El tablero internacional podría presenciar un sacudón histórico en los próximos días. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, se encuentran en conversaciones avanzadas para llevar a cabo una cumbre de alto nivel cuyo objetivo central sería negociar un alto el fuego en Ucrania. Según reportó FOX News y fue confirmado por fuentes de la Casa Blanca y el Kremlin, la reunión podría celebrarse tan pronto como el próximo lunes.
La iniciativa ha sido impulsada por la reciente visita del enviado especial de Trump, Steve Witkoff, a Moscú, que fue descrita como “productiva” por ambas partes. El encuentro, de concretarse, se convertiría en el movimiento diplomático más audaz del actual gobierno estadounidense, marcando un giro en la estrategia para poner fin a uno de los conflictos más devastadores y prolongados del siglo XXI.
Una estrategia de presión y promesas
Desde la Casa Blanca aseguran que Trump busca cumplir una de sus promesas de campaña: terminar la guerra. La estrategia diseñada por su equipo combina amenazas de sanciones secundarias a aliados comerciales de Rusia con una oferta directa de diálogo. De hecho, Estados Unidos estableció una fecha límite: este viernes 8 de agosto. Si no hay avances hacia un alto el fuego, se activarán penalidades económicas contra quienes continúen comerciando con Moscú.
El gobierno ruso, por su parte, confirmó que existe un “acuerdo en principio” para una reunión bilateral. El asesor presidencial Yuri Ushakov señaló que el encuentro podría realizarse en los “próximos días”. Putin sugirió como sede a Emiratos Árabes Unidos, aunque otras fuentes cercanas a la negociación apuntan a Roma como posible locación neutral.
Preocupación en Europa y exclusión de Ucrania
La noticia no cayó bien en Europa ni en Ucrania. La exclusión inicial del presidente Volodymyr Zelensky del formato de la cumbre ha generado un fuerte malestar. Moscú insiste en una reunión estrictamente bilateral, lo que encendió alarmas en Bruselas y en las principales capitales europeas.
Un alto funcionario europeo, citado por The Washington Post, habló de “desconcierto y preocupación extrema” ante la posibilidad de que se negocie el futuro del continente sin participación directa de la Unión Europea ni del gobierno ucraniano. La portavoz de Asuntos Exteriores de la UE, Anita Hipper, fue tajante: “Está muy claro que Rusia no está interesada en ninguna paz, lo hemos visto en sus acciones, no en sus palabras”.
Desde Kiev, Zelensky reaccionó con firmeza. En un mensaje publicado en sus redes sociales, instó a Putin a aceptar una reunión trilateral y afirmó: “Es vital coordinar cualquier tipo de proceso con Europa porque Ucrania es parte de Europa”. Agregó además que “la presión está funcionando” y que el Kremlin muestra signos de ceder, pero advirtió: “La clave es que no engañen a nadie en los detalles, ni a nosotros ni a Estados Unidos”.
Superpotencias en movimiento
Mientras el reloj diplomático avanza, Washington y Moscú juegan con piezas estratégicas. Para Trump, lograr una cumbre que desemboque en un acuerdo sería una victoria política y mediática. La Casa Blanca se muestra optimista, aunque no ha brindado detalles sobre las condiciones que pondría sobre la mesa.
Para Putin, en cambio, el solo hecho de ser recibido como interlocutor válido en una cumbre con Trump representa una victoria simbólica y diplomática, que rompe con el aislamiento impulsado por Occidente desde la invasión de Ucrania en 2022. El Kremlin no oculta su interés en proyectar esta imagen de normalización.
El rol silencioso de China
China observa de cerca. Según medios estatales, el presidente Xi Jinping conversó telefónicamente con Putin este viernes. En ese intercambio, el líder ruso lo informó sobre el posible encuentro con Trump, y Xi expresó su apoyo a un “diálogo constructivo” entre Washington y Moscú. Aunque sin protagonismo directo, Pekín se posiciona como tercer actor atento a cualquier reconfiguración geopolítica.
¿Paz o reposicionamiento?
La cumbre, aún no confirmada oficialmente, se proyecta como un momento clave. La comunidad internacional se debate entre el optimismo por un posible alto el fuego y el temor a un acuerdo entre superpotencias que margine a Ucrania y altere los equilibrios estratégicos de Europa.
Los próximos días serán determinantes. Si se concreta, la reunión podría marcar un punto de inflexión en el conflicto. Pero también podría generar nuevas divisiones entre aliados, redefinir fronteras y abrir una nueva etapa de realineamientos globales. Mientras tanto, el mundo aguarda. Conteniendo la respiración.