser uno de los principales exportadores de trabajo tercerizado.
El debate está abierto y, como siempre, la verdad estará en algún punto intermedio. Lo que sí está claro es que la Revolución de la Información nos plantea desafíos inéditos que exigen una reflexión profunda y un debate honesto. No vaya a ser cosa que, por andar distraídos con el último gadget, terminemos entregando las llaves de nuestro futuro a una élite tecnológica que cree tener todas las respuestas.