River Plate, tras su ajustada victoria ante Instituto, ya piensa en San Lorenzo. Marcelo Gallardo sigue de cerca la evolución de Maxi Meza, quien sufre una tendinitis rotuliana. El DT evalúa rotar el equipo para el clásico del domingo, pero la situación de Meza es clave en la decisión. El jugador está entre algodones y su presencia en el encuentro es incierta.
Después de la sufrida victoria ante Instituto, con ese gol agónico, que nos hizo saltar del sillón como si hubiéramos metido un gol en la final del Mundial, River Plate ya puso la mira en el clásico contra San Lorenzo. Marcelo Gallardo, cual estratega de ajedrez, analiza cada pieza del tablero, y una de las que le genera mayor incertidumbre es la de Maxi Meza, el volante que sufrió una tendinitis rotuliana que lo obligó a salir del campo ante los cordobeses.
Ya lo dijo el Bambino Veira: «El fútbol es como la vida, te da revancha». Y Gallardo lo sabe bien. Si bien la lesión de Meza no reviste gravedad, su evolución es impredecible, cual gambeta de Maradona. El Muñeco lo cuidará como a un juvenil promesa hasta el pitido inicial del clásico, que se jugará el domingo en el Nuevo Gasómetro ante un San Lorenzo urgido de puntos.
La encrucijada de Gallardo
El entrenador millonario, conocedor de los vaivenes del fútbol, debe tomar una decisión clave: ¿arriesga a Meza o apuesta por la rotación? El calendario apremia, y el desgaste físico es un factor a tener en cuenta, como en el ciclismo que te deja sin piernas en las últimas etapas. La opción de rotar no es descabellada, teniendo en cuenta la seguidilla de partidos, pero la presencia de un jugador como Meza siempre te da ese plus de jerarquía, ese pase milimétrico que solo los elegidos saben dar.
San Lorenzo, un rival que siempre exige
El clásico ante San Lorenzo nunca es un partido más, es como un Boca-River pero con menos historia, es un partido que se juega con el cuchillo entre los dientes, donde a nadie le gusta perder. El «Ciclón» está necesitado de puntos para escalar posiciones, por lo cual será un partido de alto voltaje. Esta situación obliga al Muñeco a afinar el lápiz y plantear un partido inteligente, que se adapte al rival y a las circunstancias, como un boxeador que estudia a su contrincante antes de salir al ring.
La semana será clave para determinar el once inicial. Gallardo buscará el equilibrio perfecto entre frescura y experiencia, con la esperanza de que Meza llegue en condiciones óptimas. La decisión final, como siempre, estará en manos del entrenador, ese estratega que nos hace vivir el fútbol con tanta pasión, que nos hace levantar de la silla con un gol o nos hace preguntarnos por qué este equipo no siempre juega así. Al final, el fútbol es así, una montaña rusa de emociones.
