El próximo 31 de diciembre de 2025 vence el plazo establecido por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) para que las entidades financieras puedan recibir billetes de dólar denominados como «cara chica», manchados o en mal estado, y enviarlos a la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) para su reemplazo por ejemplares nuevos.
A pesar de la inminencia del vencimiento, Arturo Luis Piano, director ejecutivo de Banco Piano, adelantó que se espera una nueva extensión de la normativa. En declaraciones recientes, el directivo señaló que el objetivo del Central es facilitar la circulación de divisas y dar una solución definitiva a un problema que afecta históricamente a los ahorristas locales. Hasta la fecha, este mecanismo ha permitido la exportación de aproximadamente US$6000 millones en billetes deteriorados.
Logística y costos a cargo del BCRA
El régimen, que fue implementado originalmente en agosto de 2024, cuenta con un incentivo fundamental para los bancos: el Banco Central asume los costos logísticos del envío a Estados Unidos. Esto permite que las entidades depositen los billetes de series anteriores o dañados físicamente en la autoridad monetaria, que luego coordina el canje con la FED sin que esto represente un gasto extra para los bancos locales.
La normativa ya ha pasado por diversas prórrogas. Inicialmente prevista para finalizar en diciembre de 2024, fue extendida primero hasta marzo de 2025 y luego hasta el último día del año corriente. Fuentes del sector financiero coinciden en que la prórroga es necesaria para seguir limpiando el mercado de dólares deteriorados y evitar la especulación que suele ocurrir en el mercado informal con estos billetes.
La voluntariedad del sistema
Un punto clave que deben tener en cuenta los usuarios es que la adhesión de los bancos a este sistema es voluntaria. Según aclaró el BCRA, las entidades financieras no tienen la obligación legal de aceptar dólares rotos o de series viejas si deciden no participar del programa. Esto genera una disparidad en el servicio:
- Banca pública: El Banco Nación y la mayoría de los bancos provinciales (incluyendo el Banco San Juan) han confirmado que mantienen la recepción de estos billetes.
- Banca privada: Algunas entidades han optado por no sumarse al régimen o aplican requisitos adicionales para los depósitos, lo que obliga a los ahorristas a consultar previamente en su sucursal.
Con esta medida, el Gobierno busca reducir el «stock» de billetes que muchas veces son rechazados en transacciones inmobiliarias o comerciales, brindando una vía oficial de recambio y normalizando el valor de todos los billetes de curso legal independientemente de su año de emisión.
<p>El Banco Central de la República Argentina (BCRA) analiza una nueva prórroga para la aceptación de dólares «cara chica», manchados o deteriorados en las entidades financieras. Aunque el plazo actual vence el 31 de diciembre de 2025, el sector bancario anticipa una extensión del beneficio que permite enviar estos billetes a la Reserva Federal de Estados Unidos sin costos logísticos para los bancos nacionales.</p>
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Si usted es de esos ahorristas que guardan los dólares entre las hojas de una enciclopedia o en un frasco de mermelada debajo de la baldosa, preste atención porque el reloj de la «cara chica» está por marcar la medianoche. El 31 de diciembre vence el plazo del BCRA para que los bancos acepten esos billetes que parecen haber sobrevivido a la Primera Guerra Mundial, pero no se desespere: Arturo Piano, el hombre que probablemente sueña en moneda extranjera, ya avisó que el Central tiraría un nuevo centro y prorrogaría la medida. Al parecer, en Argentina lo único que dura más que una crisis económica es una «medida excepcional» que se estira como chicle en el asfalto sanjuanino durante una siesta de enero.
La movida es brillante desde el punto de vista logístico: los bancos agarran sus dólares masticados por el perro o con la cara de Benjamin Franklin en versión miniatura, se los dan al BCRA y este se encarga de mandarlos a la Reserva Federal en un viaje con todo pago. Es una especie de «Plan Canje» de divisas donde el Estado asume el flete para que las entidades no lloren por los costos. Sin embargo, como estamos en el país de la libertad —pero con asteriscos—, los bancos no están obligados a recibirlos. Es decir, si el cajero se levantó con el pie izquierdo o si al gerente no le gusta el tono de verde de su billete, puede decirle que no con la misma frialdad con la que un ex te clava el visto en WhatsApp.
Hasta ahora se exportaron unos 6000 millones de dólares en billetes impresentables, lo que demuestra que el colchón argentino es, en realidad, un geriátrico de moneda extranjera. Mientras el Banco Nación y los bancos provinciales se ponen la diez y los aceptan, algunos privados miran el papel moneda con la lupa de Sherlock Holmes buscando una mancha de café para rechazarlo. Por ahora, el 31 de diciembre es el límite teórico, pero todos sabemos que en estas pampas los plazos son más bien sugerencias creativas. Así que quédese tranquilo: lo más probable es que su billete de «cara chica» siga teniendo vida legal, aunque en las cuevas sigan queriendo cobrárselo como si fuera un dibujo hecho con crayones.
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
El próximo 31 de diciembre de 2025 vence el plazo establecido por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) para que las entidades financieras puedan recibir billetes de dólar denominados como «cara chica», manchados o en mal estado, y enviarlos a la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) para su reemplazo por ejemplares nuevos.
A pesar de la inminencia del vencimiento, Arturo Luis Piano, director ejecutivo de Banco Piano, adelantó que se espera una nueva extensión de la normativa. En declaraciones recientes, el directivo señaló que el objetivo del Central es facilitar la circulación de divisas y dar una solución definitiva a un problema que afecta históricamente a los ahorristas locales. Hasta la fecha, este mecanismo ha permitido la exportación de aproximadamente US$6000 millones en billetes deteriorados.
Logística y costos a cargo del BCRA
El régimen, que fue implementado originalmente en agosto de 2024, cuenta con un incentivo fundamental para los bancos: el Banco Central asume los costos logísticos del envío a Estados Unidos. Esto permite que las entidades depositen los billetes de series anteriores o dañados físicamente en la autoridad monetaria, que luego coordina el canje con la FED sin que esto represente un gasto extra para los bancos locales.
La normativa ya ha pasado por diversas prórrogas. Inicialmente prevista para finalizar en diciembre de 2024, fue extendida primero hasta marzo de 2025 y luego hasta el último día del año corriente. Fuentes del sector financiero coinciden en que la prórroga es necesaria para seguir limpiando el mercado de dólares deteriorados y evitar la especulación que suele ocurrir en el mercado informal con estos billetes.
La voluntariedad del sistema
Un punto clave que deben tener en cuenta los usuarios es que la adhesión de los bancos a este sistema es voluntaria. Según aclaró el BCRA, las entidades financieras no tienen la obligación legal de aceptar dólares rotos o de series viejas si deciden no participar del programa. Esto genera una disparidad en el servicio:
- Banca pública: El Banco Nación y la mayoría de los bancos provinciales (incluyendo el Banco San Juan) han confirmado que mantienen la recepción de estos billetes.
- Banca privada: Algunas entidades han optado por no sumarse al régimen o aplican requisitos adicionales para los depósitos, lo que obliga a los ahorristas a consultar previamente en su sucursal.
Con esta medida, el Gobierno busca reducir el «stock» de billetes que muchas veces son rechazados en transacciones inmobiliarias o comerciales, brindando una vía oficial de recambio y normalizando el valor de todos los billetes de curso legal independientemente de su año de emisión.
Si usted es de esos ahorristas que guardan los dólares entre las hojas de una enciclopedia o en un frasco de mermelada debajo de la baldosa, preste atención porque el reloj de la «cara chica» está por marcar la medianoche. El 31 de diciembre vence el plazo del BCRA para que los bancos acepten esos billetes que parecen haber sobrevivido a la Primera Guerra Mundial, pero no se desespere: Arturo Piano, el hombre que probablemente sueña en moneda extranjera, ya avisó que el Central tiraría un nuevo centro y prorrogaría la medida. Al parecer, en Argentina lo único que dura más que una crisis económica es una «medida excepcional» que se estira como chicle en el asfalto sanjuanino durante una siesta de enero.
La movida es brillante desde el punto de vista logístico: los bancos agarran sus dólares masticados por el perro o con la cara de Benjamin Franklin en versión miniatura, se los dan al BCRA y este se encarga de mandarlos a la Reserva Federal en un viaje con todo pago. Es una especie de «Plan Canje» de divisas donde el Estado asume el flete para que las entidades no lloren por los costos. Sin embargo, como estamos en el país de la libertad —pero con asteriscos—, los bancos no están obligados a recibirlos. Es decir, si el cajero se levantó con el pie izquierdo o si al gerente no le gusta el tono de verde de su billete, puede decirle que no con la misma frialdad con la que un ex te clava el visto en WhatsApp.
Hasta ahora se exportaron unos 6000 millones de dólares en billetes impresentables, lo que demuestra que el colchón argentino es, en realidad, un geriátrico de moneda extranjera. Mientras el Banco Nación y los bancos provinciales se ponen la diez y los aceptan, algunos privados miran el papel moneda con la lupa de Sherlock Holmes buscando una mancha de café para rechazarlo. Por ahora, el 31 de diciembre es el límite teórico, pero todos sabemos que en estas pampas los plazos son más bien sugerencias creativas. Así que quédese tranquilo: lo más probable es que su billete de «cara chica» siga teniendo vida legal, aunque en las cuevas sigan queriendo cobrárselo como si fuera un dibujo hecho con crayones.