Tras más de tres meses de prisión domiciliaria de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el gobernador bonaerense Axel Kicillof concretó una reunión clave en el departamento de San José 1111, en Recoleta. Fue un encuentro de una hora y media, sin foto oficial, pero con fuerte contenido político y electoral.
Una charla que va más allá de octubre
La conversación, considerada por fuentes cercanas como “buena” y “constructiva”, giró principalmente en torno a las elecciones legislativas del 26 de octubre, aunque también se abordaron temas de política nacional e internacional. En ambos entornos coincidieron: “hay que sumar fuerzas para la elección”, en un mensaje que apunta directamente al reordenamiento del peronismo bonaerense.
El encuentro se gestó en medio de reclamos del kirchnerismo más duro, que presionaban por un acercamiento directo. Pese a la reunión, la ausencia de una imagen oficial da cuenta de que subsiste una tensión latente, que no pudo resolverse en una sola conversación. Aun así, ambas partes resaltaron la “buena predisposición” y una sintonía enfocada en la estrategia electoral.
Kicillof busca acuerdos y menos fricciones
La iniciativa de Kicillof tuvo un objetivo claro: reordenar el juego interno del peronismo en la provincia de Buenos Aires. Según su entorno, el gobernador pretende alcanzar un acuerdo de convivencia con CFK que permita disciplinar a los sectores más duros del kirchnerismo y así evitar confrontaciones dentro de su gestión. En sus propias palabras, busca “ni la guerra ni la sumisión”.
En paralelo, algunos dirigentes sugerían postergar el encuentro hasta después de las elecciones, para evitar eventuales cortocircuitos antes del 26 de octubre. Sin embargo, primó la necesidad de mostrar cohesión en un contexto político en el que el peronismo ha enfocado su estrategia en confrontar al gobierno de Javier Milei en temas sensibles y de alto impacto social.
El desafío ahora es consolidar ese entendimiento parcial en una unidad efectiva, capaz de afrontar el tramo final de la campaña y los posibles realineamientos post-electorales. La reunión con Cristina podría ser el primer paso, aunque aún lejos de un respaldo cerrado.
En un gesto político clave, el gobernador Axel Kicillof visitó a Cristina Fernández de Kirchner en su departamento de Recoleta, donde cumple prisión domiciliaria. El encuentro, tras más de 100 días de detención de la ex mandataria, fue definido como “bueno” y “constructivo” por fuentes cercanas. Si bien no hubo fotografía oficial, ambas partes coincidieron en la necesidad de unir fuerzas de cara a las elecciones del 26 de octubre, en un contexto de tensiones internas y estrategia compartida frente al gobierno de Javier Milei.
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Tras más de tres meses de prisión domiciliaria de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el gobernador bonaerense Axel Kicillof concretó una reunión clave en el departamento de San José 1111, en Recoleta. Fue un encuentro de una hora y media, sin foto oficial, pero con fuerte contenido político y electoral.
Una charla que va más allá de octubre
La conversación, considerada por fuentes cercanas como “buena” y “constructiva”, giró principalmente en torno a las elecciones legislativas del 26 de octubre, aunque también se abordaron temas de política nacional e internacional. En ambos entornos coincidieron: “hay que sumar fuerzas para la elección”, en un mensaje que apunta directamente al reordenamiento del peronismo bonaerense.
El encuentro se gestó en medio de reclamos del kirchnerismo más duro, que presionaban por un acercamiento directo. Pese a la reunión, la ausencia de una imagen oficial da cuenta de que subsiste una tensión latente, que no pudo resolverse en una sola conversación. Aun así, ambas partes resaltaron la “buena predisposición” y una sintonía enfocada en la estrategia electoral.
Kicillof busca acuerdos y menos fricciones
La iniciativa de Kicillof tuvo un objetivo claro: reordenar el juego interno del peronismo en la provincia de Buenos Aires. Según su entorno, el gobernador pretende alcanzar un acuerdo de convivencia con CFK que permita disciplinar a los sectores más duros del kirchnerismo y así evitar confrontaciones dentro de su gestión. En sus propias palabras, busca “ni la guerra ni la sumisión”.
En paralelo, algunos dirigentes sugerían postergar el encuentro hasta después de las elecciones, para evitar eventuales cortocircuitos antes del 26 de octubre. Sin embargo, primó la necesidad de mostrar cohesión en un contexto político en el que el peronismo ha enfocado su estrategia en confrontar al gobierno de Javier Milei en temas sensibles y de alto impacto social.
El desafío ahora es consolidar ese entendimiento parcial en una unidad efectiva, capaz de afrontar el tramo final de la campaña y los posibles realineamientos post-electorales. La reunión con Cristina podría ser el primer paso, aunque aún lejos de un respaldo cerrado.