¿La IA nos hace «vagos»? El debate universitario que inquieta

Redacción Cuyo News
6 min
Cortito y conciso:

Estudiantes y trabajadores comienzan a cuestionar el uso excesivo de la inteligencia artificial (IA) en tareas académicas y laborales. Un estudio de Microsoft revela que la IA puede disminuir la diversidad de ideas y el esfuerzo cognitivo. Aunque la IA es útil para tareas repetitivas, su impacto en el pensamiento crítico y la creatividad genera debate. ¿Nos estamos volviendo dependientes de la máquina, o la IA puede ser una herramienta para potenciar el pensamiento?

¿La inteligencia artificial nos está volviendo más vagos? El debate que sacude universidades y empresas

La inteligencia artificial (IA) generativa llegó para quedarse, pero no todos están convencidos de sus bondades. Mientras algunos la ven como una herramienta revolucionaria, otros levantan la ceja ante su posible impacto en el pensamiento crítico y la creatividad. ¿Estamos ante el fin del esfuerzo intelectual, o simplemente frente a una nueva forma de trabajar y estudiar?

El testimonio de Mónica de los Ángeles Rivera Sosa, estudiante de Comunicación Política, es un campanazo de alerta. «Empecé a usar ChatGPT en mi segundo año de universidad… rápidamente lo integré para todo y mi trabajo era tan fácil como hacer clic en un botón», relata. Pero la facilidad tuvo su precio: «Me di cuenta de que no podía recordar la última vez que había escrito un ensayo por mí misma». Una confesión que pone los pelos de punta a más de un profesor.

El dilema de la creatividad en la era de la ia

Macarena Paz Guerrero, estudiante de Periodismo, comparte la misma inquietud. «He dejado de usar la inteligencia artificial para hacer los trabajos de la universidad, porque no me hace bien. El curso pasado me sentí menos creativa». La pregunta es inevitable: ¿la IA nos está facilitando la vida a costa de nuestra capacidad de generar ideas originales?

Un reciente estudio de Microsoft aporta datos que alimentan la polémica. Tras entrevistar a 319 trabajadores, la investigación reveló que los usuarios de IA producen un conjunto menos diverso de resultados para la misma tarea. En otras palabras, quienes confían ciegamente en la máquina se esfuerzan menos en aportar ideas propias. ¿Estamos delegando nuestro pensamiento en un algoritmo?

Pero no todo es blanco o negro. Francisco Javier González Castaño, catedrático de la Universidad de Vigo, señala que la IA es de gran ayuda para tareas repetitivas. El quid de la cuestión, parece, es discernir cuándo la IA es una aliada y cuándo una muleta.

¿Es el sistema educativo el verdadero problema?

«En el momento en el que un trabajo para la universidad lo puede resolver sin problema una máquina, el problema no es de los alumnos, sino del sistema educativo», dispara Violeta González, pianista y estudiante de un máster pedagógico. Una crítica que pone el dedo en la llaga: ¿están las universidades preparando a los estudiantes para un mundo donde la creatividad y el pensamiento crítico son más valiosos que nunca?

A pesar de las críticas, la IA generativa está ampliamente extendida en el ámbito universitario. Según un estudio de la Fundación CYD, el 89% de los estudiantes universitarios españoles de grado emplea alguna herramienta de IA para resolver dudas, investigar, analizar datos o redactar trabajos. Un dato que refleja la magnitud del desafío que enfrenta el sistema educativo.

Toni Lozano, profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona, lo resume con claridad: «Pueden ser de ayuda para aquellos alumnos que quieren mejorar la calidad del trabajo y desarrollar habilidades propias. Y pueden ser nefastas para los que no quieren esforzarse o no tienen motivación». La IA, como cualquier herramienta, es un arma de doble filo.

El futuro del pensamiento crítico en la era de la ia

Ante la uniformidad de los resultados generados por la IA, fomentar el pensamiento crítico se ha convertido en un desafío crucial. Las empresas tecnológicas son conscientes de ello. OpenAI y Anthropic, líderes en el campo de la IA, han lanzado versiones de sus chatbots enfocadas en la educación, con el objetivo de estimular el pensamiento crítico en los estudiantes.

Pero, ¿es suficiente? Macarena Paz Guerrero plantea una pregunta inquietante: ¿qué diferencia hay entre usar Google y la IA generativa para hacer un trabajo? «En los buscadores, tú introduces la pregunta, consultas diferentes páginas y estructuras tus respuestas añadiendo y descartando lo que consideras oportuno», explica. La IA, en cambio, ofrece respuestas prefabricadas, limitando la capacidad de decisión del usuario.

«Una de las mayores limitaciones que encuentro en ChatGPT es que no sabe decir que ‘no’. Si no conoce una respuesta, se la inventa», advierte Violeta González. Una reflexión que nos invita a tomar con pinzas la información proporcionada por la IA y a ejercer nuestro propio juicio crítico.

La IA puede ser una herramienta poderosa, pero no es un sustituto del pensamiento humano. El desafío, como sociedad, es aprender a utilizarla de manera inteligente, sin renunciar a nuestra capacidad de pensar por nosotros mismos. ¿Lo lograremos?

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