Un apagón masivo afecta a España y Portugal, con una duración estimada de 6 a 10 horas para su reparación. El incidente ha paralizado el transporte, afectado servicios esenciales y provocado la activación de la Unidad Militar de Emergencias en la Comunidad Valenciana.
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España y Portugal decidieron, en un acto de solidaridad ibérica, hacer un desenchufado, experimentar qué se siente vivir en el siglo XIX por unas horas. Un apagón masivo, de esos que te hacen recordar la importancia de las velas (y maldecir no haber comprado más en el último corte de luz), dejó a la península en tinieblas.uy… que miedo… Red Eléctrica, con la tranquilidad de quien acaba de descubrir que se olvidó la plancha prendida, calificó el incidente como «excepcional y totalmente extraordinario». Traduciendo al castellano: «No tenemos ni la más remota idea de qué pasó, pero tranquilos, ya vamos a enchufar algo a ver si funciona».
El panorama fue digno de una película postapocalíptica, pero con menos zombies y más gente buscando desesperadamente un cargador portátil. Trenes detenidos, aviones en tierra, semáforos apagados… un caos organizado al mejor estilo español. La DGT, en un rapto de lucidez, recomendó evitar desplazamientos innecesarios. O sea, si no tenés que salir, quedate en tu casa a oscuras, reflexionando sobre la fragilidad de la civilización moderna.
Y como si fuera poco, los supermercados empezaron a aceptar solo efectivo. Sí, señores, volvimos a la época de las cavernas financieras. Las tarjetas de crédito, esos rectángulos mágicos que nos permiten comprar cosas que no podemos pagar, se convirtieron en pisapapeles de lujo. Y la gente, con la desesperación de un náufrago buscando un salvavidas, corrió a comprar radios a pilas. Porque claro, en una crisis, lo más importante es saber si va a llover mañana.
Mientras tanto, en la Comunidad Valenciana, el Centro de Emergencias pidió activar la UME. ¿Para qué? Para ayudar en el abastecimiento de combustible para las zonas sanitarias. Porque si hay algo que no puede faltar en un apagón es… ¿gasóleo? En fin, misterios de la burocracia española. Lo importante es que la UME está ahí, lista para lo que sea. Ya sea rescatar gatitos de los árboles, repartir velas o, quién sabe, reiniciar Windows 95 en la central eléctrica. Total, si ya estamos en el siglo XIX, ¿qué más da?
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