La Justicia porteña investiga el violento ataque que sufrió la abuela de Pablo Pizzurno, un influencer y divulgador científico de redes sociales dedicado a analizar suplementos deportivos y alimentos. Según denunció el propio Pizzurno, el hecho ocurrió en la casa familiar de Villa Ortúzar, donde un grupo de desconocidos golpeó a la mujer de 95 años luego de preguntar por él.
Un ataque con mensaje mafioso
“Tocaron el timbre de mi casa en Buenos Aires, donde ya no vivo. Mi abuela atendió, le preguntaron por mí, respondió que yo no vivía más ahí y le pegaron una piña. Cayó al suelo”, relató entre lágrimas en un video que compartió con sus seguidores. Pizzurno sostiene que el ataque fue una advertencia por su trabajo de investigación sobre el mercado de suplementos deportivos, un rubro multimillonario donde abundan productos que no siempre contienen lo que prometen.
El influencer señaló que en los últimos meses recibió amenazas de muerte, intentos de hackeo y extorsiones por parte de lo que él denomina “la mafia de los suplementos”. En sus publicaciones mostró incluso una imagen de su abuela con un hematoma en el rostro, visiblemente afectada por la agresión.
El proyecto que expuso un fraude silencioso
Con su iniciativa “Proyecto Suplemento”, Pizzurno analiza en laboratorios independientes la composición real de proteínas, creatinas y otros productos utilizados en el ámbito deportivo. “De 50 creatinas analizadas, en 30 encontramos azúcar”, explicó en una entrevista reciente. Los resultados, que difunde en su cuenta de Instagram, buscan alertar a los consumidores sobre productos adulterados o engañosos.
En paralelo, lidera “Proyecto Alimento”, donde examina aceites de oliva, vinagres, mieles y otros productos que se venden como naturales, pero que en muchos casos no cumplen con los estándares que declaran. “No pretendo que me vean llorar. Solo quería que la gente sepa qué está consumiendo”, escribió tras anunciar su decisión de alejarse temporalmente del proyecto por pedido de su familia.
Investigación judicial y advertencia pública
La Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas N° 7, a cargo de Hugo De Sanctis, investiga el hecho. Fuentes policiales confirmaron que personal de la Comisaría Vecinal 15 C de la Policía de la Ciudad intervino tras la denuncia. Aunque en un primer momento Pizzurno no quiso formalizarla, la Justicia abrió una causa de oficio y busca reconstruir lo ocurrido mediante la declaración de la víctima.
En redes, el influencer expresó su angustia y advirtió que, pese al miedo, seguirá colaborando con las autoridades. “Estoy muy cerca de saber quiénes están detrás. Pero por pedido de mi familia me tengo que alejar de todo esto”, dijo visiblemente conmovido.
Su caso expone un conflicto que trasciende las redes sociales: la tensión entre la verdad científica y los intereses comerciales de una industria que factura millones prometiendo bienestar. Pizzurno solo quería saber qué hay adentro de cada pote; la respuesta que recibió fue una piña a su abuela.
La Justicia porteña investiga el ataque a la abuela de 95 años del influencer Pablo Pizzurno, conocido por analizar la composición real de suplementos deportivos y denunciar fraudes en el mercado. El hecho estaría vinculado con sus investigaciones sobre productos adulterados y la llamada ‘mafia de los suplementos’.
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
La Justicia porteña investiga el violento ataque que sufrió la abuela de Pablo Pizzurno, un influencer y divulgador científico de redes sociales dedicado a analizar suplementos deportivos y alimentos. Según denunció el propio Pizzurno, el hecho ocurrió en la casa familiar de Villa Ortúzar, donde un grupo de desconocidos golpeó a la mujer de 95 años luego de preguntar por él.
Un ataque con mensaje mafioso
“Tocaron el timbre de mi casa en Buenos Aires, donde ya no vivo. Mi abuela atendió, le preguntaron por mí, respondió que yo no vivía más ahí y le pegaron una piña. Cayó al suelo”, relató entre lágrimas en un video que compartió con sus seguidores. Pizzurno sostiene que el ataque fue una advertencia por su trabajo de investigación sobre el mercado de suplementos deportivos, un rubro multimillonario donde abundan productos que no siempre contienen lo que prometen.
El influencer señaló que en los últimos meses recibió amenazas de muerte, intentos de hackeo y extorsiones por parte de lo que él denomina “la mafia de los suplementos”. En sus publicaciones mostró incluso una imagen de su abuela con un hematoma en el rostro, visiblemente afectada por la agresión.
El proyecto que expuso un fraude silencioso
Con su iniciativa “Proyecto Suplemento”, Pizzurno analiza en laboratorios independientes la composición real de proteínas, creatinas y otros productos utilizados en el ámbito deportivo. “De 50 creatinas analizadas, en 30 encontramos azúcar”, explicó en una entrevista reciente. Los resultados, que difunde en su cuenta de Instagram, buscan alertar a los consumidores sobre productos adulterados o engañosos.
En paralelo, lidera “Proyecto Alimento”, donde examina aceites de oliva, vinagres, mieles y otros productos que se venden como naturales, pero que en muchos casos no cumplen con los estándares que declaran. “No pretendo que me vean llorar. Solo quería que la gente sepa qué está consumiendo”, escribió tras anunciar su decisión de alejarse temporalmente del proyecto por pedido de su familia.
Investigación judicial y advertencia pública
La Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas N° 7, a cargo de Hugo De Sanctis, investiga el hecho. Fuentes policiales confirmaron que personal de la Comisaría Vecinal 15 C de la Policía de la Ciudad intervino tras la denuncia. Aunque en un primer momento Pizzurno no quiso formalizarla, la Justicia abrió una causa de oficio y busca reconstruir lo ocurrido mediante la declaración de la víctima.
En redes, el influencer expresó su angustia y advirtió que, pese al miedo, seguirá colaborando con las autoridades. “Estoy muy cerca de saber quiénes están detrás. Pero por pedido de mi familia me tengo que alejar de todo esto”, dijo visiblemente conmovido.
Su caso expone un conflicto que trasciende las redes sociales: la tensión entre la verdad científica y los intereses comerciales de una industria que factura millones prometiendo bienestar. Pizzurno solo quería saber qué hay adentro de cada pote; la respuesta que recibió fue una piña a su abuela.