El Gobierno de Javier Milei sufrió su primer revés institucional de peso desde la asunción: el Senado de la Nación rechazó el veto presidencial a la Ley de Emergencia en Discapacidad, y reinstaló su vigencia con una mayoría opositora abrumadora. La votación fue contundente: 63 votos a favor de revertir el veto y sólo 7 en contra.
Una derrota que llega en plena campaña
El contexto no podría ser más complejo para el oficialismo. Con el Presidente en Estados Unidos, reunido con empresarios, y en la antesala de unas elecciones clave en la provincia de Buenos Aires, La Libertad Avanza evita cualquier definición pública. La Casa Rosada pospone decisiones, consciente del impacto político y fiscal que implica retroceder en una de sus principales banderas: el ajuste sin concesiones.
“Cuando nos llegue (la ley), veremos”, deslizaron desde el entorno presidencial. La idea es no mover ninguna ficha hasta el regreso de Milei, previsto para el sábado a la madrugada. Recién entonces podrían comenzar a evaluarse las respuestas formales.
Silencio oficial y cautela estratégica
A diferencia de otras ocasiones, tras la derrota parlamentaria no hubo comunicado en redes ni declaraciones oficiales. Fuentes del Gobierno reconocieron que se analiza judicializar el caso, o incluso solicitar la nulidad de la sesión legislativa. Sin embargo, hacia el final de la jornada, ganó la postura de no avanzar con acciones que podrían escalar el conflicto institucional.
“No la veo”, admitió un legislador oficialista. “No creo”, dijo otro. La opción de acudir a la Corte Suprema también se enfría, ya que implicaría enfrentar al Poder Legislativo en un momento de alta tensión institucional.
Un Congreso más adverso y una ley sensible
La ley de emergencia en discapacidad es un tema de alta sensibilidad social y política. Su derogación había generado un fuerte rechazo en múltiples sectores. La reinstalación de la norma representa un gesto opositor con alto impacto simbólico, y marca un cambio en la dinámica del Congreso, donde la resistencia a los decretos presidenciales empieza a organizarse con mayor eficacia.
Además, el Senado dio media sanción a un proyecto que modifica el régimen de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), herramienta clave para el Ejecutivo ante la dificultad de lograr consensos legislativos. Si Diputados aprueba la modificación, el margen de maniobra de Milei podría reducirse aún más.
Esperar y recalcular
Por ahora, el Gobierno gana tiempo. La estrategia es no confrontar directamente, al menos hasta que pase la elección bonaerense. Cualquier acción más contundente quedaría para después del domingo, cuando el panorama político se aclare. Mientras tanto, el oficialismo evita decisiones que puedan comprometer aún más su gobernabilidad o abrir frentes judiciales complejos.
El mensaje entre líneas es claro: el Congreso no es un mero espectador y empieza a marcar el ritmo del debate político. La reversión del veto presidencial a la Ley de Discapacidad es el primer gran signo de ese cambio de época.
En una derrota histórica para el oficialismo, el Senado rechazó el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad, reinstalando su vigencia con una amplia mayoría opositora. El Gobierno, con el Presidente en Estados Unidos y en plena veda electoral en Buenos Aires, evita definir una estrategia. Se analiza judicializar la medida o pedir la nulidad de la sesión, aunque en las últimas horas se impuso la cautela y el repliegue.
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Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
El Gobierno de Javier Milei sufrió su primer revés institucional de peso desde la asunción: el Senado de la Nación rechazó el veto presidencial a la Ley de Emergencia en Discapacidad, y reinstaló su vigencia con una mayoría opositora abrumadora. La votación fue contundente: 63 votos a favor de revertir el veto y sólo 7 en contra.
Una derrota que llega en plena campaña
El contexto no podría ser más complejo para el oficialismo. Con el Presidente en Estados Unidos, reunido con empresarios, y en la antesala de unas elecciones clave en la provincia de Buenos Aires, La Libertad Avanza evita cualquier definición pública. La Casa Rosada pospone decisiones, consciente del impacto político y fiscal que implica retroceder en una de sus principales banderas: el ajuste sin concesiones.
“Cuando nos llegue (la ley), veremos”, deslizaron desde el entorno presidencial. La idea es no mover ninguna ficha hasta el regreso de Milei, previsto para el sábado a la madrugada. Recién entonces podrían comenzar a evaluarse las respuestas formales.
Silencio oficial y cautela estratégica
A diferencia de otras ocasiones, tras la derrota parlamentaria no hubo comunicado en redes ni declaraciones oficiales. Fuentes del Gobierno reconocieron que se analiza judicializar el caso, o incluso solicitar la nulidad de la sesión legislativa. Sin embargo, hacia el final de la jornada, ganó la postura de no avanzar con acciones que podrían escalar el conflicto institucional.
“No la veo”, admitió un legislador oficialista. “No creo”, dijo otro. La opción de acudir a la Corte Suprema también se enfría, ya que implicaría enfrentar al Poder Legislativo en un momento de alta tensión institucional.
Un Congreso más adverso y una ley sensible
La ley de emergencia en discapacidad es un tema de alta sensibilidad social y política. Su derogación había generado un fuerte rechazo en múltiples sectores. La reinstalación de la norma representa un gesto opositor con alto impacto simbólico, y marca un cambio en la dinámica del Congreso, donde la resistencia a los decretos presidenciales empieza a organizarse con mayor eficacia.
Además, el Senado dio media sanción a un proyecto que modifica el régimen de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), herramienta clave para el Ejecutivo ante la dificultad de lograr consensos legislativos. Si Diputados aprueba la modificación, el margen de maniobra de Milei podría reducirse aún más.
Esperar y recalcular
Por ahora, el Gobierno gana tiempo. La estrategia es no confrontar directamente, al menos hasta que pase la elección bonaerense. Cualquier acción más contundente quedaría para después del domingo, cuando el panorama político se aclare. Mientras tanto, el oficialismo evita decisiones que puedan comprometer aún más su gobernabilidad o abrir frentes judiciales complejos.
El mensaje entre líneas es claro: el Congreso no es un mero espectador y empieza a marcar el ritmo del debate político. La reversión del veto presidencial a la Ley de Discapacidad es el primer gran signo de ese cambio de época.