Acceso abierto, derechos de autor y edición académica: Un laberinto para el conocimiento
El mundo de la publicación académica presenta una dinámica peculiar: investigadores invierten tiempo y esfuerzo en producir conocimiento, cediendo luego los derechos de su obra a editoriales que, en muchos casos, obtienen beneficios económicos sustanciales sin compensar adecuadamente a los autores. Como reza el dicho popular, “Cría cuervos…”, pero en este caso, los cuervos son las editoriales académicas.
Para quienes no estén familiarizados con esta dinámica, “quienes investigan no reciben ninguna compensación de las editoriales académicas al publicar su trabajo, ni control sobre los derechos vinculados a su difusión”. La paradoja radica en que estos materiales son comercializados por las editoriales, que obtienen ganancias millonarias a partir de un trabajo que consiguen de forma gratuita.
La promesa (y el costo) del acceso abierto
Una alternativa a este modelo es el acceso abierto, que permite la publicación de contenidos sin las restricciones de suscripción impuestas por las editoriales. “El acceso abierto implica la posibilidad de publicar contenidos, artículos o libros, sin las restricciones de suscripción impuestas por los editores”. Sin embargo, incluso esta vía puede implicar costos significativos para los autores, quienes deben abonar tarifas para “liberar” su trabajo de los derechos de autor.
Algunas universidades y organismos financiadores ofrecen apoyo económico para cubrir estos costos, pero esta no es la realidad para todos los investigadores. Como en tantos otros ámbitos, “este es terreno de privilegios, desigualdades y geografía: factores que conceden ventajas y amplifican brechas”.
Meta y la piratería académica: ¿Un acto de rebeldía o mera conveniencia?
La búsqueda de datos para entrenar la inteligencia artificial ha llevado a situaciones controversiales. Meta, por ejemplo, “para eludirlos, recurrió a una base de datos formalmente ilegal como LibGen, y lo hizo en secreto”. Esta acción plantea interrogantes sobre la ética de las grandes tecnológicas y su relación con los derechos de autor.
¿Es esta una reacción contra un sistema injusto, o simplemente una muestra de la voracidad de una empresa que busca maximizar sus beneficios? La respuesta, como suele ocurrir, no es blanco o negro.
El extractivismo de la IA generativa
La inteligencia artificial generativa se alimenta de datos, muchos de ellos provenientes de fuentes que no siempre respetan los derechos de autor. “No es posible hablar de IA omitiendo sus rasgos políticos y económicos, o haciéndolo en abstracto”. En este contexto, es fundamental analizar las condiciones en las que se crea la IA, los actores implicados y sus fines. “El problema no es la IA, sino las condiciones en las que se crea, los actores implicados y sus fines”.