Murió Alejandra «Locomotora» Oliveras, leyenda del boxeo y motivadora viral

Redacción Cuyo News
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Adiós a la Locomotora: Murió Alejandra Oliveras, la séxtuple campeona mundial que se convirtió en la campeona de la gente
La exboxeadora y fenómeno de las redes sociales falleció a los 47 años en Santa Fe, tras luchar durante 14 días por su vida luego de sufrir un ACV. Su historia, marcada por la superación de la pobreza extrema y la conquista de seis títulos mundiales, encontró un segundo y masivo round en la motivación, donde su mensaje de «garra y corazón» inspiró a millones.

SANTA FE. – El último round, el más difícil, llegó a su fin. Este lunes por la tarde, el deporte y la cultura popular de Argentina perdieron a una de sus figuras más queridas y singulares. Alejandra «Locomotora» Oliveras, la mujer que rompió todas las barreras para convertirse en séxtuple campeona del mundo en el boxeo, falleció a los 47 años en la unidad de terapia intensiva del Hospital José María Cullen de la ciudad de Santa Fe.

La noticia fue confirmada por fuentes del hospital, poniendo fin a dos semanas de angustia y cadenas de oración en todo el país. Oliveras había sido internada de urgencia el pasado 14 de julio tras sufrir un accidente cerebrovascular (ACV) isquémico masivo. Pese a una intervención quirúrgica y una lucha que los propios médicos calificaron de «heroica», su cuadro se tornó irreversible en las últimas horas.

Su partida no solo deja un vacío en el deporte, sino también en el corazón de miles de personas que, lejos de los rings, la adoptaron como una gurú de la resiliencia a través de sus videos virales.

Una Máquina de Ganar Títulos

Para entender el fenómeno Oliveras, primero hay que mirar sus puños. Nacida el 20 de marzo de 1978 en El Carmen, Jujuy, en el seno de una familia humilde, Alejandra Marina Oliveras encontró en el boxeo una vía de escape y una promesa de futuro. Su estilo agresivo, de avance constante y sin dar un paso atrás, le valió el apodo que se convirtió en su marca registrada: «Locomotora».

Debutó como profesional en 2005 y no tardó en hacer historia. En 2006, viajó a Tijuana, México, para noquear a la leyenda local Jackie Nava y arrebatarle el título mundial supergallo del CMB. Sería el primero de sus seis cinturones mundiales en cinco categorías diferentes, una hazaña que le valió un Récord Guinness y la consolidó como la boxeadora más laureada de la historia argentina.

Con un récord profesional de 33 victorias (16 por nocaut), 3 derrotas y 2 empates, enfrentó a las mejores de su época y jamás rehuyó un desafío. Su rivalidad con Marcela «La Tigresa» Acuña marcó una era del boxeo femenino nacional.

El Segundo Round: Campeona de las Redes Sociales

Tras colgar los guantes, la «Locomotora» no se detuvo. Encontró un segundo, e inesperado, ring en las redes sociales. Con un celular como única herramienta y una autenticidad arrolladora, comenzó a grabar videos motivacionales desde el patio de su casa en Santo Tomé, Santa Fe.

Con su lenguaje directo, sin filtros y cargado de una energía contagiosa, interpelaba a sus seguidores. «¡Dale, mi amor! ¡Levantate! ¿Hasta cuándo vas a llorar? ¡Fortalecete, carajo! ¡Vos podés!», gritaba a la cámara mientras entrenaba o simplemente caminaba bajo el sol.

Su mensaje, crudo y real, caló hondo en una sociedad golpeada por las crisis. Hablaba de superar la depresión, de luchar contra la adversidad, de quererse a uno mismo y de no rendirse jamás. Sus videos acumularon millones de reproducciones en TikTok e Instagram, convirtiéndola en un faro de esperanza para un público que iba mucho más allá de los fanáticos del boxeo. Era la campeona de la gente, la que te hablaba de igual a igual y te contagiaba sus ganas de vivir.

Un Legado de Fuego y Esperanza

La historia de Alejandra Oliveras es la de una resiliencia llevada al extremo. Sobrevivió a la pobreza, a la violencia de género en su adolescencia y a los golpes más duros sobre el cuadrilátero. Se reinventó una y otra vez, primero como la atleta implacable que conquistó el mundo y luego como la motivadora que, con la misma pasión, intentaba sanar las heridas emocionales de sus seguidores.

Hoy, Argentina despide a una figura irrepetible. A la campeona que demostró que la fuerza más grande no reside solo en los puños, sino en un corazón que se niega a dejar de pelear. El motor de la «Locomotora» se ha apagado, pero la estela de su viaje, lleno de coraje y alegría, seguirá impulsando a muchos por largo tiempo.

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