En el marco de las temperaturas récord que afectan a la provincia al cierre de este 2025, la comunidad médica ha intensificado las advertencias sobre los peligros del agotamiento físico y el golpe de calor. Estas condiciones, derivadas de la dificultad del organismo para disipar el calor ambiental, pueden escalar rápidamente de una molestia leve a una emergencia médica con riesgo de vida si no se aplican los protocolos de enfriamiento adecuados.
Los síntomas y cómo reconocerlos
De acuerdo con los especialistas, es fundamental distinguir entre el agotamiento y el golpe de calor. El primero «se manifiesta con sudoración excesiva, cansancio, debilidad, calambres, náuseas, cefaleas, mareos y en los niños se puede manifestar también con irritabilidad, llanto excesivo, inapetencia y piel irritada por sudor excesivo (cuello, axilas y zona del pañal)”.
Por otro lado, cuando el cuerpo pierde totalmente la capacidad de regular su temperatura, se produce el golpe de calor. Este cuadro clínico se caracteriza por una fiebre mayor a 39°C, piel roja, caliente y seca, ausencia de lágrimas, intensificación del dolor de cabeza, apatía, somnolencia, vértigos, confusión y desorientación mental, delirios, pérdida del conocimiento e incluso convulsiones. Ambas condiciones suelen ser consecuencia de la exposición prolongada a temperaturas elevadas o de realizar esfuerzos físicos intensos en ambientes calurosos y húmedos.
Grupos de riesgo y patologías preexistentes
El personal médico remarca que la vulnerabilidad aumenta en los adultos mayores, quienes a menudo no perciben la sensación de sed de forma adecuada. En los niños pequeños ocurre una situación similar, con el agravante de que no siempre cuentan con la autonomía para acceder al agua por sus propios medios. Asimismo, la situación resulta crítica en personas con enfermedades cardiovasculares, diabetes u otras patologías predisponentes, por lo que es imperativo extremar los cuidados.
Protocolo de actuación y primeros auxilios
Ante la detección de los primeros síntomas, se indica que “el manejo implica garantizar descanso en ambientes frescos y secos (usar ventilador o aire acondicionado), aflojar o sacarle la ropa y usar paños húmedos o agua fresca para enfriar el cuerpo”. Si la persona está consciente, se le debe suministrar agua fresca o pecho en el caso de lactantes, evitando terminantemente las bebidas azucaradas o calientes.
Se advierte que si un adulto mayor o un niño se muestra inusualmente calmo, se duerme repentinamente o se desvanece, es fundamental llamar de inmediato al sistema de emergencias, ya que el cuadro podría ser irreversible sin asistencia profesional.
Recomendaciones preventivas
- Hidratación: Consumir al menos dos litros de agua diarios, incluso sin sentir sed.
- Ambientes: Permanecer en espacios ventilados y evitar el sol entre las 10 y las 17 horas.
- Vestimenta: Utilizar ropa suelta, liviana, de colores claros y preferentemente de algodón, acompañada de sombreros.
- Alimentación: Priorizar frutas y verduras con alto contenido hídrico y evitar comidas pesadas.
- Actividad física: Realizar ejercicio exclusivamente en las primeras horas de la mañana o al atardecer.
<p>Ante la persistencia de temperaturas extremas en la región, especialistas médicos advierten sobre los riesgos del agotamiento y el golpe de calor. El cuadro, que puede elevar la temperatura corporal por encima de los 39°C, afecta con mayor severidad a niños, adultos mayores y pacientes crónicos. Los profesionales recomiendan hidratación constante, ambientes ventilados y evitar la exposición solar directa para prevenir complicaciones graves.</p>
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Bienvenidos a San Juan, el lugar donde el concepto de «verano» ha sido reemplazado por una simulación de vida dentro de una freidora de aire industrial. Mientras el resto del país se preocupa por el precio de la sidra, los sanjuaninos estamos atravesando la etapa final de nuestra transformación evolutiva en tomates secos. El Ministerio de Salud ha emitido una serie de recomendaciones para evitar el «golpe de calor», ese fenómeno biológico donde tu cerebro decide que es una excelente idea empezar a alucinar con glaciares mientras tus arterias transportan algo que se parece más a lava volcánica que a sangre. Según los expertos, si usted siente que su piel está más roja que el balance de un club de fútbol intervenido y su sudoración ha pasado de ser «molesta» a «hidráulica», felicitaciones: está entrando en la fase de agotamiento térmico. Es el primer paso antes de que su temperatura corporal supere los 39 grados y usted empiece a hablar en idiomas olvidados o a creer que es posible caminar sobre el asfalto de la Avenida Libertador a las tres de la tarde sin terminar con injertos de piel en las plantas de los pies.
Lo más fascinante de estas advertencias es el consejo de «permanecer en ambientes frescos y secos». Claramente, el redactor de este manual de supervivencia no vive en una provincia donde el aire acondicionado es un servicio de lujo y el ventilador de techo suele limitarse a distribuir el aire caliente de forma más equitativa, convirtiendo su habitación en un horno de convección de tamaño humano. Se nos pide que miremos con especial atención a los niños y adultos mayores, quienes aparentemente han desarrollado la capacidad mística de no sentir sed hasta que sus niveles de hidratación son equivalentes a los de una galletita de agua olvidada en el tablero de un auto al sol. La recomendación de usar «ropa clara y suelta» también es un toque de distinción; básicamente nos sugieren que nos vistamos como si fuéramos a protagonizar una publicidad de yogur griego en una isla del Egeo, con la vana esperanza de que el sol de Cuyo nos confunda con una nube y decida no incinerarnos los órganos internos de manera inmediata.
Si usted llega al Año Nuevo con delirios, confusión mental o desorientación, no le eche la culpa necesariamente al exceso de brindis: es muy probable que su organismo haya decidido que la vida como ser multicelular es demasiado estresante bajo este sol y prefiera evaporarse lentamente hacia la estratósfera. Entre la piel roja, la ausencia de lágrimas y el vértigo, el golpe de calor se presenta como esa experiencia extracorpórea que nadie pidió pero que todos estamos invitados a protagonizar. El consejo final de «evitar comidas abundantes» es la estocada final para el sanjuanino promedio que planeaba ingerir tres kilos de vitel toné a 40 grados de temperatura. En definitiva, este fin de año la consigna es clara: o nos hidratamos como si no hubiera un mañana, o terminaremos siendo el principal ingrediente de un asado donde el fuego es, simplemente, la atmósfera misma.
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
En el marco de las temperaturas récord que afectan a la provincia al cierre de este 2025, la comunidad médica ha intensificado las advertencias sobre los peligros del agotamiento físico y el golpe de calor. Estas condiciones, derivadas de la dificultad del organismo para disipar el calor ambiental, pueden escalar rápidamente de una molestia leve a una emergencia médica con riesgo de vida si no se aplican los protocolos de enfriamiento adecuados.
Los síntomas y cómo reconocerlos
De acuerdo con los especialistas, es fundamental distinguir entre el agotamiento y el golpe de calor. El primero «se manifiesta con sudoración excesiva, cansancio, debilidad, calambres, náuseas, cefaleas, mareos y en los niños se puede manifestar también con irritabilidad, llanto excesivo, inapetencia y piel irritada por sudor excesivo (cuello, axilas y zona del pañal)”.
Por otro lado, cuando el cuerpo pierde totalmente la capacidad de regular su temperatura, se produce el golpe de calor. Este cuadro clínico se caracteriza por una fiebre mayor a 39°C, piel roja, caliente y seca, ausencia de lágrimas, intensificación del dolor de cabeza, apatía, somnolencia, vértigos, confusión y desorientación mental, delirios, pérdida del conocimiento e incluso convulsiones. Ambas condiciones suelen ser consecuencia de la exposición prolongada a temperaturas elevadas o de realizar esfuerzos físicos intensos en ambientes calurosos y húmedos.
Grupos de riesgo y patologías preexistentes
El personal médico remarca que la vulnerabilidad aumenta en los adultos mayores, quienes a menudo no perciben la sensación de sed de forma adecuada. En los niños pequeños ocurre una situación similar, con el agravante de que no siempre cuentan con la autonomía para acceder al agua por sus propios medios. Asimismo, la situación resulta crítica en personas con enfermedades cardiovasculares, diabetes u otras patologías predisponentes, por lo que es imperativo extremar los cuidados.
Protocolo de actuación y primeros auxilios
Ante la detección de los primeros síntomas, se indica que “el manejo implica garantizar descanso en ambientes frescos y secos (usar ventilador o aire acondicionado), aflojar o sacarle la ropa y usar paños húmedos o agua fresca para enfriar el cuerpo”. Si la persona está consciente, se le debe suministrar agua fresca o pecho en el caso de lactantes, evitando terminantemente las bebidas azucaradas o calientes.
Se advierte que si un adulto mayor o un niño se muestra inusualmente calmo, se duerme repentinamente o se desvanece, es fundamental llamar de inmediato al sistema de emergencias, ya que el cuadro podría ser irreversible sin asistencia profesional.
Recomendaciones preventivas
- Hidratación: Consumir al menos dos litros de agua diarios, incluso sin sentir sed.
- Ambientes: Permanecer en espacios ventilados y evitar el sol entre las 10 y las 17 horas.
- Vestimenta: Utilizar ropa suelta, liviana, de colores claros y preferentemente de algodón, acompañada de sombreros.
- Alimentación: Priorizar frutas y verduras con alto contenido hídrico y evitar comidas pesadas.
- Actividad física: Realizar ejercicio exclusivamente en las primeras horas de la mañana o al atardecer.
Bienvenidos a San Juan, el lugar donde el concepto de «verano» ha sido reemplazado por una simulación de vida dentro de una freidora de aire industrial. Mientras el resto del país se preocupa por el precio de la sidra, los sanjuaninos estamos atravesando la etapa final de nuestra transformación evolutiva en tomates secos. El Ministerio de Salud ha emitido una serie de recomendaciones para evitar el «golpe de calor», ese fenómeno biológico donde tu cerebro decide que es una excelente idea empezar a alucinar con glaciares mientras tus arterias transportan algo que se parece más a lava volcánica que a sangre. Según los expertos, si usted siente que su piel está más roja que el balance de un club de fútbol intervenido y su sudoración ha pasado de ser «molesta» a «hidráulica», felicitaciones: está entrando en la fase de agotamiento térmico. Es el primer paso antes de que su temperatura corporal supere los 39 grados y usted empiece a hablar en idiomas olvidados o a creer que es posible caminar sobre el asfalto de la Avenida Libertador a las tres de la tarde sin terminar con injertos de piel en las plantas de los pies.
Lo más fascinante de estas advertencias es el consejo de «permanecer en ambientes frescos y secos». Claramente, el redactor de este manual de supervivencia no vive en una provincia donde el aire acondicionado es un servicio de lujo y el ventilador de techo suele limitarse a distribuir el aire caliente de forma más equitativa, convirtiendo su habitación en un horno de convección de tamaño humano. Se nos pide que miremos con especial atención a los niños y adultos mayores, quienes aparentemente han desarrollado la capacidad mística de no sentir sed hasta que sus niveles de hidratación son equivalentes a los de una galletita de agua olvidada en el tablero de un auto al sol. La recomendación de usar «ropa clara y suelta» también es un toque de distinción; básicamente nos sugieren que nos vistamos como si fuéramos a protagonizar una publicidad de yogur griego en una isla del Egeo, con la vana esperanza de que el sol de Cuyo nos confunda con una nube y decida no incinerarnos los órganos internos de manera inmediata.
Si usted llega al Año Nuevo con delirios, confusión mental o desorientación, no le eche la culpa necesariamente al exceso de brindis: es muy probable que su organismo haya decidido que la vida como ser multicelular es demasiado estresante bajo este sol y prefiera evaporarse lentamente hacia la estratósfera. Entre la piel roja, la ausencia de lágrimas y el vértigo, el golpe de calor se presenta como esa experiencia extracorpórea que nadie pidió pero que todos estamos invitados a protagonizar. El consejo final de «evitar comidas abundantes» es la estocada final para el sanjuanino promedio que planeaba ingerir tres kilos de vitel toné a 40 grados de temperatura. En definitiva, este fin de año la consigna es clara: o nos hidratamos como si no hubiera un mañana, o terminaremos siendo el principal ingrediente de un asado donde el fuego es, simplemente, la atmósfera misma.