¡Atención, gente linda! Dicen que la Cámara de Casación se puso los pantalones largos y salió a bancar al juez Borinsky. ¿La razón? El pobre hombre, que no es Superman pero casi, recibió su buena ración de «amor» cibernético. ¡Sí, sí, como lo oyen! Amenazas de las buenas, de las que te hacen pensar dos veces antes de abrir un mail sospechoso, y lo peor: antisemitismo de manual, de ese que creíamos erradicado pero que, cual zombie en película de terror, siempre vuelve.
Parece que confirmar una condena no es solo un trámite legal, ¡es una invitación a la creatividad de los trolls! Porque, déjenme decirles, los «artistas» de la web no perdieron el tiempo en relacionar la imagen del juez con amenazas iraníes y, para rematar, le aplicaron la vieja confiable: la comparación antisemita que ni el mismísimo Goebbels se hubiera atrevido a tanto. ¡Hasta la DAIA, que no se anda con chiquitas, se metió en la puja!
Y mientras Borinsky lidia con la versión digital del bullying escolar, otros jueces, como el buen Mahiques (el de los carteles en Mercedes, ¿se acuerdan?), se las ven en figurillas con sus propios «fans». La Cámpora, que no le teme a nada ni a nadie, le dedicó un «MAFIOSO y CAGÓN» a Rosatti, y los militantes, que son unos genios del multitasking, ¡hasta rayaron paredes con «Rosatti, ojo»! ¿Será que el humor negro llegó al Poder Judicial o estamos ante una nueva forma de «expresión artística» que debería preocuparnos? La ONU, que siempre anda con el sermón, ya advirtió: estos discursos de odio son como el COVID, se expanden rapidísimo y dejan un tendal de intolerancia. ¡Y pensar que antes las amenazas llegaban por correo postal y ahora te llegan por X! ¡Qué modernidad, che!
Acoso digital: la justicia bajo el fuego del odio en redes
La Cámara Federal de Casación Penal, en un acuerdo celebrado este martes y presidido por Daniel Petrone, ha emitido un comunicado de solidaridad y respaldo al juez Mariano Borinsky. La determinación surge tras una serie de incidentes de amedrentamiento y expresiones discriminatorias de índole religiosa que se han manifestado en diversas plataformas de redes sociales.
Estos ataques se intensificaron luego de que el magistrado confirmara la condena de la expresidenta Cristina Kirchner en la resonada causa conocida como Vialidad. Las publicaciones, originadas en un perfil de la red social X (anteriormente Twitter) aún sin identificar, delinean una «campaña de hostigamiento personal, antisemitismo manifiesto, amenazas directas y apología del delito» dirigida específicamente a Borinsky.
La embestida antisemita y las implicaciones legales
La Cámara destacó que los ataques constituyen «flagrantes delitos de acción pública contra el nombrado en razón de su cargo de magistrado y de su religión judía». Entre las deplorables publicaciones, se incluyen asociaciones visuales y textuales entre la imagen de Borinsky y amenazas emitidas por el régimen iraní, así como comparaciones gráficas que evocan estereotipos antisemitas históricamente utilizados por el nazismo, y declaraciones con amenazas de violencia extrema directamente hacia el juez.
En este contexto, la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) ha tomado cartas en el asunto, presentándose como querellante y formulando la denuncia correspondiente en el fuero federal. La acción legal busca abordar los hechos expuestos, que encuadran en diversos delitos de acción pública, como amenazas, apología del delito y violación de la ley antidiscriminatoria.
Un patrón de hostigamiento y la advertencia internacional
La situación del juez Borinsky no es un suceso aislado dentro del panorama judicial argentino. Otros magistrados también han sido objeto de hostigamiento. Tal es el caso de Carlos Mahiques, otro juez de Casación, cuya imagen y la de sus hijos fueron utilizadas en carteles amenazantes en Mercedes, su ciudad natal.
De igual manera, figuras políticas han contribuido a la escalada discursiva. La Cámpora, liderada por Máximo Kirchner, realizó publicaciones en redes sociales calificando a un miembro de la Corte, Rosatti, de «mafioso y cagón». Simultáneamente, un militante afín al kirchnerismo realizó grafitis cerca de la residencia de Rosatti con la advert advertencia «Rosatti, ojo», con el apoyo de la diputada Florencia Carignano. El Partido Justicialista de Santa Fe, por su parte, tildó a Rosatti de «traidor».
La expresidenta Cristina Kirchner también lanzó epítetos descalificatorios contra Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Carlos Rosenkrantz, tildándolos de «monigotes y títeres». A esto se suman las declaraciones de los jueces Alejo Ramos Padilla y Juan Ramos Padilla, quienes señalaron que el máximo tribunal «no tiene legitimidad» para fallar contra la expresidenta. En las redes, además, circulan amenazas de prender fuego la casa de Lorenzetti en Rafaela, y la diputada Vanesa Siley ha anunciado un nuevo intento de juicio político para destituir a los jueces de la Corte.
La Cámara de Casación, en un comunicado, recordó las advertencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que ha señalado que los discursos de odio, especialmente en línea, promueven la violencia, la intolerancia y generan «un efecto devastador en la sociedad», exacerbado por las nuevas tecnologías de la comunicación. Este tipo de retórica divisoria, según la ONU, se ha convertido en una de las formas más habituales de extenderse a escala global, comprometiendo la paz mundial.