Canciller minimiza el saludo Milei-Lula en Mercosur: ¿qué hubo detrás?

Redacción Cuyo News
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Tras la conclusión de la cumbre del Mercosur, evento que marcó el fin de la presidencia pro témpore de Javier Milei en el bloque regional, el canciller Gerardo Werthein salió al cruce de las interpretaciones desatadas por el saludo entre el mandatario argentino y su par de Brasil, Lula Da Silva. El funcionario, con la serenidad que otorgan los años de experiencia en el arte de la diplomacia, afirmó que la imagen en cuestión solo capturó «un instante» y, de ese modo, relativizó los análisis que pronosticaban una tensión inusitada en aquel encuentro entre ambos presidentes.

«La foto capta un instante, pero luego se saludaron bien. Cuando concluyó la reunión, (Milei) le pasó el martillo (a Lula) y se saludaron, se dieron un abrazo», detalló el ministro de Relaciones Exteriores, refiriéndose al simbólico instrumento que representa la titularidad del bloque, ahora en manos del gobierno brasileño. La narrativa oficial busca desarmar el imaginario popular de un encuentro plagado de roces invisibles al ojo común.

Este jueves, Lula fue el último mandatario en llegar a la sede de la cumbre, el emblemático Palacio San Martín. Fue Werthein quien, previsor, se acercó a recibirlo tras una breve demora en la entrada. Inmediatamente después, lo escoltó hasta el punto donde lo aguardaba Milei, cuya recepción, a ojos de algunos observadores, pareció distar de la cordialidad exhibida con el resto de los jefes de Estado presentes.

Mercosur: del estancamiento a los consensos

“El Mercosur estaba paralizado, quieto, y con los cancilleres empezamos a trabajar. Empezamos a construir consensos manteniendo las diferencias: es una sociedad de países y tenemos que hacer lo mejor parta cada uno, por eso trabajamos para zanjar las diferencias”, afirmó el canciller Werthein en declaraciones a un medio televisivo, en un esfuerzo por destacar los avances logrados durante la gestión argentina, más allá de los efímeros saludos y las especulaciones mediáticas.

En el mismo intercambio, el funcionario ratificó que no se concretó una reunión bilateral entre ambos mandatarios debido a la ausencia de un «ningún pedido formal». No obstante, aclaró que mantuvo un diálogo constante con su par brasileño para llegar a la cumbre con «todo acordado previamente», subrayando la relevancia de los objetivos alcanzados, como el «acuerdo de cooperación en materia energética» y el «acuerdo con el EFTA», en alusión a la Asociación Europea de Libre Comercio.

Diferencias ideológicas y un saludo «amable»

A pesar del diálogo constructivo y los acuerdos resaltados por Werthein, el cierre de la cumbre evidenció las marcadas diferencias ideológicas entre los presidentes. Mientras Lula Da Silva enfatizó el rol del Mercosur en un mundo «que se muestra inestable y amenazador», Javier Milei abogó por dejar de «pensar al Mercosur como un escudo” protector y llamó a «emprender el camino de la libertad», dejando en claro que el bloque aún alberga visiones disímiles sobre su futuro y su rol en el concierto internacional.

Respecto de la distante relación ideológica que los separa, el ministro de Relaciones Exteriores consideró que «Milei dio una demostración de que él recibe en su país a todos, aun a los que tienen diferencias con él». El saludo final, evaluó el canciller, «fue un saludo amable porque están en nuestra casa», remarcando que le pareció «una buena señal», quizás un guiño de esperanza en un vínculo a menudo descrito como glacial.

Adicionalmente, Werthein abordó la visita del presidente brasileño a la ex presidenta Cristina Kirchner, quien cumple prisión domiciliaria en su residencia de Constitución. Aseguró que el encuentro no generó «ruido político», ya que «fue una decisión de él, es libre de hacerlo», restándole solemnidad a un gesto que muchos interpretaron como un sutil mensaje político. En el mismo tenor, minimizó la incidencia diplomática de la fotografía de Lula con un cartel en apoyo a la libertad de la exmandataria. «Lo hizo en su embajada, en su territorio. Se ve que se quieren (con Cristina)», acotó con un dejo de ironía, además de recordar que «la Justicia le otorgó el permiso» para que la exvicepresidenta lo recibiera, validando así el encuentro.

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