Caruso Lombardi, con la sutileza de un elefante en una cristalería, propone una cárcel acuática. ¿Será un Alcatraz porteño o una plataforma petrolera con barrotes? 2.000 presos a la deriva, ¿es una solución o el guión de una película de serie B? La campaña electoral porteña promete más emociones que la final de la Libertadores.
¿Imaginan el traslado fluvial de los reclusos? ¿Se necesitarán lanchas colectivas o un ferry con candado? ¿Y las visitas? ¿Tendrán que llevar repelente para mosquitos y chaleco salvavidas? El proyecto genera más preguntas que respuestas, pero una cosa es segura: Caruso Lombardi sabe cómo llamar la atención. Solo falta que proponga tiburones con láser en el perímetro de seguridad.
Caruso Lombardi y su peculiar propuesta para combatir la inseguridad
Ricardo Caruso Lombardi, conocido por su estilo frontal y sus excéntricas declaraciones, volvió a sorprender con una propuesta que ha generado controversia en el ámbito político y social. El candidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) planteó la construcción de una cárcel flotante en el Río de la Plata, con capacidad para albergar a 2.000 reclusos.
Una cárcel en el agua: ¿Solución o disparate?
«De esa forma, no molestan a nadie», afirmó Lombardi en relación a su proyecto, argumentando que la ubicación de la cárcel en el río evitaría posibles inconvenientes para los vecinos de la ciudad. La idea, que ha sido calificada por algunos como descabellada y por otros como innovadora, ha abierto el debate sobre las políticas de seguridad y el sistema penitenciario en la capital argentina. La propuesta inevitablemente trae a la memoria imágenes de prisiones famosas por su aislamiento, como Alcatraz en la Bahía de San Francisco.
Interrogantes y desafíos de la propuesta
La iniciativa de Caruso Lombardi plantea numerosos interrogantes en cuanto a su viabilidad y eficacia. La logística de la construcción, el traslado de los reclusos, las visitas familiares, la seguridad del perímetro y el costo de mantenimiento son solo algunos de los desafíos que presenta este proyecto. Además, se abre el debate sobre las condiciones de vida de los reclusos en una instalación de estas características y si esta medida realmente contribuiría a la reinserción social o simplemente sería una forma de aislamiento extremo. La campaña electoral porteña promete seguir dando que hablar.