IA desentraña el lenguaje canino: ¿Qué ocultan sus ladridos?

Redacción Cuyo News
6 min
Cortito y conciso:

Investigadores de Estados Unidos y México desarrollaron un modelo de inteligencia artificial, Wav2vec2, capaz de interpretar los ladridos de perros, usando datos de vocalizaciones caninas y métodos de aprendizaje profundo. Este avance podría mejorar la comprensión de las emociones y necesidades de los perros, abriendo nuevas vías para su cuidado y bienestar.

¿Qué nos dicen realmente los ladridos? Inteligencia artificial al rescate

Un grupo de científicos, entre estadounidenses y mexicanos, se embarcó en una cruzada digna de Indiana Jones, pero en vez de buscar reliquias, se propusieron descifrar el misterioso lenguaje de los perros. No, no hablamos de adiestramiento básico, sino de meterle inteligencia artificial al asunto, y vaya que parece que lograron algo interesante.

Artem Abzaliev, un estudiante de doctorado de la Universidad de Michigan, junto con colegas del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) de Puebla, crearon una herramienta que, partiendo de patrones del habla humana, busca entender qué hay detrás de cada ladrido. El modelo, llamado Wav2vec2, «acepta el audio del ladrido de un perro y predice diversas propiedades» según explica Abzaliev. Este no es el típico silbato para perros, sino un software con esteroides.

El origen de los datos: Un tour por las emociones caninas

El corazón de esta investigación late gracias a la curiosidad de Humberto Pérez Espinosa, investigador del INAOE. Desde el 2015, Pérez se dedicó a grabar a más de 100 perros en diversas situaciones, desde estímulos positivos, como juguetes nuevos, hasta negativos, como la simulación de una salida de su dueño que los dejaba en casa, dejando un festín de angustia. «Visitábamos casas donde poníamos a los perros en distintas situaciones con la idea de generarles estímulos positivos y negativos para analizar después contrastes a través de patrones que se generan en vocalizaciones», comentó.

El objetivo, según el mismo Pérez Espinosa, era medir esas reacciones y compararlas, «si a una reacción positiva o a una negativa». Un trabajo minucioso, casi de espías caninos, pero con un fin noble: entender mejor a nuestros compañeros de cuatro patas.

Entre las escenas más comunes: un extraño tocando fuerte la puerta (situación de alerta, seguro) o el dueño amagando a salir, pero dejando solo al perro (frustración y angustia, un clásico). Por el lado positivo, se registraron las reacciones a juguetes nuevos y caricias, generando ese estado de paz que le conocemos a nuestros perros cuando nos dan un lametazo en la cara.

Toda esta información cruda se convirtió en el caldo de cultivo para el modelo de inteligencia artificial. Básicamente, le metieron al software horas de ladridos de diferentes razas, edades y sexos. Un verdadero banquete auditivo.

¿Cómo funciona el truco de magia de la IA?

El equipo utilizó Wav2Vec2, un modelo creado por Meta para entender el habla humana. Pero claro, un can no habla como un ser humano común y corriente (aunque algunos se esfuercen). Por eso, la herramienta tuvo una adaptación especial con técnicas de validación cruzada para poder entender los «discursos» de los perros. «La idea es medir el desempeño del modelo de manera más confiable y reducir la posibilidad de que el resultado dependa de una sola división de los datos», explica Pérez Ramírez.

Con la información recabada, los investigadores pudieron generar representaciones acústicas de los ladridos. Al final Wav2vec2 no solo cumplió el objetivo, sino que también superó a otros modelos entrenados con datos de ladridos de perros, con una precisión de hasta el 70%. Algo que deja a más de uno con la boca abierta, no me dirán que una cifra así no es digna de un titular.

Implicaciones del hallazgo: Más allá del ladrido

Según los investigadores, este modelo «es uno de los primeros que utiliza una técnica optimizada para el habla humana con el fin de ayudar a decodificar la comunicación animal.» Y es que, si bien otros modelos se han usado para descifrar ladridos, no son de aprendizaje profundo. La herramienta, entrenada con grandes cantidades de datos de voz humana, tiene un potencial enorme.

Este avance puede mejorar la forma en que entendemos las señales de nuestros perros. Ya no se trata solo de saber si el perro está feliz o enojado, sino de entender la intensidad de sus emociones y sus necesidades. Conocer mejor los matices de los ladridos podría mejorar la forma en que los dueños o los veterinarios interpretan y responden a las necesidades emocionales y físicas de los perros.

Es cierto, quizás este avance no va a reemplazar al veterinario de confianza ni nos va a dar un traductor exacto de ladridos. Pero, como dice el dicho, “quien le pone la oreja al perro, conoce hasta sus secretos”. Y con esta tecnología tendremos la oreja más afinada que nunca, con un software como aliado.

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