Cuando la empleada doméstica abrió la puerta del departamento 6A de Aguirre al 200, en el corazón de Villa Crespo, lo primero que vio fue a uno de los chicos tendido sobre el suelo en medio de un charco de sangre. El reloj marcaba las 13:30 del miércoles 21 de mayo, y esa primera imagen fue solo la entrada a una escena aterradora.
En cuestión de minutos, la policía tomó control del lugar y confirmó la magnitud del horror: cuatro cuerpos, todos con múltiples heridas provocadas con un cuchillo. Las víctimas eran Bernardo Adrián Seltzer (53 años), Laura Fernanda Leguizamón (50), y sus dos hijos adolescentes, Ian (15) e Ivo (12). Según los peritos, el padre fue encontrado muerto en la cama matrimonial, los adolescentes en sus habitaciones y en un pasillo —como intentando escapar—, mientras que Laura apareció en el baño con una puñalada en el corazón.
La investigación, que lidera el fiscal César Troncoso, apuntó rápidamente a una hipótesis escalofriante: un triple homicidio seguido de suicidio, perpetrado por Leguizamón. En la cocina del departamento se encontró una carta manuscrita en un papel manchado con sangre que decía brevemente: “Todo mal, fue mucho. Los amo. Muy perverso”. Según los investigadores, esta sería una especie de despedida y confesión escrita por la madre antes de terminar con su propia vida.
La puerta del departamento estaba cerrada por dentro y no había señales de robo ni violencia externa. Esto descartó prácticamente desde el inicio la intervención de terceros en el hecho.
Cronología confirmada del 21 de mayo
- Madrugada (aprox. entre las 6 y las 7) – Vecinos del edificio de Aguirre 295 escuchan gritos breves y un golpe seco procedentes del sexto piso.
- Entre las 6 y las 7 – La autopsia preliminar establece que Bernardo Adrián Seltzer (53) es asesinado mientras duerme; sus hijos Ian (15) e Ivo (12) reciben múltiples puñaladas cuando intentan huir; finalmente, Laura Fernanda Leguizamón (50) se quita la vida con una única puñalada en el baño.
- Pasadas las 13 – La empleada doméstica llega al departamento, encuentra el cuerpo de Ivo bloqueando la puerta y llama al 911.
- Minutos después – Personal de Homicidios y el fiscal César Troncoso aseguran la escena y cortan la cuadra.
- Primera tarde – Policía Científica incauta una carta manchada de sangre en la cocina que funciona como confesión y despedida.
Quiénes eran los Seltzer-Leguizamón

La familia llevaba una vida aparentemente normal, según coincidieron vecinos y amigos. Bernardo Seltzer era un conocido corredor de granos, graduado en la UADE y con una trayectoria destacada en empresas ligadas al agro. Laura Leguizamón, por su parte, tenía un emprendimiento comercial propio y era muy activa en redes sociales. Había nacido en Lanús y, aunque no pertenecía a la colectividad judía como su esposo e hijos, participaba activamente en la vida social y familiar.
Ian e Ivo eran alumnos del reconocido colegio ORT, tenían amigos, participaban en actividades escolares, y habían realizado recientemente viajes familiares a Uruguay y República Dominicana. Las fotos compartidas en redes sociales mostraban una familia sonriente y en apariencia feliz, lo que hace aún más desconcertante el desenlace de la tragedia.
Las alertas previas
La hermana de Laura reveló a los investigadores que la mujer estaba bajo tratamiento psiquiátrico, pero que en las últimas semanas había dejado su medicación, lo cual generó cambios bruscos de ánimo. Esto fue confirmado también por la empleada doméstica, que percibió recientemente actitudes extrañas y repentinos arranques de tensión.
Dentro del departamento se incautaron medicamentos psiquiátricos y antidepresivos, lo que refuerza la hipótesis del brote psicótico. Hasta ahora, sin embargo, ningún registro oficial indicaba antecedentes de violencia doméstica o denuncias previas por conflictos familiares.
Qué sigue ahora
Los cuerpos fueron trasladados a la Morgue Judicial para realizar las autopsias que determinarán con exactitud la hora y secuencia de las muertes, dato clave para reconstruir el horror con precisión. Mientras tanto, los investigadores están analizando los teléfonos celulares y computadoras de las víctimas para encontrar pistas adicionales que puedan explicar mejor el contexto previo al ataque.
Si la fiscalía confirma la autoría del crimen en Laura Leguizamón, el expediente quedará sin imputados vivos, pero las preguntas continuarán abiertas: ¿qué detonó exactamente este episodio fatal?, ¿quién controlaba o debía controlar la evolución de su tratamiento psiquiátrico?, y, sobre todo, ¿podría haberse evitado?
Mientras tanto, Villa Crespo se recupera lentamente de un golpe que nadie anticipó, pero que hoy la convierte en epicentro de una tragedia imposible de olvidar.
Más allá de Villa Crespo
Entre 2015 y 2024 se documentaron 26 casos de filicidio‑suicidio en Argentina; el 73 % de las autoras tenía diagnóstico psiquiátrico previo.
El edificio permanece bajo llave judicial. Tras cuatro vidas truncadas, queda una pregunta incómoda: ¿Quién debía haber sonado la alarma antes de que el silencio se volviera irreversible?