IA: ¿Realidad o Ficción? Claves para Detectar Imágenes Sintéticas

Redacción Cuyo News
6 min
Cortito y conciso:

Las imágenes generadas por inteligencia artificial son cada vez más indistinguibles de las reales, pero aún conservan detalles que las delatan. El análisis minucioso de manos, rostros, iluminación y el ruido digital son claves para diferenciar lo auténtico de lo sintético. Herramientas y software también pueden ser aliados para esta tarea, pero la intuición humana sigue siendo crucial. La capacidad de reconocer estos contenidos es una responsabilidad ética en un mundo donde la desinformación prolifera

En la era digital, donde los límites entre lo real y lo artificial se difuminan a velocidad de vértigo, las imágenes creadas por la inteligencia artificial (IA) se han convertido en el nuevo caballo de Troya. Es que, entre retratos que parecen de carne y hueso hasta paisajes que te harían dudar de tu propia experiencia, la habilidad de separar lo auténtico de la pura invención se volvió más importante que nunca. Y aunque pareciera que estamos en medio de una película de ciencia ficción, hay trucos que todos podemos usar para no caer en la trampa.

Ojo con los detalles, que el diablo está en ellos

Si bien la IA es cada vez más piola, aún tiene algunos puntos débiles, como un jugador de fútbol que le erra a un penal con el arco vacío. Para empezar, las manos. Si ves una foto con dedos que más que humanos parecen salchichas o con proporciones raras, ahí ya tenés una alerta. Y ojo con los rostros. Si los ojos te miran raro, si hay reflejos que no cierran o si la expresión de la cara parece robótica, es muy probable que estés frente a una creación digital. La luz es otra que la IA aún no logra dominar, mostrándonos imágenes con sombras desubicadas o reflejos que no concuerdan con la fuente de luz. Si te encontrás con una imagen tan «perfecta» que te hace dudar, desconfiá, que a veces lo más llamativo es puro chamuyo. Y ni hablar de los textos, que son un dolor de cabeza para la IA, que crea letras raras o palabras sin sentido, como si hubieran salido de un diccionario escrito por un marciano.

Ahora, hablemos del ruido digital, ese granulado que aparece en las fotos de la vida real. La IA no lo entiende muy bien, y las imágenes que crea suelen verse muy lisas, sin ese ruido aleatorio que le da carácter a una foto tradicional. Cuando intenta simular ese ruido, generalmente falla, creando patrones repetitivos y raros, como un disco rayado que nunca termina. Así que, si ves una imagen que parece de porcelana, es hora de levantar las cejas.

Herramientas que son nuestras aliadas, pero no la panacea

Pero no todo depende de nuestra vista. Por suerte, tenemos a la tecnología de nuestro lado. Hay programas que analizan las imágenes píxel por píxel y pueden detectar patrones que nosotros no vemos, con una precisión que ronda el 90%. ¿Cómo trabajan? Utilizan redes neuronales que detectan el lenguaje visual artificial, como si tuvieran un superpoder del que nosotros carecemos. Una de esas herramientas es FotoForensics, que te permite ver los metadatos de una imagen, revelando el software utilizado para crearla. Ahora, ojo, porque estas herramientas no son infalibles. Si un vivo se pone a manipular la información, nos puede dejar en offside. En fin, que ni los programas lo ven todo.

Y los videos no se salvan de nuestro análisis. Los movimientos raros, las caras que cambian entre fotogramas y la sincronización audio-imagen que falla son señales claras de que estamos frente a un video creado con IA. También hay herramientas para analizar estos videos, como Deepware AI Scanner, que examina cada fotograma y detecta las anomalías. Y el audio también nos puede dar una mano, con tonos robóticos o cambios repentinos que delatan los deepfakes. Es como si el video hablara y nos dijera: «!Che, ehh, soy de mentira!».

El sexto sentido, nuestra mejor arma

No obstante, y a pesar de toda la tecnología a nuestra disposición, todavía tenemos algo que la IA no puede copiar: el sexto sentido. A veces, vemos algo que no nos cierra, aunque no podamos explicar por qué. Es una sensación, una percepción que nos avisa cuando algo no es del todo genuino. Combinando esta intuición con los consejos que ya hemos comentado, tenemos una chance de reconocer las imágenes sintéticas que andan por ahí. Pero ojo, que la batalla es constante y debemos mantenernos siempre atentos.

Y para terminar, más allá de lo técnico, reconocer estas imágenes se vuelve una obligación ética. Porque los vivos que usan la IA para hacer desinformación pueden lastimar a un montón de personas. Por eso es esencial desarrollar habilidades y herramientas, que estén al alcance de todos, para que nadie nos venda gato por liebre. Es nuestro deber como ciudadanos digitales estar atentos y protegernos de las mentiras.

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