Tortura, aislamiento y manipulación: los relatos de los rehenes israelíes liberados

Redacción Cuyo News
5 min

Desde Tel Aviv, comenzaron a salir a la luz los testimonios de los 20 rehenes israelíes que fueron liberados tras más de dos años de cautiverio en manos de Hamas en Gaza. A 738 días de su secuestro, los relatos reflejan el calvario vivido: torturas físicas, hambre prolongado, manipulación psicológica y un aislamiento extremo que aún deja huellas visibles y emocionales.

Aislamiento absoluto y tortura prolongada

Uno de los casos más impactantes es el de Avinatan Or, quien fue secuestrado durante el Festival Nova y pasó los 738 días completamente solo, sin contacto con otros rehenes. Al momento de su liberación, había perdido hasta el 40% de su peso corporal debido a largos periodos de inanición.

Elkana Bohbot, de nacionalidad colombiana e israelí, fue mantenido encadenado en túneles subterráneos. Las marcas en sus brazos lo evidencian. Durante su cautiverio, logró recordar la fecha de su boda y pidió ducharse en honor a ese aniversario.

Hermanos separados, historias paralelas

Los hermanos Gali y Ziv Berman fueron secuestrados juntos, pero los captores los separaron. Estuvieron detenidos en la misma zona sin saberlo, un aislamiento emocional que se sumó al físico. Su reencuentro ocurrió recién en la base militar de Re’im y fue transmitido en vivo desde Tel Aviv, desatando una ovación en La Plaza de los Rehenes.

Guy Gilboa-Dalal fue otro de los casos extremos. Según su padre, fue alimentado a la fuerza durante el último mes después de que circulara un video donde otro rehén aparecía en estado crítico. En tanto, Matan Angrest, soldado israelí, fue sometido a torturas desde el inicio por su condición militar. Pasó gran parte del cautiverio en total aislamiento.

Manipulación psicológica: mentiras y falsas liberaciones

La manipulación mental fue parte central del cautiverio. A muchos rehenes les mintieron sobre la situación en Israel, diciéndoles que sus familias habían muerto o que el país los había abandonado. A Angrest, por ejemplo, le aseguraron que sus abuelos —sobrevivientes del Holocausto— habían fallecido. Recién al recuperar la libertad supo que estaban vivos.

A otros, como Gilboa-Dalal, les prometieron liberación en múltiples ocasiones solo para provocarles angustia. Algunos, como Omri Miran, pasaron por hasta 23 sitios diferentes en Gaza. En ciertos momentos, llegó a cocinar para sus captores y participar en juegos de cartas, en lo que parecía una tregua momentánea dentro del infierno.

El retorno: reconstruir lo cotidiano

El regreso a la libertad no ha sido simple. Según la psicóloga Einat Kauffman, el objetivo inmediato es devolverles a los liberados la autonomía sobre sus propias decisiones. “Incluso gestos simples, como reír o ir al baño, requieren volver a aprenderse”, explicó.

Los especialistas recomiendan acompañar sin invadir: esperar que los ex rehenes marquen el ritmo de su recuperación. Algunos no pueden comer sin pedir permiso, otros buscan constantemente aprobación para hablar o moverse. El contacto humano, tan ausente durante el cautiverio, se vuelve necesidad urgente, pero debe llegar cuando ellos lo deseen.

En lo inmediato, se espera que muchos de los liberados comiencen a relatar su experiencia más abiertamente. Según los médicos, algunos callaron detalles atroces para no angustiar a las familias de otros secuestrados que aún no habían sido liberados. Ahora, con todos de regreso, esas historias empiezan a salir a la luz.

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