Una potente masa de aire polar comenzó a ingresar este viernes al país, activando alertas meteorológicas en cinco provincias del sur y centro argentino. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) advirtió sobre nevadas intensas y un descenso extremo de temperaturas que podrían alcanzar los 15 grados bajo cero en algunas zonas.
Alerta por nevadas persistentes en la Patagonia y Cuyo
El fenómeno afectará especialmente a las provincias de Neuquén, Río Negro, Chubut, La Pampa y el sur de Mendoza. Se prevé que las condiciones más severas ocurran entre el sábado y el domingo, con acumulaciones de nieve que oscilarán entre los 10 y 50 centímetros, dependiendo de la región.
- Cordillera Patagónica: Se esperan los mayores acumulados (30 a 50 cm), afectando a localidades como Bariloche, Esquel y San Martín de los Andes.
- Sur de Mendoza: Especialmente en Malargüe, con acumulaciones entre 25 y 40 cm.
- Meseta Patagónica y zonas bajas: Entre 10 y 20 cm en ciudades del Alto Valle de Río Negro y Neuquén.
Una masa de aire polar afecta desde hoy a cinco provincias del sur y centro del país. El SMN emitió alertas por fuertes nevadas y frío extremo que podrían alcanzar los -15 °C. Las autoridades desplegaron operativos preventivos y piden extremar precauciones, especialmente en rutas y zonas vulnerables. El evento se extenderá hasta el domingo.
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La Patagonia y Cuyo no tiemblan: directamente se congelan. Una ola de frío polar de esas que parecen haber sido despachadas directo desde Siberia sin escalas, está azotando cinco provincias con nieve, viento, y un termómetro que no sabe lo que es el cero. Desde hoy, y por todo el fin de semana, el sur del país se convierte en una especie de freezer natural con paisajes de postal… y complicaciones bien reales.
Las rutas se cubren de hielo como si fueran pistas de curling, los autos duermen bajo mantas blancas y hasta el mate sale tibio. En ciudades como Bariloche o Esquel, ya no se sabe si salir con bufanda o con una frazada, mientras que en el oeste pampeano, donde ver nieve es como ver un unicornio, los vecinos sacan selfies con los copos y después corren a buscar las cadenas porque la RN 40 está intransitable.
La nieve no discrimina: cae en la cordillera, baja al llano, y amenaza hasta con colarse en los parabrisas de quienes se aventuren sin abrigo ni GPS. Y por si fuera poco, llega con temperaturas que hacen que hasta los pingüinos quieran calefacción: -14, -15, y un número incierto que aparece en el horizonte como si fuera una mala broma del invierno.
Las autoridades hacen lo que pueden: alertas rojas, vallas en las rutas, recomendaciones que parecen sacadas de un manual de supervivencia ártica. ¿Viajar? Sólo si es esencial. ¿Salir sin abrigo? Sólo si querés hacer cosplay de estalactita. ¿Monóxido de carbono? Más temido que el frío mismo.
Mientras tanto, la región se paraliza, los servicios se tensionan, y todos esperan que el lunes traiga algo más que un inicio de semana: que traiga, al menos, un poco de calor. Porque por ahora, lo único que sube en la Patagonia… es la escarcha.
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