Argentina registró en mayo un récord histórico en importación de neumáticos: 869.525 unidades ingresaron al país, según datos oficiales. De ese total, 737.431 fueron para automóviles y camionetas, mientras que 132.094 correspondieron a camiones y buses. El volumen marca un aumento del 10,6 % respecto a abril en el segmento liviano, y una leve baja del 1 % en el rubro de vehículos pesados.
Esta avalancha de neumáticos importados, principalmente desde China, obligó a las marcas locales a reducir precios hasta un 15 %, alcanzando valores similares a los del mercado chileno. La medida beneficia directamente al consumidor, pero genera una fuerte presión sobre los fabricantes nacionales, que enfrentan costos de producción más elevados.
Mercado saturado y competencia desigual
“Hoy es imposible competir contra productos que ingresan con un precio más bajo que el de las materias primas que los componen”, señalaron desde Fate, la única fabricante de neumáticos 100 % nacional, que no importa. La empresa denunció la existencia de prácticas de dumping, mientras que las otras 2 grandes firmas del país, Bridgestone y Pirelli, optaron por reforzar su oferta de productos importados.
Actualmente, más de 400 marcas compiten en el mercado argentino. La situación se originó por la apertura comercial impulsada por el gobierno nacional y la baja progresiva de aranceles de importación, que pasarán del 35 % al 16 % en septiembre de este año.
Precios comparables con Chile
Una rápida comparación de precios ilustra el fenómeno: un neumático Bridgestone Turanza 195/55 R15 se vende en Argentina a USD 118, y en Chile a USD 121. El mismo patrón se repite con otras marcas internacionales como Dunlop o Nexen, lo que confirma que el mercado local se ha equiparado con los valores regionales.
Impacto regulatorio: menos trabas para importar
El gobierno nacional eliminó el Certificado de Homologación de Autopartes de Seguridad (CHAS), que exigía requisitos técnicos a los importadores. A partir del 7 de julio, los neumáticos podrán ingresarse al país sin esa certificación, siempre que cuenten con avales internacionales como los de la ONU, el INTI, el IRAM o laboratorios acreditados por ISO 17025.
Además, fabricantes e importadores deberán incorporar un código QR que permita acceder a la información técnica del producto. Esta simplificación administrativa es vista como una ventaja adicional para los importadores, ya que los fabricantes locales no debían cumplir con ese trámite en la misma medida.
“Esto no va a frenar la tendencia actual. La avalancha ya ocurrió, y el mercado se reconfiguró”, concluyó un empresario del sector. Según admiten desde varias cadenas, los stocks están llenos y los precios en caída. En este contexto, la industria nacional enfrenta el desafío de resistir sin perder el equilibrio… o el caucho.