En un partido que tuvo más rosca que un clásico barrial, Racing se impuso 1-0 a Belgrano con un gol de «Maravilla» Martínez. El encuentro, que prometía emociones fuertes, terminó con más bostezos que festejos, aunque la Academia se llevó los tres puntos a casa. Hubo córners, llegadas y hasta un par de videos para corroborar que sí, hubo fútbol.
En la noche de Avellaneda, la Academia logró una victoria ajustada 1-0 sobre Belgrano, en un encuentro que dejó más dudas que certezas, pero que al fin y al cabo suma tres puntos al casillero de Racing. El único tanto del partido fue obra de Adrián «Maravilla» Martínez, quien se despachó con un gol de esos que te hacen acordar al «Chori» Domínguez en sus mejores épocas.
Un gol y poco más en la noche de Avellaneda
El partido, que se desarrolló en el siempre imponente Cilindro, tuvo un inicio con más intenciones que concreciones. Racing, con su formación estelar, intentó imponer condiciones, pero Belgrano se paró firme, como un buen defensor central que no deja pasar ni al viento. A los 19 minutos, tras una asistencia de Martirena, «Maravilla» Martínez se inventó un golazo, de esos que hacen saltar al relator y que te hacen pensar si no sería buena idea volver al fútbol después de años de abandono.
La jugada, que arrancó con un desborde por derecha, terminó con un remate cruzado que se coló en el arco del equipo cordobés. Fue un gol que valió doble, ya que no solo abrió el marcador sino que también le dio una inyección de confianza a un Racing que estaba más dubitativo que un hincha definiendo su once ideal. Después de eso, el partido se convirtió en un ida y vuelta digno de una calesita, aunque con menos emociones que el programa de Tinelli un lunes por la noche. Hubo chances para ambos, pero ninguna con la contundencia necesaria para mover el marcador.
El protagonismo de los arqueros
El encuentro, que se disputó con un marco de público que superaba en alegría a lo que se veía en la cancha, tuvo a los arqueros como protagonistas en varios momentos. Tanto Gabriel Arias, por Racing, como Juan Espínola, por Belgrano, se lucieron con un par de atajadas que evitaron que el tanteador se moviera. Lo cierto es que los arcos no fueron precisamente las vallas de Lehmann; fueron más bien esos que se ven en los picados de los barrios, donde a veces entra la pelota y a veces no.
En resumen, Racing logró una victoria que, aunque no fue para enmarcar, suma tres puntos valiosos en la lucha por el campeonato. Belgrano, por su parte, se fue con las manos vacías pero con la sensación de que pudo haber dado más. Si el partido hubiese terminado 0 a 0, nadie habría protestado. A los que nos gusta el futbol champagne, nos quedamos con ganas de más show, más gambetas y menos pelotazos. Pero bueno, el futbol argentino siempre nos sorprende.