Trump fija condiciones para negociar con China en Ginebra

Redacción Cuyo News
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CNN
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, delineó este viernes las condiciones bajo las cuales se iniciarán las primeras conversaciones comerciales de su administración con China. La reunión tendrá lugar en Ginebra este fin de semana.

A través de una serie de publicaciones en la red social Truth Social, Trump pareció establecer sus demandas y posibles concesiones para el encuentro entre el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, el representante comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, y sus contrapartes chinas. Trump declaró que China debe incrementar sus importaciones de productos estadounidenses y, a cambio, considera que Estados Unidos debería reducir su arancel del 145% sobre la mayoría de los productos chinos al 80%.

Las exigencias de Trump y la realidad del mercado

“CHINA DEBERÍA ABRIR SU MERCADO A EE.UU. ¡¡¡SERÍA MUY BUENO PARA ELLOS!!! LOS MERCADOS CERRADOS YA NO FUNCIONAN!!!”, publicó el mandatario, empleando mayúsculas y signos de exclamación para enfatizar su mensaje.

“¡80% de arancel a China parece lo correcto! Depende de Scott B”, añadió Trump en otro posteo, refiriéndose evidentemente a Scott Bessent.

Esta propuesta de reducción, a pesar de ser un descenso significativo, supondría mantener un arancel considerablemente alto. Según Ryan Petersen, CEO de Flexport, los envíos de China a Estados Unidos ya han experimentado una caída del 60% bajo el actual régimen arancelario.

Economistas han sugerido que el umbral decisivo para una potencial normalización del comercio entre ambos países se sitúa en un arancel del 50%, lo que pone en duda si una rebaja al 80% sería suficiente para motivar a las empresas estadounidenses a retomar las importaciones a gran escala desde China.

Mientras tanto, los efectos de la escalada arancelaria ya son palpables. Las subidas de precios se están materializando y analistas de Goldman Sachs anticiparon el jueves que una medida clave de la inflación podría duplicarse hasta el 4% a finales de año como consecuencia de la guerra comercial. Incluso si los aranceles se eliminaran por completo este fin de semana, Estados Unidos seguiría enfrentando alzas de precios y potenciales episodios de escasez a corto plazo, dada la drástica disminución de los envíos recientes a los puertos estadounidenses.

China informó el viernes que sus exportaciones a EE.UU. cayeron un 21% el mes pasado, incluso antes de que los aranceles más recientes ejercieran su pleno impacto.

Trump ha interpretado esta disminución de las importaciones como un resultado favorable. Desde la Oficina Oval, el presidente afirmó que la reducción de los envíos desde China implica que Estados Unidos ya no está “perdiendo dinero”, una afirmación recurrente pero que equipara incorrectamente un desequilibrio comercial con pérdidas económicas directas.

Tanto Trump como Bessent han sostenido que los altos aranceles impuestos por ambos países – el 145% estadounidense sobre productos chinos y el 125% chino sobre la mayoría de los productos estadounidenses – son insostenibles y demandan una reducción.

Expectativas moderadas para las charlas en Ginebra

A pesar del inicio de las negociaciones, funcionarios de la administración Trump están buscando moderar las expectativas sobre los resultados concretos de las conversaciones de este fin de semana en Ginebra. Altos funcionarios informados sobre los planes las describen como un valioso primer paso, pero no esperan que de ellas surja un “acuerdo” integral o un marco comparable al anunciado con el Reino Unido.

Scott Bessent, en declaraciones concedidas a Fox News el martes, indicó que el objetivo principal de las conversaciones es iniciar el proceso de descongelación de la relación comercial.

“Tengo la sensación de que se trata de una desescalada, no de un gran acuerdo comercial… pero tenemos que desescalar antes de poder avanzar”, expresó Bessent. “Un 145% (de aranceles), un 125%, equivale a un embargo. No queremos desvincularnos, lo que queremos es un comercio justo”.

Paralelamente, la agresiva política comercial ha impactado la economía estadounidense. El informe de la semana pasada sobre el PIB, el cual mide la actividad económica total, mostró la primera contracción de Estados Unidos desde principios de 2022. Este retroceso se atribuyó, en parte, a la acumulación de inventarios por parte de las empresas para adelantarse a la aplicación de los aranceles. Es importante destacar que esta contracción se produjo en el primer trimestre, antes de que las medidas comerciales más severas entraran plenamente en vigor.

A pesar de las crecientes advertencias y la perturbación económica, Estados Unidos y China mantienen diferencias sustanciales para alcanzar un acuerdo comercial de fondo. Aun con el inicio de las conversaciones este fin de semana, Bessent sugirió que la normalización del comercio con China podría extenderse por un período de entre dos y tres años.

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