IA, tu aliada viajera: Planificá escapadas perfectas

Redacción Cuyo News
8 min
Cortito y conciso:

Los chatbots de IA como ChatGPT, Gemini y Copilot ofrecen posibilidades infinitas para planificar viajes, desde encontrar vuelos baratos hasta itinerarios personalizados. La clave está en saber cómo preguntarles, utilizando prompts específicos para obtener los mejores resultados. ¿Será esta la revolución que el turismo necesitaba o una simple moda pasajera?

¿Tu próximo agente de viajes? Chatbots de ia y el arte de preguntar para viajar barato

Encontrar vuelos a precios irrisorios, armar itinerarios a medida, descubrir hospedajes que no te dejen en bancarrota… La promesa de los chatbots basados en modelos de lenguaje como ChatGPT, Gemini o Copilot de convertirse en tu "agente de viajes personal" suena tentadora. Pero, ¿es oro todo lo que reluce? No basta con teclear "¿Cuál es el vuelo más barato?". Hay que saber preguntar.

¿Cómo sacarles el jugo a estos robots viajeros?

Los que saben del tema aseguran que la clave está en los prompts. Es decir, las instrucciones que le damos a la IA. Y ahí es donde la cosa se pone interesante.

Vuelos low cost: ¿realidad o espejismo?

Antes, uno se mataba comparando precios en sitios como Skyscanner, Kayak o Google Flights. Ahora, un chatbot con IA puede hacer ese laburo en segundos. Podés pedirle que compare fechas, que busque rutas alternativas con escalas, que vea si te conviene volar desde aeropuertos cercanos.

Un prompt efectivo podría ser: "Haceme una comparativa de vuelos de Madrid a Atenas en las dos primeras semanas de octubre. Incluí precios aproximados, aerolíneas low cost y opciones desde aeropuertos alternativos como Barcelona o Valencia". La IA te devolverá una tabla prolija con las mejores opciones. Pero, ¿serán realmente las mejores? ¿O estaremos cayendo en la trampa de las ofertas engañosas?

Si querés hilar más fino, podés preguntarle por "rutas escondidas" o darle instrucciones más detalladas: "Encontrá las combinaciones más económicas para volar a Grecia en octubre, saliendo desde cualquier aeropuerto de España y volviendo a Madrid. Incluí escalas de máximo tres horas y especificá si hay aerolíneas que ofrecen descuentos adicionales por reservar ida y vuelta". Suena prometedor, pero ¿será capaz la IA de superar la astucia de las aerolíneas para esconder los verdaderos costos?

Cazar el "chollo": ¿suerte o estrategia?

Si tenés un presupuesto ajustado, fechas flexibles y la paciencia de un monje zen, podés "entrenar" al chatbot para que te avise cuando aparezca la oferta ideal. Los buscadores tradicionales ya hacen algo parecido, pero con la IA la cosa se pone más personalizable.

Un prompt adecuado sería: "Avisame si el precio de los vuelos de Madrid a Nueva York en Semana Santa baja de 450 euros. Dame también estimaciones de en qué momento suelen aparecer las mejores ofertas según históricos". Así, recibís información en tiempo real y contexto histórico para decidir si comprar ya o esperar. Pero, ¿y si la IA se equivoca? ¿Y si la oferta nunca llega? ¿Estaremos dispuestos a jugarnos las vacaciones a una predicción algorítmica?

Alojamiento: ¿la IA tiene mejor olfato que vos?

Booking, Airbnb, Trivago… Todos ofrecen comparativas, pero la IA puede filtrar por precio, ubicación, reseñas y hasta detalles que a veces se nos escapan, como si el lugar tiene desayuno o buena conexión Wi-Fi. Para lograrlo, hay que pedir listas personalizadas con pros y contras, solicitar que las reseñas se basen en comentarios verificados y ajustar la búsqueda al tipo de viaje.

Por ejemplo: "Haceme una lista de alojamientos en Lisboa para un fin de semana en pareja. Presupuesto máximo 80 euros la noche, buena conexión a internet y ubicación céntrica. Resumí lo mejor y lo peor de cada opción según las reseñas más recientes". Suena bien, pero ¿confiaremos ciegamente en la opinión de otros viajeros desconocidos? ¿No estaremos perdiendo la magia de descubrir un lugar por nuestros propios medios?

Planificando el itinerario perfecto: ¿la IA como guía turística?

Ya tenés el vuelo y el alojamiento. Ahora, a armar el recorrido, decidir qué visitar, cómo y cuándo. "Organizá un itinerario de cinco días en Estambul para dos personas con un presupuesto ajustado. Incluí atracciones gratuitas, restaurantes económicos con comida típica y rutas en transporte público. Señalá si conviene comprar una tarjeta turística y cuánto se amortiza". Con un prompt así, podés crear itinerarios equilibrados entre visitas obligadas y planes gratuitos, ajustar las recomendaciones a tu presupuesto y saber cómo moverte.

Además, podés preguntarle a la IA por eventos locales, solicitar planes como si fueras un lugareño para evitar las multitudes y pedir comparativas de tours y excursiones. "Buscá actividades gratuitas en Berlín durante la primera semana de diciembre. Incluí mercadillos navideños, exposiciones temporales y eventos culturales organizados por el Ayuntamiento". Pero, ¿no estaremos dejando que un algoritmo decida qué ver y qué hacer en nuestros viajes? ¿Dónde queda el factor sorpresa, la serendipia, el encuentro casual que puede transformar un viaje en una experiencia inolvidable?

Calculando el presupuesto: ¿la IA es mejor que un contador?

Si todavía no sabés a dónde ir, uno de los usos más prácticos de los chatbots es hacer cálculos rápidos de presupuesto. Podés saber cuánto costará una escapada de tres días o cuánto podés ahorrar usando transporte público en lugar de taxis.

El prompt ideal sería: "Haceme un desglose de presupuesto para un viaje de cuatro días a París en pareja, incluyendo vuelos low cost desde Madrid, alojamiento económico, transporte público, entradas a museos y comidas en restaurantes de gama media. Presupuesto máximo: 800 euros en total". Una herramienta útil, sin duda. Pero, ¿no estaremos convirtiendo el viaje en una simple ecuación matemática? ¿No estaremos perdiendo de vista que viajar es mucho más que sumar y restar?

En definitiva, los chatbots de IA ofrecen un abanico de posibilidades para planificar viajes. Pero, como siempre, la clave está en usarlos con inteligencia y criterio. No dejemos que la tecnología nos quite el placer de descubrir, de improvisar, de vivir el viaje a nuestra manera. Porque, al final, lo más valioso de un viaje no se puede calcular con un algoritmo.

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