La Inteligencia Artificial se postula como tu nuevo agente de viajes… con resultados mixtos
La planificación de un viaje puede ser tan ardua como el viaje mismo. La búsqueda de vuelos, hoteles, restaurantes y actividades puede convertirse en una tarea titánica. Ante esta problemática, una nueva generación de asistentes de Inteligencia Artificial (IA), como Operator de OpenAI y Computer Use de Anthropic, emergen como posibles salvadores, prometiendo encargarse de estas gestiones tediosas. Pero, ¿realmente están a la altura del desafío?
Un test en tierras belgas
Para evaluar su eficacia, un periodista de renombre puso a prueba Operator con una escapada de fin de semana a Brujas, Bélgica. El encargo: reservar un viaje económico, con énfasis en la gastronomía y el arte, y con preferencia por el transporte ferroviario. La IA, con su característico despliegue de ventanas de navegador, sugirió inicialmente París o Brujas como destinos accesibles en tren. Ante la elección de Brujas, Operator se abocó a la búsqueda de billetes en Eurostar, encontrando una opción conveniente en términos de precio y conexión.
Sin embargo, la experiencia no estuvo exenta de contratiempos. Los horarios propuestos inicialmente resultaron poco prácticos, requiriendo la intervención humana para ajustarlos. Además, la sesión de chat se cerró inesperadamente, obligando a reiniciar el proceso y afrontar un ligero aumento en las tarifas. Un recordatorio de que, a pesar de su inteligencia, estas herramientas aún no son inmunes a los vaivenes del mercado.
Alojamiento reservado, itinerario fallido
La reserva del hotel resultó ser un proceso más fluido. Ante la solicitud de un alojamiento confortable y bien ubicado, Operator rastreó Booking.com y seleccionó el Martin’s Brugge, un hotel de tres estrellas con una ubicación considerada excelente. Hasta aquí, la IA cumplía con creces su cometido.
El verdadero desafío llegó con la elaboración del itinerario. Aquí, Operator mostró sus limitaciones, ofreciendo un plan de viaje genérico y poco inspirado. Sugerencias como «visitar las atracciones o museos que queden» evidenciaron la falta de personalización y la necesidad de un criterio humano para enriquecer la experiencia turística.
La prueba final: la practicidad en el terreno
El día del viaje, la IA se enfrentó a una prueba de fuego: proporcionar información en tiempo real. Al intentar averiguar el andén de salida del tren en Bruselas, Operator se vio superado por la inmediatez de los paneles informativos de la estación. La información llegó tarde, demostrando que, en ciertas situaciones, la velocidad y la precisión humanas siguen siendo insuperables.
En conclusión, si bien los agentes de IA como Operator demuestran potencial para simplificar la planificación de viajes, aún existen áreas de mejora. La reserva de transporte y alojamiento parece ser su fuerte, pero la elaboración de itinerarios personalizados y la respuesta en tiempo real requieren mayor desarrollo. Por ahora, la IA puede ser un aliado útil, pero no un reemplazo total de la experiencia humana en la planificación de viajes.