El Gobierno busca apoyo del Tesoro de EE.UU. y negocia un acuerdo comercial con aranceles reducidos para más de 100 productos

Redacción Cuyo News
8 min

En un giro estratégico que redefine tanto sus vínculos exteriores como su horizonte económico, el Gobierno argentino ha acelerado negociaciones con Estados Unidos en dos frentes de altísima relevancia: la obtención de un respaldo financiero clave y la concreción de un acuerdo comercial con condiciones preferenciales para más de 100 productos nacionales.

Apoyo financiero de peso: el Tesoro como ancla de confianza

Las conversaciones con el Departamento del Tesoro estadounidense se presentan como un capítulo central en la estrategia de estabilización macroeconómica del país. Aunque los detalles se manejan con estricto hermetismo, se contempla una línea de crédito directa o garantías que facilitarían el acceso a los mercados internacionales, una herramienta crucial para reforzar las reservas del Banco Central y anclar expectativas en un contexto de alta volatilidad.

Este respaldo no solo funcionaría como oxígeno inmediato para la economía local, sino también como una señal de peso para las relaciones con el Fondo Monetario Internacional. Un gesto de apoyo por parte de Washington podría suavizar las condiciones de un eventual nuevo programa con el organismo multilateral algo que expertos describen como «una llave de paso hacia la sostenibilidad».

Acuerdo comercial: más de 100 productos en juego

De forma paralela, las negociaciones comerciales avanzan hacia un entendimiento que permitiría a productos argentinos ingresar al mercado estadounidense con aranceles que oscilarían entre el 0% y el 10%, lo que representa una mejora sustancial respecto del régimen actual.

Entre los sectores potencialmente beneficiados se encuentran economías regionales y rubros con alto valor agregado. Aunque la lista final no ha sido difundida oficialmente, vinos, carne bovina, biodiesel y aceites esenciales son algunos de los ítems mencionados por fuentes empresariales como posibles protagonistas del acuerdo.

Desde la Casa Blanca se promueve la idea de fortalecer cadenas de valor con aliados regionales confiables, un enfoque que En un giro estratégico que redefine tanto sus vínculos exteriores como su horizonte económico, el Gobierno argentino ha acelerado negociaciones con Estados Unidos en dos frentes de altísima relevancia: la obtención de un respaldo financiero clave y la concreción de un acuerdo comercial con condiciones preferenciales para más de 100 productos nacionales.

Apoyo financiero de peso: el Tesoro como ancla de confianza

Las conversaciones con el Departamento del Tesoro estadounidense se presentan como un capítulo central en la estrategia de estabilización macroeconómica del país. Aunque los detalles se manejan con estricto hermetismo, se contempla una línea de crédito directa o garantías que facilitarían el acceso a los mercados internacionales, una herramienta crucial para reforzar las reservas del Banco Central y anclar expectativas en un contexto de alta volatilidad.

Este respaldo no solo funcionaría como oxígeno inmediato para la economía local, sino también como una señal de peso para las relaciones con el Fondo Monetario Internacional. Un gesto de apoyo por parte de Washington podría suavizar las condiciones de un eventual nuevo programa con el organismo multilateral, algo que expertos describen como «una llave de paso hacia la sostenibilidad».

Acuerdo comercial: más de 100 productos en juego

De forma paralela, las negociaciones comerciales avanzan hacia un entendimiento que permitiría a productos argentinos ingresar al mercado estadounidense con aranceles que oscilarían entre el 0% y el 10%, lo que representa una mejora sustancial respecto del régimen actual.

Entre los sectores potencialmente beneficiados se encuentran economías regionales y rubros con alto valor agregado. Aunque la lista final no ha sido difundida oficialmente, vinos, carne bovina, biodiesel y aceites esenciales son algunos de los ítems mencionados por fuentes empresariales como posibles protagonistas del acuerdo.

Desde la Casa Blanca se promueve la idea de fortalecer cadenas de valor con aliados regionales confiables, un enfoque que encuentra en Argentina un proveedor estratégico en áreas sensibles como energía y minerales críticos.

Repercusiones en el ámbito local y en EE.UU.

La iniciativa fue recibida con un mix de entusiasmo y cautela por parte del empresariado argentino. Mientras algunas cámaras destacan la oportunidad de ampliar mercados, otras reclaman conocer la letra chica del acuerdo, advirtiendo sobre los riesgos para sectores menos competitivos.

Del otro lado del continente, sectores industriales estadounidenses observan con atención el desarrollo de las negociaciones, especialmente aquellos que compiten directamente con productos argentinos. Por el momento, las reacciones han sido medidas, a la espera de mayores definiciones.

El rumbo adoptado por el gobierno argentino implica una apuesta diplomática y económica ambiciosa, en busca de recursos frescos y acceso preferencial a uno de los mercados más exigentes del planeta. El éxito de esta doble jugada dependerá de la habilidad para concretar los acuerdos sin sacrificar la competitividad local ni perder margen de maniobra soberano.

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