¿Alberto Fernández, el «Señor WhatsApp»? La justicia quiere chusmear sus chats con Fabiola Yañez. Buscan pruebas de violencia de género en el celular presidencial. ¿Habrá emojis comprometedores?
Ercolini, el juez que no le tiene miedo a nada, ordenó la apertura del teléfono. La defensa de Fernández patalea, pero el juez les dijo: «No se hagan los rulos». Quieren saber si hubo maltrato psicológico vía mensaje de texto. ¿Se imaginan los memes si encuentran algo turbio?
La querella quería acceso total al celular, pero el juez les paró el carro. La intimidad también existe, che. Solo verán lo relevante para la causa. ¡Menos mal! Si no, se armaba un escándalo peor que el vacunatorio VIP.
Celular Presidencial Bajo la Lupa
En un nuevo capítulo del caso de violencia de género contra el expresidente Alberto Fernández, el juez Julián Ercolini ordenó la apertura de su teléfono celular y una tablet. La medida busca recuperar conversaciones con Fabiola Yañez, ex primera dama, y su madre, para esclarecer los hechos denunciados. El peritaje, a cargo de la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP), comenzó el martes y se centra en la extracción de mensajes y archivos multimedia que puedan constituir evidencia.
Disputa por la Información
La defensa de Fernández, liderada por Silvina Carreira, solicitó especificar los archivos a analizar y pidió la destrucción del material extraído luego del peritaje. El juez Ercolini rechazó ambas peticiones, argumentando que la destrucción «implica la pérdida de la base informativa (…) evitando toda trazabilidad de los documentos digitales originales». Asimismo, denegó el pedido de la querella, representada por Mariana Gallego, de obtener una copia completa de la extracción forense, para proteger el derecho a la intimidad del expresidente. Ercolini aclaró que la querella tendrá «amplia participación y control del resultado del peritaje».
Contexto de Violencia de Género
La causa, confirmada por la Cámara Federal porteña, investiga hechos de lesiones leves y graves, agravados por el vínculo, abuso de poder y amenazas coactivas. Se ha corroborado un «contexto de violencia de género» marcado por la «asimétrica relación de poder» entre Fernández y Yañez. Los camaristas Eduardo Farah y Martín Irurzun señalaron «fuertes motivos» para creer que Fernández, aprovechándose de la vulnerabilidad de Yañez, ejerció violencia psicológica de forma habitual, incluyendo «acoso, hostigamientos, controles, indiferencia, insultos, culpabilización, destrato, retiro de la palabra, ninguneos y hostilidad». El deterioro en la salud de Yañez, producto del aislamiento y la violencia en la Quinta de Olivos, también fue un factor determinante en la confirmación del procesamiento.