¡GOLAZO del Pata Castro! Gimnasia madruga a Estudiantes en el clásico platense.

El Bosque explotó. Un griterío ensordecedor, como si el mismísimo Diego hubiera vuelto a calzarse la 10, se apoderó del estadio de Gimnasia cuando el Pata Castro la mandó a guardar. Fue a los 30 minutos del primer tiempo, en un clásico platense que ya se sentía caliente como un fierro de marcar.

El Pata que picó y facturó

Previo al gol, Piedrahíta, el chileno que jugó como si fuera la reencarnación de Francescoli en sus mejores épocas, armó una jugada bárbara, dejando a Castro mano a mano con Mansilla. El Pata definió con una picardía que hubiese hecho sonreír al Bambino Veira: una vaselina sutil que, si bien fue despejada en la línea por un defensor pincharrata con más suerte que talento, le quedó servida para el segundo intento. Y ahí, como buen goleador, el Pata no perdonó. La mandó al fondo de la red y desató la locura en la tribuna tripera. Uno a cero y a cobrar.

Un primer tiempo para el infarto

El partido, más allá del gol, fue un ida y vuelta constante, con ambos equipos dejando la piel en cada pelota dividida, como si fuera la final del mundo. Gimnasia, con el envión anímico del gol, manejó mejor los hilos del partido, pero Estudiantes, con la garra característica de un equipo dirigido por Bilardo, nunca bajó los brazos. El primer tiempo terminó con la mínima diferencia a favor del Lobo, pero con la sensación de que el partido podía dar un vuelco en cualquier momento.

El show del Pata Castro

Y el responsable de la fiesta tripera fue, sin dudas, el Pata Castro. Un jugador que, a veces, parece tener más lesiones que partidos jugados, pero que cuando está en cancha demuestra una jerarquía que te hace acordar a los grandes enganches del fútbol argentino. Un Bochini con menos pelo, un Riquelme con más dinámica. Un jugador diferente, que en los clásicos se agranda y se convierte en figura.