La reciente sesión en la Cámara de Diputados ha dejado mucha tela para cortar en la trastienda del poder. Aunque el oficialismo logró la media sanción general del Presupuesto, el proceso expuso una evidente mala praxis libertaria y un reacomodamiento de fuerzas donde los gobernadores del norte, con el santiagueño Gerardo Zamora a la cabeza, marcaron la cancha. El senador, aunque sin cargo ejecutivo formal, continúa ejerciendo el poder real de su provincia y ya ha manifestado en el círculo rojo sus aspiraciones presidenciales para 2027.
“Había que hacer un gol”, fue la frase que resonó el martes en la Casa de la provincia de La Pampa, donde Zamora, junto a sus pares Axel Kicillof, Gildo Insfrán, Ricardo Quintela y otros mandatarios, diseñaron la estrategia para propinarle un revés al Gobierno. El objetivo se cumplió parcialmente: el oficialismo tropezó con el rechazo al Capítulo XI (que incluía la derogación de leyes de discapacidad y financiamiento universitario) y debió ceder ante la incorporación de Pamela Calletti a la Auditoría General de la Nación (AGN).
El doble juego del «Bloque Ja-Ja»
La negociación subterránea fue intensa. Un diputado que participó activamente sintetizó la lógica de los mandatarios provinciales: “Hay mucho diálogo subterráneo. Los gobernadores necesitan pagar los sueldos, pero en el fondo son peronistas”. Esta definición apunta directamente a Gustavo Sáenz (Salta), Raúl Jalil (Catamarca) y Osvaldo Jaldo (Tucumán), bautizados irónicamente como “El bloque Ja-Ja”. Estos gobernadores, cercanos al Ejecutivo por necesidad financiera, habían recibido transferencias inéditas de Aportes del Tesoro Nacional (ATN). Sin embargo, a la hora de la verdad, colaboraron con la oposición para voltear el artículo 75 que, según la Casa Rosada, daña el equilibrio fiscal.
La sorpresa en el oficialismo fue mayúscula, especialmente con la actitud de Rolando “Rolo” Figueroa, quien no comunicó su voto de antemano. “Otra vez va a ser complejo negociar. Esto es como la primera infidelidad: es difícil volver a confiar”, admitió un operador libertario, reconociendo el golpe de realidad. La designación de Calletti en la AGN no solo fue un triunfo del peronismo y los gobernadores, sino un baño de realidad para el PRO y la UCR, que ven disminuida su influencia en un Congreso polarizado entre la hegemonía oficialista y la resistencia peronista.
Minería: la apuesta estratégica para San Juan y la región
Mientras se lamen las heridas legislativas, el Gobierno ya pone la mira en el próximo objetivo: la Ley de Glaciares. En la Casa Rosada y el Palacio de Hacienda se sigue con especial interés este proyecto que busca otorgar mayor autonomía a los gobernadores mineros e impulsar inversiones millonarias. Este punto es crucial para la provincia de San Juan, donde el proyecto Vicuña (del grupo canadiense BHP y Lundin Mining) prevé una inyección de USD 2.000 millones en los próximos años.
La minería se presenta como una industria neurálgica ante la falta de recuperación del consumo. Karina Milei, quien ya representó al país en el congreso minero de Toronto en marzo pasado, podría volver a encabezar la comitiva en 2025. Desde el sector aseguran que la Secretaria General de la Presidencia impulsó «por lo bajo» el proyecto enviado al Parlamento, atendiendo el reclamo de los gobernadores de Cuyo y el Norte. Con el cobre refinado aumentando su demanda global en un 80% y Argentina sin producirlo desde 2018, la expectativa es que los proyectos cupríferos puedan superar los USD 11.000 millones anuales para 2033, convirtiéndose en la tabla de salvación económica que el Gobierno necesita desesperadamente.
<p>La media sanción del Presupuesto en Diputados dejó un sabor agridulce en el oficialismo tras el rechazo del Capítulo XI y la pérdida de una silla clave en la AGN. La articulación política encabezada por el senador Gerardo Zamora y la maniobra de los gobernadores del norte expusieron la fragilidad legislativa de La Libertad Avanza. En paralelo, el Gobierno busca revancha impulsando la minería y la modificación de la Ley de Glaciares, vital para las inversiones en San Juan.</p>
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Bienvenidos al maravilloso mundo de la «Realpolitik Criolla», ese lugar mágico donde las fuerzas del cielo aterrizan de cara contra el pavimento de la rosca legislativa. Resulta que en la Cámara de Diputados se vivió una jornada educativa de primer nivel, un seminario intensivo titulado: «Cómo cobrarle la entrada al león y después cerrarle la jaula». Los libertarios, que llegaron con la arrogancia de quien cree que inventó la rueda, descubrieron que los gobernadores del norte tienen doctorados en supervivencia política desde antes de que se inventara TikTok. La ingenuidad oficialista fue tal que pensaron que con un par de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) compraban lealtades eternas, olvidando la máxima peronista fundamental: la lealtad se alquila, y el contrato vence cada 15 minutos.
El protagonista de esta tragicomedia fue el denominado «Bloque Ja-Ja» (Jalil y Jaldo, con la participación especial de Sáenz), un grupo de mandatarios que perfeccionó el arte de sonreír para la foto, cobrar el cheque y después votar lo que se les antoja en la madrugada, cuando los operadores de La Libertad Avanza ya están roncando o tuiteando. Es fascinante ver cómo el oficialismo se sorprende de la «traición». Un operador libertario, con el corazón roto, dijo que esto es «como la primera infidelidad». ¡Ternura total! Alguien debería avisarles que en el Congreso no hay matrimonios, hay concubinatos transitorios por conveniencia. Mientras tanto, el PRO y la UCR miran desde la tribuna, con la ñata contra el vidrio, dándose cuenta de que en esta fiesta ellos no son ni los novios ni los padrinos; a lo sumo, son los que sirven el catering y encima se quedan sin torta.
Y en medio de este descalabro de novatos versus veteranos, aparece la figura de Gerardo Zamora, el senador que actúa como gobernador, presidente en las sombras y estratega jefe, moviendo las fichas con la tranquilidad de quien sabe que el mazo está marcado. Para el Gobierno, la única esperanza que queda es refugiarse en la minería y rezarle a San Cobre. Porque si la política falla, siempre nos quedará la cordillera para vender, o al menos eso esperan mientras Karina Milei prepara las valijas para volver a Canadá, quizás buscando un manual de instrucciones sobre cómo manejar un parlamento sin terminar con un ataque de nervios.
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
La reciente sesión en la Cámara de Diputados ha dejado mucha tela para cortar en la trastienda del poder. Aunque el oficialismo logró la media sanción general del Presupuesto, el proceso expuso una evidente mala praxis libertaria y un reacomodamiento de fuerzas donde los gobernadores del norte, con el santiagueño Gerardo Zamora a la cabeza, marcaron la cancha. El senador, aunque sin cargo ejecutivo formal, continúa ejerciendo el poder real de su provincia y ya ha manifestado en el círculo rojo sus aspiraciones presidenciales para 2027.
“Había que hacer un gol”, fue la frase que resonó el martes en la Casa de la provincia de La Pampa, donde Zamora, junto a sus pares Axel Kicillof, Gildo Insfrán, Ricardo Quintela y otros mandatarios, diseñaron la estrategia para propinarle un revés al Gobierno. El objetivo se cumplió parcialmente: el oficialismo tropezó con el rechazo al Capítulo XI (que incluía la derogación de leyes de discapacidad y financiamiento universitario) y debió ceder ante la incorporación de Pamela Calletti a la Auditoría General de la Nación (AGN).
El doble juego del «Bloque Ja-Ja»
La negociación subterránea fue intensa. Un diputado que participó activamente sintetizó la lógica de los mandatarios provinciales: “Hay mucho diálogo subterráneo. Los gobernadores necesitan pagar los sueldos, pero en el fondo son peronistas”. Esta definición apunta directamente a Gustavo Sáenz (Salta), Raúl Jalil (Catamarca) y Osvaldo Jaldo (Tucumán), bautizados irónicamente como “El bloque Ja-Ja”. Estos gobernadores, cercanos al Ejecutivo por necesidad financiera, habían recibido transferencias inéditas de Aportes del Tesoro Nacional (ATN). Sin embargo, a la hora de la verdad, colaboraron con la oposición para voltear el artículo 75 que, según la Casa Rosada, daña el equilibrio fiscal.
La sorpresa en el oficialismo fue mayúscula, especialmente con la actitud de Rolando “Rolo” Figueroa, quien no comunicó su voto de antemano. “Otra vez va a ser complejo negociar. Esto es como la primera infidelidad: es difícil volver a confiar”, admitió un operador libertario, reconociendo el golpe de realidad. La designación de Calletti en la AGN no solo fue un triunfo del peronismo y los gobernadores, sino un baño de realidad para el PRO y la UCR, que ven disminuida su influencia en un Congreso polarizado entre la hegemonía oficialista y la resistencia peronista.
Minería: la apuesta estratégica para San Juan y la región
Mientras se lamen las heridas legislativas, el Gobierno ya pone la mira en el próximo objetivo: la Ley de Glaciares. En la Casa Rosada y el Palacio de Hacienda se sigue con especial interés este proyecto que busca otorgar mayor autonomía a los gobernadores mineros e impulsar inversiones millonarias. Este punto es crucial para la provincia de San Juan, donde el proyecto Vicuña (del grupo canadiense BHP y Lundin Mining) prevé una inyección de USD 2.000 millones en los próximos años.
La minería se presenta como una industria neurálgica ante la falta de recuperación del consumo. Karina Milei, quien ya representó al país en el congreso minero de Toronto en marzo pasado, podría volver a encabezar la comitiva en 2025. Desde el sector aseguran que la Secretaria General de la Presidencia impulsó «por lo bajo» el proyecto enviado al Parlamento, atendiendo el reclamo de los gobernadores de Cuyo y el Norte. Con el cobre refinado aumentando su demanda global en un 80% y Argentina sin producirlo desde 2018, la expectativa es que los proyectos cupríferos puedan superar los USD 11.000 millones anuales para 2033, convirtiéndose en la tabla de salvación económica que el Gobierno necesita desesperadamente.
Bienvenidos al maravilloso mundo de la «Realpolitik Criolla», ese lugar mágico donde las fuerzas del cielo aterrizan de cara contra el pavimento de la rosca legislativa. Resulta que en la Cámara de Diputados se vivió una jornada educativa de primer nivel, un seminario intensivo titulado: «Cómo cobrarle la entrada al león y después cerrarle la jaula». Los libertarios, que llegaron con la arrogancia de quien cree que inventó la rueda, descubrieron que los gobernadores del norte tienen doctorados en supervivencia política desde antes de que se inventara TikTok. La ingenuidad oficialista fue tal que pensaron que con un par de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) compraban lealtades eternas, olvidando la máxima peronista fundamental: la lealtad se alquila, y el contrato vence cada 15 minutos.
El protagonista de esta tragicomedia fue el denominado «Bloque Ja-Ja» (Jalil y Jaldo, con la participación especial de Sáenz), un grupo de mandatarios que perfeccionó el arte de sonreír para la foto, cobrar el cheque y después votar lo que se les antoja en la madrugada, cuando los operadores de La Libertad Avanza ya están roncando o tuiteando. Es fascinante ver cómo el oficialismo se sorprende de la «traición». Un operador libertario, con el corazón roto, dijo que esto es «como la primera infidelidad». ¡Ternura total! Alguien debería avisarles que en el Congreso no hay matrimonios, hay concubinatos transitorios por conveniencia. Mientras tanto, el PRO y la UCR miran desde la tribuna, con la ñata contra el vidrio, dándose cuenta de que en esta fiesta ellos no son ni los novios ni los padrinos; a lo sumo, son los que sirven el catering y encima se quedan sin torta.
Y en medio de este descalabro de novatos versus veteranos, aparece la figura de Gerardo Zamora, el senador que actúa como gobernador, presidente en las sombras y estratega jefe, moviendo las fichas con la tranquilidad de quien sabe que el mazo está marcado. Para el Gobierno, la única esperanza que queda es refugiarse en la minería y rezarle a San Cobre. Porque si la política falla, siempre nos quedará la cordillera para vender, o al menos eso esperan mientras Karina Milei prepara las valijas para volver a Canadá, quizás buscando un manual de instrucciones sobre cómo manejar un parlamento sin terminar con un ataque de nervios.