River Plate empató 1-1 ante Platense en el inicio de la temporada, un partido que se sintió como una extensión del 2024. A pesar de las nuevas incorporaciones y la pretemporada, el equipo aún busca resolver cómo superar planteos defensivos rivales. El desafío para el equipo de Gallardo es imponer su juego incluso en condiciones adversas, trabajando en un funcionamiento más aceitado y la rebeldía individual de sus jugadores.
River descubrió el sábado en Vicente López que el tiempo corre a otra velocidad. No solo porque los partidos ahí parecen durar menos de 90 minutos, sino porque el calendario del equipo también se alteró: su debut en la temporada se jugó un insólito 56 de diciembre de 2024. ¡Increíble pero real!
Aclaremos que la General Paz no es un portal espacio-temporal. Sin embargo, la sensación de un año que se resiste a terminar es la que dejó un equipo que, con caras nuevas y una pretemporada a cuestas, sigue sin encontrar cómo resolver la ecuación que le plantean sus rivales. Y ojo, que el partido del Calamar no es una excepción, sino una muestra de lo que le espera a River en el fútbol argentino. ¡Prepárense, porque habrá muchos Platenses y Vicentes López en el camino!
Lejos del confort del Monumental, con su césped de billar y su tribuna que empuja como ninguna otra, el desafío para River es imponer condiciones incluso cuando todo está en contra. El gol tempranero de Platense desordenó el plan y obligó a buscar un camino que jamás apareció, ¡Eber Ludueña estaría orgulloso de ese cerrojo! Y lo peor, señoras y señores, es que este libreto se repetirá una y otra vez a lo largo del torneo.
El desafío para el Muñeco
Gallardo lo sabe de memoria: el fútbol argento no es para tibios. Se juega sin espacios, a veces directamente no se juega, hay más roce que en cualquier otra liga y los rivales rara vez proponen un ida y vuelta. Muchas veces hay que meter la pierna, y ganar las divididas es fundamental. Pero, más allá de meterle mentalidad a sus jugadores, el deté necesita un plan para cuando el rival se planta atrás y le cierra todas las puertas, una situación que se repetirá constantemente.
Un funcionamiento más aceitado es la clave: triangulaciones veloces, presión alta para recuperar la pelota cerca del arco y el famoso «caos ordenado» para confundir al rival. También se necesita rebeldía y que los jugadores con más chapa eleven el nivel. En Vicente López, casi nadie rompió el molde con una jugada individual o un remate de media distancia. ¡Casi nadie!
El crédito sigue abierto
Pero calma, esto recién empieza. A los equipos del Muñeco siempre les costó arrancar, hasta que agarran ritmo. El entrenador sabe qué ecuación debe resolver para lo que viene, pero mientras River no despeje la X, su 2024 dará vueltas como un calesita de pueblo. Y vos, ¿qué opinas? ¡Dale, comentá y prendamos el debate!
River Plate –
Rojas empató el partido para River
Franco Armani –