Vie. 27.06.2025-17:31
Tras los insultos a Kicillof, Tolosa Paz pasó a Milei por la IA y lo corrigió: «Si es pelotudo no es eunuco»
La diputada de Unión por la Patria, Victoria Tolosa Paz, no anduvo con chiquitas. Criticó duramente al presidente Javier Milei por la reciente andanada de insultos, chicanas y acusaciones dirigidas al gobernador bonaerense, Axel Kicillof. En un movimiento digno de la era digital, la legisladora no dudó en recurrir a la inteligencia artificial para buscar respuestas, planteándole a la máquina una pregunta que bien podría haber surgido en una tertulia política: ¿Existe alguna comparación plausible entre la figura presidencial y la de Iósif Stalin, personaje al que el propio mandatario asimiló a Kicillof?
La respuesta del algoritmo, con esa frialdad que solo una inteligencia no humana puede ofrecer, fue elocuente: «Si miramos más allá de las etiquetas ideológicas, hay algunos rasgos de estilo de poder, discurso y práctica política que pueden ser superficialmente parecidos, aunque provienen de motivaciones y contextos muy diferentes». Los rasgos señalados por la IA incluyen «el personalismo extremo, el lenguaje agresivo, el poder verticalista, la polarización política y la reescritura del pasado». Un combo explosivo que, según la máquina, podría aplicarse a más de un personaje histórico, aunque las motivaciones y contextos cambien.
La contradicción en el insulto: ¿genio o despiste?
Pero la jugada de Tolosa Paz no se detuvo en el análisis tecnológico. La diputada, con una picardía digna de un titiritero político, no dudó en señalar una contradicción flagrante en los epítetos lanzados por Milei contra Kicillof. «Si es pelotudo no es eunuco», sentenció la legisladora, refiriéndose a dos de los calificativos empleados por el Presidente. Un golpe bajo para la coherencia discursiva presidencial, que puso en jaque la lógica detrás de algunas de sus más encendidas invectivas.
La frase de Tolosa Paz, que rápidamente se viralizó en el intrincado universo de las redes sociales, no solo generó controversia, sino que también abrió un debate sobre la calidad del lenguaje político en la Argentina actual. ¿Es lícito cualquier tipo de calificativo en la arena pública? ¿O existen límites que, incluso en el fragor de la batalla dialéctica, no deberían cruzarse? La diputada, al parecer, tiene su postura clara al respecto, y no dudó en utilizar la sorna para dejar en evidencia lo que considera un desatino presidencial. Un nuevo round en un cuadrilátero político que, a pesar de los avances tecnológicos, sigue pareciéndose más a una tragicomedia griega que a un algoritmo predecible.