La Guardia Costera de Estados Unidos avanza en la investigación por el accidente náutico ocurrido en Miami que le costó la vida a Mila Yankelevich (7), Arielle Buchman (10) y Erin Ko (13). Las menores se encontraban a bordo de un velero que fue embestido por una barcaza cargada con materiales de construcción.
El capitán Frank Florio confirmó que se realizaron pruebas de alcoholemia y narcotest a las tripulaciones de ambas embarcaciones. Aunque los resultados no fueron difundidos oficialmente, las autoridades dejaron trascender que habrían dado negativo.
Un dato legal que genera controversia
Uno de los focos de la investigación es determinar si el operador del remolcador que empujaba la barcaza tenía la licencia adecuada para ese tipo de embarcación. Según explicaron expertos marítimos, existen lagunas legales en la normativa estadounidense: si una embarcación mide menos de 26 pies (casi 8 metros), no se exige licencia federal (USCG). El único requisito es que el conductor sea ciudadano estadounidense.
En este caso, la barcaza involucrada transportaba una grúa y otros materiales de construcción, lo que podría haber obstruido la visión del piloto desde la cabina de mando. Esta condición plantea serias dudas sobre si se cumplían los estándares mínimos de seguridad operacional.
¿Faltó vigilancia a bordo?
Las reglas de la Guardia Costera indican que «todo buque deberá mantener en todo momento una vigilancia adecuada, visual y auditiva, así como por todos los medios disponibles apropiados a las circunstancias y condiciones prevalecientes». Sin embargo, no está confirmado si había un tripulante de vigilancia en la proa de la barcaza al momento del accidente, según publicó el Miami Herald.
El periodista Martín Candalaft aportó un dato clave: «El capitán que manejaba el remolcador que empujaba la barcaza no tenía licencia para conducir este tipo de naves«. Además, testigos del hecho afirmaron que no escucharon ninguna bocina ni alarma por parte de la barcaza. Dos obreros presentes indicaron que uno de los tripulantes habría advertido al operador del remolcador sobre el cruce del velero, pero no se habrían realizado maniobras de desaceleración o desvío.
La investigación sigue su curso y busca establecer responsabilidades en una tragedia que ya generó un fuerte reclamo social por mayor control y regulación en la navegación comercial en aguas recreativas.