<div class="semiton-wrapper" data-texto="¡El parqué se puso fashion! ASB GlassFloor inventó canchas LED que cambian más rápido que político en campaña. 🏀➡️🦖 Ahora, tu cancha muta de estadio a sala de escape en un toque. ¿Lo más bizarro? Podés ver las chances de encestar del jugador ¡EN EL PISO! 🤯 Thanos Bichtas del Panathinaikos dice que es como "reimaginar la conexión con los hinchas". ¡Y los niños diseñan laberintos! 🤹♂️ ¿Próximo paso? ¡Carreras de karting en el estadio! 🏎️ Babinsky lo resume: un 1% más de presupuesto, 100% más de utilidad. ¡Un golazo!"> #Aquí va la noticia semitón#
El futuro del deporte se ilumina: canchas LED revolucionan la experiencia en estadios
Christof Babinsky, visionario al frente de ASB GlassFloor, tomó la posta de su padre en 2012 y le dio un giro tecnológico a la empresa, enfocándose en superficies LED. El primer hit fue "ASB Multisports", una pantalla de suelo camaleónica que mutaba entre las líneas de básquet, vóley y handball. Pero la joyita llegó en 2015: "ASB Lumiflex", la pantalla LED más completa que este cronista vio jamás en Orlando.
El gran salto fue la aprobación de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) en 2022. Los burócratas del deporte, sacudidos tal vez por la pandemia, abrieron la puerta al vidrio como superficie oficial de juego, además de la tradicional madera. El debut oficial de ASB fue en la Copa Mundial Femenina sub-19 en 2023.
De Múnich a Indiana: la expansión imparable de ASB
Equipos de la talla del Bayern Munich y el Panathinaikos ya despliegan su magia sobre estas canchas interactivas. Incluso, el mismísimo Fin de Semana de las Estrellas de la NBA 2024, en Indiana, se rindió a los encantos de ASB. Y ni hablar del "Big Blue Madness" de la Universidad de Kentucky en 2024, un evento que, con esta tecnología, parece sacado de una película de ciencia ficción.
Las posibilidades, como diría un vendedor de crecepelo, son infinitas. La cancha se transforma en un lienzo digital gigante. Puede simular el parqué de toda la vida, con sus vetas de madera y todo, o de repente… ¡boom!, mutar en otra cosa.
Publicidad interactiva: el golazo de las marcas
Durante un tiro libre, esos 45-60 segundos de tensión, la cancha se convierte en una valla publicitaria de alto impacto. Mientras el jugador se concentra, al costado se proyecta su porcentaje de efectividad, ¡con el logo de la marca auspiciante bien grandote! Una genialidad, ¿no?
"Esta superficie nos ha permitido reimaginar por completo cómo conectamos con los aficionados y cómo aportamos valor a nuestros socios comerciales", confesó Thanos Bichtas, responsable de marketing del Panathinaikos, en un correo electrónico que llegó a nuestra redacción. "Ya sean intros dinámicas con animaciones personalizadas o efectos visuales en directo que reaccionan a las grandes jugadas, ahora ofrecemos un nivel de narración visual que transforma el estadio en una experiencia interactiva".
Bichtas remata: la cancha es un imán para las marcas, pero, ojo, sin interrumpir la experiencia del hincha. ¡Más bien, la mejora!
Infinity League, una liga de fútbol sala en la que participan equipos de Alemania e Italia, utiliza la superficie de vidrio para intensificar la acción.
ASB GlassFloor
El nuevo y colorido juego de rol de Outerloop Games saldrá a la venta el año que viene. El estudio dice estar decidido a «humanizar» las experiencias de los inmigrantes en medio de las redadas del ICE.
Ejercicios en el suelo
En una visita exclusiva, nos mostraron actividades para los más chicos que transforman estas canchas en aulas interactivas: representaciones de dinosaurios a escala, criaturas marinas y hasta la posibilidad de diseñar laberintos para correr. ¡Imaginen a los pibes aprendiendo sobre el Cretácico mientras pisan un T-Rex gigante!
Bichtas cuenta que el Panathinaikos ya usa su cancha ASB para eventos de todo tipo, desde activaciones de marca hasta cursos de básquet para los fanáticos, sobre todo los más jóvenes. Christof, fanático de los *karts*, sueña con un circuito completo en una cancha ASB. ¡La próxima Fórmula 1 podría correrse en un estadio!
«La infraestructura de un estadio cuesta entre 250 y 350 millones de euros. Si ponemos nuestro suelo, solo supone un 1% más del presupuesto total. Pero el suelo permitirá que el estadio se utilice mucho más a menudo, porque de repente no se utilizará para un partido en casa cada dos semanas. No, puedes tener niños allí el lunes por la mañana», remata Babinsky. Un visionario, este hombre. Y un vendedor de aquellos.