Cumbre clave: Trump baja la tensión arancelaria con China

Redacción Cuyo News
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CNN

Pocas horas después de que la delegación negociadora del presidente Donald Trump emprendiera vuelo para las reuniones económicas de mayor relevancia a nivel mundial, el mandatario optó por anunciar una sorpresiva iniciativa a través de sus plataformas de redes sociales.

La decisión de Trump de plantear la posibilidad de reducir los aranceles aplicados a China, pasando de un 145% a un 80%, generó la percepción de que el presidente estaba negociando unilateralmente antes del inicio formal de las conversaciones. Sin embargo, el contenido del mensaje no resultó totalmente inesperado para sus principales negociadores, quienes ya habían considerado internamente la posibilidad de una disminución arancelaria previa a las discusiones entre Estados Unidos y China que tendrían lugar en Ginebra, Suiza.

No obstante, la noticia sí tomó por asalto a los funcionarios chinos.

La aparente deferencia de Trump hacia el secretario del Tesoro, Scott Bessent, mencionado en la publicación como el encargado de la decisión final, parecía destinada a realzar la figura de “Scott B” ante sus contrapartes chinas. En la práctica, las autoridades estadounidenses reconocen que la decisión final y la consolidación de cualquier acuerdo significativo recaerán en última instancia sobre Trump y el líder chino Xi Jinping.

Negociaciones en Ginebra: Un Camino Diferente

Bessent y el representante de Comercio de EE.UU., Jamieson Greer, arribaron a Ginebra con una agenda de dos días de reuniones con altos funcionarios chinos, buscando lo que podría considerarse resultados menos ambiciosos, pero no exentos de importancia.

Funcionario de la Casa Blanca han remarcado que las conversaciones con China se encuentran en una vía separada de la dinámica y acelerada búsqueda de acuerdos comerciales con numerosas otras naciones. Estas últimas negociaciones se formalizaron tras la decisión de Trump del 2 de abril de suspender los aranceles “recíprocos” por un período de 90 días.

Los asesores de Trump han presentado algunas de estas negociaciones bilaterales como una herramienta adicional para ejercer presión sobre la economía china, focalizándose en asegurar acuerdos tempranos con países de la región Indo-Pacífico, incluyendo Corea del Sur y Japón.

El acercamiento de la Casa Blanca respecto a China se define, en sus etapas iniciales, como un enfoque radicalmente distinto, autónomo y diferenciado del conjunto de las aproximadamente 20 negociaciones prioritarias en curso.

Los funcionarios de la administración han delineado un proceso que busca comenzar con pasos mutuos hacia la desescalada, seguidos por exigencias de movimientos específicos por parte de China para abordar las prioridades de Trump, tales como la facilitación de la producción de fentanilo y la reanimación del acuerdo comercial “Fase Uno” entre EE.UU. y China, gestado durante su primer mandato.

Estos pasos iniciales sentarían las bases para discusiones de mayor amplitud sobre la relación comercial y económica entre ambas naciones.

“Esta conversación trata sobre: ¿Podemos llegar a un lugar estable y tal vez eso sea una base para algo más?”, manifestó Greer el jueves en una entrevista con CNBC.

Las preocupaciones más apremiantes de Estados Unidos sobre los controles de exportación impuestos por China en relación con las tierras raras también podrían propiciar acuerdos en etapas tempranas, pero cualquier tipo de acuerdo de gran envergadura constituye, en el mejor de los escenarios, un proceso a largo plazo.

A menos, por supuesto, que Trump decida lo contrario.

La Influencia Presidencial y las Señales de Avance

Tanto asesores económicos actuales como anteriores de la administración suelen introducir las conversaciones sobre negociaciones con alguna variante del hecho de que Trump es capaz de modificar el rumbo en cualquier instante.

A pesar de ello, los asesores de Trump consideran esta reunión como una oportunidad para encontrar un camino fuera de un estado de parálisis que ha sido persistente y peligroso. Han observado señales positivas en el período previo a las conversaciones que, después de una tensión de meses, se organizaron de una manera predecible y cuidadosamente coreografiada.

Ambas partes anunciaron las reuniones programadas en una coordinación casi perfecta. Ambas partes insistieron en que sus principales negociadores solo estaban de paso por una ciudad que históricamente ha funcionado como territorio neutral para las relaciones diplomáticas más conflictivas. Ambas partes han mantenido, en términos generales, sus líneas rojas públicas, lo que sugeriría escaso progreso, al tiempo que han transmitido un nuevo nivel de flexibilidad a través de canales asociados.

La calidad de los funcionarios que encabezarán las conversaciones por ambos lados es el indicio más tangible de que las discusiones son serias y buscan un avance sustancial hacia la desescalada.

He Lifeng, el principal funcionario económico de Xi y un miembro cercano del círculo íntimo del líder chino, liderará la delegación de China. También se espera la participación de Wang Xiaohong, el principal asesor de seguridad de Xi, según informaron dos fuentes cercanas al asunto.

Greer, quien durante el primer y segundo mandato de Trump ha estado en contacto con la mayoría de los funcionarios de comercio y economía que se prevé asistan a las reuniones, afirmó que el listado de participantes representa “personas que son serias”.

“Están enviando personas reales para conversar con nosotros sobre problemas reales, por lo tanto, estoy confiado en que podremos sostener una discusión directa y sincera con estas personas”, expresó Greer a CNBC.

Bessent se ha convertido en el rostro público del equipo económico de Trump. Greer, un funcionario de comercio de alto rango en el primer mandato de Trump, ha asumido un papel cada vez más relevante dentro del equipo económico del presidente desde su confirmación en el Senado en febrero, aportando un nivel similar de seriedad por el lado estadounidense.

El director del Consejo Económico Nacional, Kevin Hassett, quien conversó con Bessent y Greer poco antes de su partida, señaló a los periodistas en la Casa Blanca que ha habido “señales muy prometedoras” por parte de China en la antesala de las reuniones. Describió el período previo al encuentro como un entorno donde ambas partes han actuado con “respeto, colegialidad y esbozos de desarrollos positivos”.

Este nivel básico de diplomacia profesional representa un cambio notable respecto al primer mes del segundo mandato de Trump, donde funcionarios chinos intentaron contactar sin éxito a sus contrapartes estadounidenses y asesores cercanos, según diversas fuentes informadas.

Esto dejó a los funcionarios chinos en un estado de “frustración y confusión”, de acuerdo con un diplomático europeo al tanto de la situación. Lo que rápidamente se hizo evidente, agregó el diplomático, fue la seriedad con la que Trump buscaba reorientar completamente la relación bilateral, empleando la fuerza económica como su método principal.

La represalia de China, de la cual Trump y sus asesores habían advertido, no constituyó una sorpresa. No obstante, sí acentuó una fractura en la relación que representa una amenaza para la economía global y ya ha generado una tensión considerable en las economías internas de ambas naciones.

El Enfoque en Fentanilo y el ‘Acuerdo Ideal’

Funcionarios estadounidenses han declarado públicamente, y mantienen también en privado, que la economía china sencillamente no está en condiciones de sostener una prolongada guerra comercial con Estados Unidos. Se han visto respaldados en esta perspectiva por datos económicos recientes que, según argumentan, ponen de manifiesto una combinación de fragilidad inherente al sistema económico del país y el agudo riesgo que implica un embargo comercial de facto con la economía más grande del mundo.

Las autoridades estadounidenses señalaron un acercamiento discreto por parte de funcionarios chinos que propició la planificación de la reunión, con un alto asesor de seguridad de Xi comunicando un deseo de trabajar para abordar las principales preocupaciones de Trump en relación con el fentanilo.

La marcada fijación de Trump con Xi y un potencial acuerdo económico de gran alcance ha sido una característica públicamente notoria de su primer y segundo mandato en la Casa Blanca, a menudo para disgusto de sus asesores de línea más dura.

ellos perciben su evaluación general de China como clara y enfocada en mitigar las vulnerabilidades económicas y de seguridad. Sin embargo, no escasean ejemplos muy específicos de su disposición a apartarse de cualquier tipo de enfoque lineal agresivo.

La búsqueda de un acuerdo económico de gran magnitud podría seducirlo una vez más.

“Es su ballena blanca”, comentó a CNN un funcionario de la Casa Blanca del primer mandato de Trump. “Piénsalo como su deseo de ganar el premio Nobel de la Paz: un gran acuerdo con China es la versión económica de eso”, añadió.

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