Este martes, el universo del cacao, que ya venía en terapia intensiva, recibió una dosis de innovación directamente desde el quirófano de la inteligencia artificial. NotCo AI y Barry Callebaut, dos nombres que resuenan en polos opuestos de la cadena alimentaria, anunciaron una alianza que busca redefinir la concepción del chocolate en el mundo, prometiendo hacerlo, como era de esperarse a fines de 2025, de la mano de la IA.
Para Barry Callebaut, el gigante global en la fabricación de cacao y sus derivados, esta jugada es un salto al vacío, o al menos, una salida «fuera de la caja» ante «las expectativas cambiantes de los consumidores» y, sobre todo, frente a la inminente crisis de su principal materia prima. En el otro rincón, NotCo, la compañía latinoamericana que se hizo conocida por sus versiones veganas de leche, mayonesa y hasta carne, ahora escala su ambición: no solo quiere ser el paladín de los alimentos de origen vegetal, sino el motor que impulse las fórmulas de todos los platos del futuro.
El comunicado, con sello suizo desde Zúrich, confirmó la noticia: “Barry Callebaut, el principal fabricante mundial de chocolate y soluciones de cacao de alta calidad, y NotCo AI, la primera plataforma de IA fundacional para la industria de bienes de consumo, han firmado un acuerdo para implementar inteligencia artificial en el desarrollo de recetas de chocolate”. Una frase que suena a ciencia ficción, pero que Matías Muchnick, fundador y CEO de NotCo, se encarga de anclar en la realidad. «Nosotros fundamos la compañía el 19 de noviembre del 2015, literalmente un día antes que OpenAI», afirmó el joven chileno, subrayando la experiencia de su empresa en el campo de la IA. Hoy, NotCo no se define solo como una marca de productos, sino como «una compañía de inteligencia artificial y una plataforma fundacional para la industria de consumo masivo, empezando por alimentos». Esta sociedad la posiciona en el epicentro de una transformación estratégica que comienza con el cacao, «uno de los ingredientes más amenazados por el cambio climático».

Hinton cree que la IA podría adquirir conciencia; Suleyman dice que solo simula y nunca sentirá como un ser humano. Dos visiones opuestas sobre el futuro de la conciencia artificial en medio del avance vertiginoso de la IA.
El amargo futuro del cacao
El cacao no atraviesa una mala racha; está inmerso en una auténtica «tormenta perfecta». Los datos de la International Cocoa Organization (ICCO) son contundentes: la producción global se desplomó un 13.1% en la temporada 2023/24, con África Occidental –responsable de más del 65% del cacao mundial– sufriendo pérdidas catastróficas. La oferta «se redujo a 4.38 millones de toneladas», y las reservas alcanzaron mínimos históricos en años.
Las condiciones climáticas no dan tregua: sequías prolongadas, lluvias erráticas y suelos exhaustos han acortado drásticamente los periodos de cosecha en Costa de Marfil y Ghana, los pilares de la producción mundial. Lo que antes fue sinónimo de fertilidad, hoy es un campo de batalla contra el calor extremo y un hongo que ataca las mazorcas, dejando un panorama desolador.
El impacto económico es tan brutal como previsible. Según Statista, el precio promedio mundial del cacao, que en 2022 era de 2,390 dólares por tonelada, escaló a 7,330 en 2024, y en lo que va de 2025, ya roza los 8,000 dólares. «El consumidor no va a estar dispuesto a comprar una barra de chocolate por 40 dólares, eso es obvio», sentenció Muchnick, con la misma contundencia de quien vaticina el precio de un corte de carne en la carnicería del barrio. El problema, lejos de ser coyuntural, es estructural y golpea desde los gigantes industriales hasta las panaderías de barrio que luchan por mantener su medialuna de chocolate. Ante este escenario apocalíptico para los amantes del chocolate, Barry Callebaut, que abastece uno de cada tres productos con cacao en el mundo, buscó una solución. El comunicado lo resume: “ambas compañías están construyendo de manera proactiva un futuro resiliente para la innovación en chocolate que mantenga sabor y calidad sin importar las condiciones agrícolas volátiles”.
La fórmula de NotCo: datos, velocidad y recetas de otro mundo
Durante la última década, NotCo no solo se dedicó a desafiar las recetas tradicionales, sino que acumuló uno de los repositorios de datos de ingredientes y formulaciones más vastos y sofisticados de la industria alimentaria. «Hoy día NotCo tiene más y mejores datos de ingredientes en la industria de consumo masivo, que los mismos proveedores de ingredientes», afirmó Muchnick, con la seguridad de quien sabe que tiene un as bajo la manga. Mientras desarrollaba sus propios productos que simulan ser carne o lácteos, también tendió puentes con gigantes como Kraft Heinz o Starbucks, demostrando que su algoritmo puede descifrar el sabor más allá de cualquier origen.

Matías MuchnickCortesía NotCo
NotCo AI y Barry Callebaut anunciaron una estratégica alianza para integrar inteligencia artificial en el desarrollo de recetas de chocolate. La colaboración busca abordar la crítica escasez global de cacao y las fluctuantes expectativas del consumidor, proyectando la IA de NotCo como motor fundamental para la formulación de alimentos del futuro y garantizando la sostenibilidad del sabor y la calidad del chocolate.
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
Este martes, el universo del cacao, que ya venía en terapia intensiva, recibió una dosis de innovación directamente desde el quirófano de la inteligencia artificial. NotCo AI y Barry Callebaut, dos nombres que resuenan en polos opuestos de la cadena alimentaria, anunciaron una alianza que busca redefinir la concepción del chocolate en el mundo, prometiendo hacerlo, como era de esperarse a fines de 2025, de la mano de la IA.
Para Barry Callebaut, el gigante global en la fabricación de cacao y sus derivados, esta jugada es un salto al vacío, o al menos, una salida «fuera de la caja» ante «las expectativas cambiantes de los consumidores» y, sobre todo, frente a la inminente crisis de su principal materia prima. En el otro rincón, NotCo, la compañía latinoamericana que se hizo conocida por sus versiones veganas de leche, mayonesa y hasta carne, ahora escala su ambición: no solo quiere ser el paladín de los alimentos de origen vegetal, sino el motor que impulse las fórmulas de todos los platos del futuro.
El comunicado, con sello suizo desde Zúrich, confirmó la noticia: “Barry Callebaut, el principal fabricante mundial de chocolate y soluciones de cacao de alta calidad, y NotCo AI, la primera plataforma de IA fundacional para la industria de bienes de consumo, han firmado un acuerdo para implementar inteligencia artificial en el desarrollo de recetas de chocolate”. Una frase que suena a ciencia ficción, pero que Matías Muchnick, fundador y CEO de NotCo, se encarga de anclar en la realidad. «Nosotros fundamos la compañía el 19 de noviembre del 2015, literalmente un día antes que OpenAI», afirmó el joven chileno, subrayando la experiencia de su empresa en el campo de la IA. Hoy, NotCo no se define solo como una marca de productos, sino como «una compañía de inteligencia artificial y una plataforma fundacional para la industria de consumo masivo, empezando por alimentos». Esta sociedad la posiciona en el epicentro de una transformación estratégica que comienza con el cacao, «uno de los ingredientes más amenazados por el cambio climático».

Hinton cree que la IA podría adquirir conciencia; Suleyman dice que solo simula y nunca sentirá como un ser humano. Dos visiones opuestas sobre el futuro de la conciencia artificial en medio del avance vertiginoso de la IA.
El amargo futuro del cacao
El cacao no atraviesa una mala racha; está inmerso en una auténtica «tormenta perfecta». Los datos de la International Cocoa Organization (ICCO) son contundentes: la producción global se desplomó un 13.1% en la temporada 2023/24, con África Occidental –responsable de más del 65% del cacao mundial– sufriendo pérdidas catastróficas. La oferta «se redujo a 4.38 millones de toneladas», y las reservas alcanzaron mínimos históricos en años.
Las condiciones climáticas no dan tregua: sequías prolongadas, lluvias erráticas y suelos exhaustos han acortado drásticamente los periodos de cosecha en Costa de Marfil y Ghana, los pilares de la producción mundial. Lo que antes fue sinónimo de fertilidad, hoy es un campo de batalla contra el calor extremo y un hongo que ataca las mazorcas, dejando un panorama desolador.
El impacto económico es tan brutal como previsible. Según Statista, el precio promedio mundial del cacao, que en 2022 era de 2,390 dólares por tonelada, escaló a 7,330 en 2024, y en lo que va de 2025, ya roza los 8,000 dólares. «El consumidor no va a estar dispuesto a comprar una barra de chocolate por 40 dólares, eso es obvio», sentenció Muchnick, con la misma contundencia de quien vaticina el precio de un corte de carne en la carnicería del barrio. El problema, lejos de ser coyuntural, es estructural y golpea desde los gigantes industriales hasta las panaderías de barrio que luchan por mantener su medialuna de chocolate. Ante este escenario apocalíptico para los amantes del chocolate, Barry Callebaut, que abastece uno de cada tres productos con cacao en el mundo, buscó una solución. El comunicado lo resume: “ambas compañías están construyendo de manera proactiva un futuro resiliente para la innovación en chocolate que mantenga sabor y calidad sin importar las condiciones agrícolas volátiles”.
La fórmula de NotCo: datos, velocidad y recetas de otro mundo
Durante la última década, NotCo no solo se dedicó a desafiar las recetas tradicionales, sino que acumuló uno de los repositorios de datos de ingredientes y formulaciones más vastos y sofisticados de la industria alimentaria. «Hoy día NotCo tiene más y mejores datos de ingredientes en la industria de consumo masivo, que los mismos proveedores de ingredientes», afirmó Muchnick, con la seguridad de quien sabe que tiene un as bajo la manga. Mientras desarrollaba sus propios productos que simulan ser carne o lácteos, también tendió puentes con gigantes como Kraft Heinz o Starbucks, demostrando que su algoritmo puede descifrar el sabor más allá de cualquier origen.

Matías MuchnickCortesía NotCo