Murió el Papa Francisco a los 88 años: El mundo despide al pontífice argentino

Redacción Cuyo News
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El Mundo Despide al Papa Francisco: Falleció Jorge Mario Bergoglio a los 88 Años

Un profundo sentimiento de pesar recorre el mundo católico y más allá tras confirmarse el fallecimiento del Papa Francisco este Lunes de Pascua, 21 de abril de 2025. Jorge Mario Bergoglio, el hombre que eligió el nombre de Francisco al convertirse en el 266º Sumo Pontífice en marzo de 2013, murió a la edad de 88 años, cerrando un pontificado que marcó una era para la Iglesia Católica y dejó una huella significativa en el escenario global. Primer Papa proveniente del continente americano y primer miembro de la Compañía de Jesús en ocupar la silla de Pedro, su figura trascendió las fronteras religiosas. Su deceso, ocurrido en la significativa fecha posterior a la celebración de la Resurrección, invita a la reflexión sobre su legado y la transición que ahora enfrenta la Iglesia.

De Flores al Mundo: Los Orígenes de un Pontífice

Nacido el 17 de diciembre de 1936 en el barrio porteño de Flores, Jorge Mario Bergoglio fue el mayor de cinco hermanos, hijo de inmigrantes piamonteses, Mario José Bergoglio y Regina María Sívori, quienes llegaron a Argentina en 1929, presuntamente escapando del régimen fascista italiano. Su infancia transcurrió en un entorno de clase trabajadora, forjando un carácter marcado por la austeridad. Bilingüe desde joven en italiano y español, mostró interés por el fútbol –convirtiéndose en un reconocido simpatizante de San Lorenzo de Almagro–, el básquet, el tango y la milonga. Su abuela paterna, Rosa Vasallo, jugó un papel crucial en su formación religiosa. Cursó estudios técnicos como químico, llegando a trabajar en un laboratorio y brevemente en la industria alimenticia. Desempeñó también oficios variados como portero de discoteca y conserje para colaborar con la economía familiar, experiencias que moldearían su posterior sensibilidad hacia los sectores populares. Un punto de inflexión llegaría a los 17 años, el 21 de septiembre de 1953, cuando al dirigirse a una celebración estudiantil sintió el llamado a confesarse, experimentando una profunda vocación sacerdotal que definiría el resto de su vida.

El Ascenso en la Iglesia: Servicio, Liderazgo y Controversia

Su camino formal hacia el sacerdocio comenzó en el Seminario de Villa Devoto en 1956. Tras superar una grave afección pulmonar que resultó en la extirpación parcial de su pulmón derecho, ingresó al noviciado jesuita en marzo de 1958. Obtuvo la licenciatura en Filosofía y se dedicó a la docencia antes de iniciar sus estudios teológicos. Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969. Un período complejo de su trayectoria fue su rol como superior provincial de los jesuitas en Argentina entre 1973 y 1979, coincidiendo con la última dictadura militar (1976-1983). Su figura se vio envuelta en controversias, particularmente por el secuestro de dos sacerdotes jesuitas, Orlando Yorio y Francisco Jálics. Mientras algunos críticos señalaron una presunta falta de protección o incluso complicidad, Bergoglio siempre sostuvo haber trabajado discretamente para su liberación y la de otros perseguidos. Jálics, años después, se reconcilió con él. Una demanda por estos hechos fue desestimada. Su conocida oposición a la Teología de la Liberación también fue objeto de análisis en ese contexto político. Posteriormente ocupó diversos cargos académicos y pastorales, incluyendo el rectorado de la Facultad de Filosofía y Teología de San Miguel. En 1992 fue nombrado Obispo Auxiliar de Buenos Aires, y en 1998 sucedió al Cardenal Antonio Quarracino como Arzobispo de la capital argentina. Su gestión se caracterizó por la austeridad personal –vivía en un apartamento sencillo, usaba transporte público y cocinaba sus propias comidas– y un fuerte enfoque pastoral en las villas de emergencia. Fue creado Cardenal por Juan Pablo II en 2001, pidiendo que el dinero destinado a viajar a Roma para la ceremonia se donara a los pobres. Fue una figura clave en la Conferencia Episcopal Argentina y, según trascendidos, el segundo candidato más votado en el cónclave de 2005 que eligió a Benedicto XVI.

El Pontificado Franciscano: Reformas, Gestos y Desafíos

La renuncia de Benedicto XVI en febrero de 2013 abrió un escenario inédito para el cónclave de marzo de ese año. En un contexto eclesial marcado por la crisis de abusos sexuales, tensiones internas y la necesidad de reformas curiales, la figura de Bergoglio emergió como una opción de cambio. Fue elegido en la quinta votación, el 13 de marzo, adoptando el nombre de Francisco, en honor a San Francisco de Asís, una elección inédita y cargada de simbolismo sobre sus prioridades: pobreza, paz, humildad y cuidado de la creación. Su pontificado se distinguió por gestos de sencillez, como su decisión de residir en la Casa Santa Marta. Abogó incansablemente por los migrantes y refugiados, acuñando la frase «globalización de la indiferencia». Marcó una apertura pastoral hacia personas LGBTQ+, con su célebre «¿Quién soy yo para juzgar?» y la posterior aprobación de bendiciones para parejas del mismo sexo (sin equipararlas al matrimonio). La encíclica *Laudato Si’* se convirtió en un documento de referencia sobre ecología integral. Impulsó reformas financieras y administrativas en el Vaticano, nombró mujeres en puestos relevantes y modificó la postura doctrinal sobre la pena de muerte, considerándola «inadmisible». No obstante, su papado también estuvo signado por controversias. Sus críticas al sistema económico capitalista le valieron acusaciones de simpatías de izquierda. Su manejo de la crisis de abusos sexuales clericales fue uno de los puntos más críticos; si bien tomó medidas como la expulsión del excardenal Theodore McCarrick, la abolición del secreto pontificio para estos casos y la convocatoria a una cumbre episcopal, recibió críticas por su respuesta inicial en el caso chileno (por la que luego pidió perdón) y por el manejo de otros casos sensibles. Enfrentó una creciente oposición de sectores conservadores, que lo acusaron de diluir la doctrina. La restricción de la Misa Tradicional en Latín mediante el motu proprio *Traditionis Custodes* (2021) generó una fuerte reacción de grupos tradicionalistas, y figuras como el difunto Cardenal George Pell llegaron a calificar su pontificado de «catástrofe». Sus relaciones diplomáticas con países como China y Rusia también fueron objeto de debate.

El Interregno y la Sucesión: El Protocolo Vaticano

Con la muerte del Papa Francisco, la Iglesia Católica entra en el período de **Sede Vacante**. El Cardenal Camarlengo, actualmente Kevin Farrell, ha confirmado oficialmente el deceso y sellado los apartamentos papales. Durante este interregno, el Colegio Cardenalicio asume la administración ordinaria con poderes limitados, mientras los jefes de los dicasterios vaticanos cesan en sus funciones. El Anillo del Pescador y el sello papal serán destruidos ceremonialmente. Se inicia ahora el **Novendiale**, nueve días de luto oficial. El funeral se celebrará previsiblemente entre el cuarto y sexto día tras el fallecimiento en la Plaza de San Pedro. Acorde a su estilo, Francisco había solicitado exequias simplificadas y expresó su deseo de ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, rompiendo con la tradición de sepultar a los papas en las Grutas Vaticanas. Entre 15 y 20 días después del deceso, se convocará el **cónclave** en la Capilla Sixtina. Los cardenales electores (menores de 80 años) se encerrarán bajo estricto secreto para elegir al sucesor. Se requiere una mayoría de dos tercios más uno. Las fumatas (negra si no hay acuerdo, blanca si se ha elegido Papa) anunciarán al mundo el resultado, seguido por el tradicional «Habemus Papam» desde el balcón de la Basílica de San Pedro.

Un Legado Global y Complejo

Más allá de líder espiritual de más de 1.300 millones de católicos, Francisco se consolidó como una voz moral de peso en la arena internacional. Su mediación fue relevante en el deshielo entre Cuba y Estados Unidos, y buscó acuerdos con China. Sus constantes llamados por la paz, la justicia social, la acogida de migrantes y la lucha contra el cambio climático resonaron en líderes y ciudadanos de todas las confesiones y también entre no creyentes. Su énfasis en el diálogo interreligioso y su condena a la pena de muerte y las armas nucleares marcaron su agenda global. El papado de Francisco cierra una etapa de profunda transformación, marcada por un estilo pastoral cercano y un esfuerzo reformista que generó tanto adhesiones como resistencias. Su figura, compleja y poliédrica, deja un legado que será objeto de análisis y debate durante mucho tiempo, mientras la Iglesia Católica se prepara para discernir quién guiará sus pasos en el futuro.
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