El Aeropuerto Internacional Islas Malvinas de Rosario modificó su fisonomía habitual este martes para convertirse en una platea improvisada donde la pasión y la expectativa fueron protagonistas absolutos. La confirmación del plan de vuelo del Gulfstream V matrícula LV-IRQ, la aeronave que traslada a Lionel Messi, movilizó a cientos de fanáticos que, reposera y mate en mano, montaron una guardia de honor bajo el sol santafesino para recibir al capitán de la Selección Argentina.
A diferencia de arribos anteriores caracterizados por el sigilo, esta vuelta a casa tiene un componente emotivo especial. Tras una exigente gira comercial por India que lo mantuvo alejado de Miami y de su país, el «10» regresa para reencontrarse con sus raíces y cumplir con una agenda que combina el descanso familiar con uno de los eventos sociales más importantes del clan Messi. «Le prometí a mi nene que si veníamos temprano quizás lo veíamos pasar con la camioneta», relató Matías, un vecino de Funes, sintetizando el sentimiento de una multitud que se agolpó contra el alambrado perimetral.
Operativo especial en una pista en obra
La llegada del astro activó un dispositivo de seguridad de alto perfil, coordinado entre las fuerzas provinciales y la seguridad privada del Kentucky Club de Campo, el búnker habitual de la familia en la localidad de Funes. La logística debió sortear un obstáculo técnico: el aeropuerto rosarino se encuentra en la fase final de sus obras de remodelación, con una fecha de culminación estipulada para el 29 de diciembre.
Sin embargo, fuentes aeroportuarias confirmaron que se gestionaron permisos especiales para que el vuelo privado pudiera operar en Fisherton, descartando así la opción de desviar la nave al aeropuerto de Sauce Viejo, una alternativa que había generado incertidumbre en las últimas horas. Una vez en tierra, el protocolo fue expeditivo: una camioneta negra con vidrios polarizados retiró al capitán al pie de la pista, evitando el hall central pero cruzando ante la marea de hinchas que aguardaban en los accesos.
La boda del año: privacidad extrema y visitas de lujo
Si bien el motivo principal del viaje son las fiestas de Navidad y Año Nuevo, el foco de atención está puesto en el sábado 3 de enero de 2026. Ese día se celebrará el casamiento de María Sol Messi, la hermana menor del futbolista, un evento que promete convertir a Funes en el epicentro del deporte mundial, aunque bajo un manto de hermetismo absoluto.
A diferencia de la boda de Lionel y Antonela en 2017, la celebración de María Sol busca un perfil «íntimo, campestre y blindado». Según pudo saber este medio, la fiesta se realizará en una estancia privada en la zona de Funes/Roldán, y contará con medidas de seguridad inéditas, incluyendo un sistema «anti-drones» y de inhibición visual para proteger la privacidad de los asistentes. Además, se ha solicitado a los invitados y al staff la firma de acuerdos de confidencialidad y la restricción en el uso de teléfonos celulares.
La lista de invitados confirma la presencia de la «mesa chica» de la Selección y amigos íntimos de la carrera de Leo:
- Luis Suárez y Sofía Balbi: Su presencia está confirmada; compartirán el Año Nuevo con los Messi y permanecerán para la boda.
- Sergio «Kun» Agüero: Se espera su arribo desde Miami en los próximos días.
- La incógnita Neymar: Existen fuertes rumores sobre la asistencia del astro brasileño, aunque su presencia dependerá de su calendario de recuperación deportiva.
El capitán tiene previsto permanecer en el país descansando hasta la segunda semana de enero de 2026, momento en el que regresará a Estados Unidos para iniciar la pretemporada con el Inter Miami, de cara a un año competitivo que incluirá la disputa de la Concachampions.
<p>Lionel Messi aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Rosario a bordo de su jet privado tras una gira por India, dando inicio a su estancia en el país para las fiestas y el casamiento de su hermana, María Sol. Pese a las obras en la terminal aérea, se habilitó la pista para la aeronave LV-IRQ, evitando el desvío a Sauce Viejo. El astro se instaló en el Kentucky Club de Campo bajo un fuerte operativo de seguridad.</p>
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Hay pocas cosas en este mundo capaces de detener la burocracia argentina o de acelerar una obra pública, y una de ellas es la llegada del Mesías a su tierra prometida. Resulta que el Aeropuerto de Rosario, que para el común de los mortales está en «etapa final de remodelación» —eufemismo técnico para decir que hay más polvo y vallas que en una excavación arqueológica—, mágicamente abrió sus puertas celestiales para que el Gulfstream V de Lionel pose sus ruedas sagradas sobre el asfalto santafesino. Porque seamos honestos: si Messi decidiera aterrizar con un helicóptero en el patio de comidas del Monumento a la Bandera un domingo al mediodía, las autoridades no solo lo autorizarían, sino que le preguntarían si prefiere mayonesa o mostaza en el sándwich de bienvenida.
La escena en Fisherton es el resumen perfecto de nuestra psiquis nacional: familias enteras rostizándose al sol con una devoción que ni en peregrinación a Luján, padres usando a sus hijos de periscopio humano sobre el alambrado y una fe inquebrantable en ver, aunque sea, el reflejo de la camioneta polarizada. Y ahora se viene el «evento del año», el casamiento de María Sol, que promete tener más seguridad que la cumbre del G20. Hablan de sistemas «anti-drones» y «inhibición visual» en el medio del campo en Funes. Es fascinante imaginar a los mosquitos de la zona teniendo que presentar credencial biométrica para picar a Luis Suárez, o a un tío lejano tratando de sacar una selfie de contrabando mientras un equipo táctico le apunta con un láser desde un alcornoque. Rosario se prepara para ser el centro del universo, y nosotros, simples espectadores, nos conformamos con saber que el aire que respiramos tiene un 0,001% más de talento futbolístico que ayer.
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
El Aeropuerto Internacional Islas Malvinas de Rosario modificó su fisonomía habitual este martes para convertirse en una platea improvisada donde la pasión y la expectativa fueron protagonistas absolutos. La confirmación del plan de vuelo del Gulfstream V matrícula LV-IRQ, la aeronave que traslada a Lionel Messi, movilizó a cientos de fanáticos que, reposera y mate en mano, montaron una guardia de honor bajo el sol santafesino para recibir al capitán de la Selección Argentina.
A diferencia de arribos anteriores caracterizados por el sigilo, esta vuelta a casa tiene un componente emotivo especial. Tras una exigente gira comercial por India que lo mantuvo alejado de Miami y de su país, el «10» regresa para reencontrarse con sus raíces y cumplir con una agenda que combina el descanso familiar con uno de los eventos sociales más importantes del clan Messi. «Le prometí a mi nene que si veníamos temprano quizás lo veíamos pasar con la camioneta», relató Matías, un vecino de Funes, sintetizando el sentimiento de una multitud que se agolpó contra el alambrado perimetral.
Operativo especial en una pista en obra
La llegada del astro activó un dispositivo de seguridad de alto perfil, coordinado entre las fuerzas provinciales y la seguridad privada del Kentucky Club de Campo, el búnker habitual de la familia en la localidad de Funes. La logística debió sortear un obstáculo técnico: el aeropuerto rosarino se encuentra en la fase final de sus obras de remodelación, con una fecha de culminación estipulada para el 29 de diciembre.
Sin embargo, fuentes aeroportuarias confirmaron que se gestionaron permisos especiales para que el vuelo privado pudiera operar en Fisherton, descartando así la opción de desviar la nave al aeropuerto de Sauce Viejo, una alternativa que había generado incertidumbre en las últimas horas. Una vez en tierra, el protocolo fue expeditivo: una camioneta negra con vidrios polarizados retiró al capitán al pie de la pista, evitando el hall central pero cruzando ante la marea de hinchas que aguardaban en los accesos.
La boda del año: privacidad extrema y visitas de lujo
Si bien el motivo principal del viaje son las fiestas de Navidad y Año Nuevo, el foco de atención está puesto en el sábado 3 de enero de 2026. Ese día se celebrará el casamiento de María Sol Messi, la hermana menor del futbolista, un evento que promete convertir a Funes en el epicentro del deporte mundial, aunque bajo un manto de hermetismo absoluto.
A diferencia de la boda de Lionel y Antonela en 2017, la celebración de María Sol busca un perfil «íntimo, campestre y blindado». Según pudo saber este medio, la fiesta se realizará en una estancia privada en la zona de Funes/Roldán, y contará con medidas de seguridad inéditas, incluyendo un sistema «anti-drones» y de inhibición visual para proteger la privacidad de los asistentes. Además, se ha solicitado a los invitados y al staff la firma de acuerdos de confidencialidad y la restricción en el uso de teléfonos celulares.
La lista de invitados confirma la presencia de la «mesa chica» de la Selección y amigos íntimos de la carrera de Leo:
- Luis Suárez y Sofía Balbi: Su presencia está confirmada; compartirán el Año Nuevo con los Messi y permanecerán para la boda.
- Sergio «Kun» Agüero: Se espera su arribo desde Miami en los próximos días.
- La incógnita Neymar: Existen fuertes rumores sobre la asistencia del astro brasileño, aunque su presencia dependerá de su calendario de recuperación deportiva.
El capitán tiene previsto permanecer en el país descansando hasta la segunda semana de enero de 2026, momento en el que regresará a Estados Unidos para iniciar la pretemporada con el Inter Miami, de cara a un año competitivo que incluirá la disputa de la Concachampions.
Hay pocas cosas en este mundo capaces de detener la burocracia argentina o de acelerar una obra pública, y una de ellas es la llegada del Mesías a su tierra prometida. Resulta que el Aeropuerto de Rosario, que para el común de los mortales está en «etapa final de remodelación» —eufemismo técnico para decir que hay más polvo y vallas que en una excavación arqueológica—, mágicamente abrió sus puertas celestiales para que el Gulfstream V de Lionel pose sus ruedas sagradas sobre el asfalto santafesino. Porque seamos honestos: si Messi decidiera aterrizar con un helicóptero en el patio de comidas del Monumento a la Bandera un domingo al mediodía, las autoridades no solo lo autorizarían, sino que le preguntarían si prefiere mayonesa o mostaza en el sándwich de bienvenida.
La escena en Fisherton es el resumen perfecto de nuestra psiquis nacional: familias enteras rostizándose al sol con una devoción que ni en peregrinación a Luján, padres usando a sus hijos de periscopio humano sobre el alambrado y una fe inquebrantable en ver, aunque sea, el reflejo de la camioneta polarizada. Y ahora se viene el «evento del año», el casamiento de María Sol, que promete tener más seguridad que la cumbre del G20. Hablan de sistemas «anti-drones» y «inhibición visual» en el medio del campo en Funes. Es fascinante imaginar a los mosquitos de la zona teniendo que presentar credencial biométrica para picar a Luis Suárez, o a un tío lejano tratando de sacar una selfie de contrabando mientras un equipo táctico le apunta con un láser desde un alcornoque. Rosario se prepara para ser el centro del universo, y nosotros, simples espectadores, nos conformamos con saber que el aire que respiramos tiene un 0,001% más de talento futbolístico que ayer.