En una sesión que redefine el rumbo económico y social del país, el Senado de la Nación aprobó de manera definitiva, respetando la media sanción de la Cámara de Diputados, el Presupuesto 2026 y la denominada Ley de Inocencia Fiscal. El paquete legislativo, que contó con el respaldo clave de sectores de la Unión Cívica Radical, ha despertado fuertes críticas debido al severo ajuste en áreas estratégicas y a los riesgos normativos en materia de control financiero.
El desfinanciamiento educativo llega a mínimos históricos
Uno de los puntos más controvertidos del Presupuesto 2026 es la partida destinada a la educación. Los legisladores oficialistas y aliados —incluido el senador Valdés, de Corrientes, con pasado en la Franja Morada— avalaron una reducción presupuestaria que ubica la inversión educativa en el 0,8% del PBI. Esta cifra rompe definitivamente con la meta legal del 6% del Producto Bruto Interno, objetivo que se alcanzó por última vez en 2015.
La evolución del financiamiento educativo muestra una caída sistemática: tras oscilar entre el 2,3% y el 3,5% en años anteriores, en 2025 se situó cerca del 1,5% debido a la prórroga presupuestaria y una inflación acumulada del 160% entre 2024 y 2025. Con la nueva ley, se eliminan además los fondos específicos para la educación técnica (ex CONET), comprometiendo la formación profesional en todo el territorio nacional.
Inocencia Fiscal: riesgos de lavado y sanciones internacionales
La Ley de Inocencia Fiscal introdujo cambios profundos en el régimen tributario y financiero. Si bien la norma actualiza los montos para considerar la evasión, establece un esquema que no exige declarar el origen de los fondos que se incorporan al sistema financiero. Esta omisión sitúa al país en una posición de vulnerabilidad frente al Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), pudiendo ser catalogado nuevamente como paraíso fiscal o jurisdicción no cooperante, rompiendo acuerdos con rango constitucional desde 1994.
Especialistas advierten que esta falta de trazabilidad permite el lavado de activos provenientes de delitos graves como el narcotráfico o el tráfico de armas. Por otro lado, la ley eleva las multas por incumplimientos formales de manera exponencial: de los actuales $200 y $400, las sanciones pasarán a $220.000 para personas físicas y $440.000 para jurídicas. «Muchos responsables inscriptos no facturan en un mes lo suficiente para asegurar la rotación de mercadería y el pago de sueldos», señalan desde diversos Consejos Profesionales, advirtiendo que el cobro ejecutivo de estas multas derivará en quiebras masivas e impulsará la implosión del sector privado.
Incógnita por las reservas de oro del BCRA
En el marco de esta reconfiguración económica, la Justicia ha exigido precisiones sobre las reservas de oro del Estado Nacional. Tras las denuncias y pedidos de informe de la Auditoría General de la Nación, se busca determinar el paradero de 11 toneladas de oro en lingotes que fueron trasladadas en camiones de caudales hacia el aeropuerto de Ezeiza durante julio y agosto de 2024.
La situación judicial compromete al presidente del Banco Central y al ministro de Economía, quienes podrían enfrentar cargos por incumplimiento de los deberes de funcionario público y malversación. El impacto financiero es directo: el oro representa aproximadamente U$S 4.981 millones de las reservas brutas. Sin embargo, al no poder confirmarse su ubicación y disponibilidad, las reservas netas reales se estiman en valores superiores a los U$S -23.000 millones, profundizando la fragilidad del balance de la autoridad monetaria.
<p>El Senado de la Nación sancionó el Presupuesto 2026 y la Ley de Inocencia Fiscal, consolidando un drástico recorte en educación que sitúa la inversión en el 0,8% del PBI. La nueva normativa fiscal genera alertas por riesgos de lavado de activos y posibles sanciones internacionales del GAFI. Paralelamente, la Justicia intimó al Banco Central a informar el destino de 11 toneladas de oro trasladadas al exterior en 2024.</p>
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Bienvenidos al «Ajuste Permanente: Edición Navideña», donde el Senado de la Nación decidió que el mejor regalo para el país es un Presupuesto 2026 que tiene menos futuro que un helado en la vereda de la calle Rivadavia al mediodía. En una sesión que pasará a la historia por su capacidad de ignorar tanto a las bases como a la lógica matemática elemental, los senadores —incluyendo a los radicales que alguna vez juraron por la Franja Morada— decidieron que la educación pública es un lujo innecesario. Para el 2026, el presupuesto educativo será del 0,8% del PBI. Básicamente, el Estado le está diciendo a los estudiantes que, en vez de aprender técnica o ingeniería, mejor vayan practicando el arte de la fotosíntesis, porque ni para tizas va a quedar.
Pero no se preocupen, porque si el estudio no da frutos, siempre pueden aprovechar la flamante «Ley de Inocencia Fiscal». El nombre es una genialidad poética: es como llamar «terapia de relajación» a un asalto a mano armada. Esta ley es el sueño del pibe para cualquier emprendedor del rubro «cosas que se caen de un camión», ya que permite ingresar fondos al sistema financiero sin que nadie pregunte si esa plata viene de vender soja o de un secuestro extorsivo. Estamos a un paso de que el GAFI nos eche del «mundo civilizado» y nos mande a jugar en la liga de los paraísos fiscales junto a Seychelles, con la diferencia de que ellos tienen playas paradisíacas y nosotros tenemos un BCRA que está más seco que lengua de loro.
Hablando del Banco Central, la Justicia finalmente se dio cuenta de que faltan 11 toneladas de oro. Sí, leyó bien, no se perdieron un par de clips o una abrochadora: se «extraviaron» lingotes que viajaron en camiones de caudales hasta Ezeiza en 2024 y nunca más mandaron ni una postal. Mientras el Gobierno hace malabares para explicar dónde está el metal, las reservas netas están en un rojo tan profundo que ya parecen el Mar Muerto. Pero quédense tranquilos, que si no presentan la declaración jurada a tiempo, la multa pasó de 400 pesos a 440.000. Es un plan maestro: quebrar a los que trabajan para pagarle el flete al oro que nadie sabe dónde está. Es el fin del Estado, pero con un humor negro que ni en las mejores épocas de la aristocracia francesa se animaron a tanto.
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
En una sesión que redefine el rumbo económico y social del país, el Senado de la Nación aprobó de manera definitiva, respetando la media sanción de la Cámara de Diputados, el Presupuesto 2026 y la denominada Ley de Inocencia Fiscal. El paquete legislativo, que contó con el respaldo clave de sectores de la Unión Cívica Radical, ha despertado fuertes críticas debido al severo ajuste en áreas estratégicas y a los riesgos normativos en materia de control financiero.
El desfinanciamiento educativo llega a mínimos históricos
Uno de los puntos más controvertidos del Presupuesto 2026 es la partida destinada a la educación. Los legisladores oficialistas y aliados —incluido el senador Valdés, de Corrientes, con pasado en la Franja Morada— avalaron una reducción presupuestaria que ubica la inversión educativa en el 0,8% del PBI. Esta cifra rompe definitivamente con la meta legal del 6% del Producto Bruto Interno, objetivo que se alcanzó por última vez en 2015.
La evolución del financiamiento educativo muestra una caída sistemática: tras oscilar entre el 2,3% y el 3,5% en años anteriores, en 2025 se situó cerca del 1,5% debido a la prórroga presupuestaria y una inflación acumulada del 160% entre 2024 y 2025. Con la nueva ley, se eliminan además los fondos específicos para la educación técnica (ex CONET), comprometiendo la formación profesional en todo el territorio nacional.
Inocencia Fiscal: riesgos de lavado y sanciones internacionales
La Ley de Inocencia Fiscal introdujo cambios profundos en el régimen tributario y financiero. Si bien la norma actualiza los montos para considerar la evasión, establece un esquema que no exige declarar el origen de los fondos que se incorporan al sistema financiero. Esta omisión sitúa al país en una posición de vulnerabilidad frente al Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), pudiendo ser catalogado nuevamente como paraíso fiscal o jurisdicción no cooperante, rompiendo acuerdos con rango constitucional desde 1994.
Especialistas advierten que esta falta de trazabilidad permite el lavado de activos provenientes de delitos graves como el narcotráfico o el tráfico de armas. Por otro lado, la ley eleva las multas por incumplimientos formales de manera exponencial: de los actuales $200 y $400, las sanciones pasarán a $220.000 para personas físicas y $440.000 para jurídicas. «Muchos responsables inscriptos no facturan en un mes lo suficiente para asegurar la rotación de mercadería y el pago de sueldos», señalan desde diversos Consejos Profesionales, advirtiendo que el cobro ejecutivo de estas multas derivará en quiebras masivas e impulsará la implosión del sector privado.
Incógnita por las reservas de oro del BCRA
En el marco de esta reconfiguración económica, la Justicia ha exigido precisiones sobre las reservas de oro del Estado Nacional. Tras las denuncias y pedidos de informe de la Auditoría General de la Nación, se busca determinar el paradero de 11 toneladas de oro en lingotes que fueron trasladadas en camiones de caudales hacia el aeropuerto de Ezeiza durante julio y agosto de 2024.
La situación judicial compromete al presidente del Banco Central y al ministro de Economía, quienes podrían enfrentar cargos por incumplimiento de los deberes de funcionario público y malversación. El impacto financiero es directo: el oro representa aproximadamente U$S 4.981 millones de las reservas brutas. Sin embargo, al no poder confirmarse su ubicación y disponibilidad, las reservas netas reales se estiman en valores superiores a los U$S -23.000 millones, profundizando la fragilidad del balance de la autoridad monetaria.
Bienvenidos al «Ajuste Permanente: Edición Navideña», donde el Senado de la Nación decidió que el mejor regalo para el país es un Presupuesto 2026 que tiene menos futuro que un helado en la vereda de la calle Rivadavia al mediodía. En una sesión que pasará a la historia por su capacidad de ignorar tanto a las bases como a la lógica matemática elemental, los senadores —incluyendo a los radicales que alguna vez juraron por la Franja Morada— decidieron que la educación pública es un lujo innecesario. Para el 2026, el presupuesto educativo será del 0,8% del PBI. Básicamente, el Estado le está diciendo a los estudiantes que, en vez de aprender técnica o ingeniería, mejor vayan practicando el arte de la fotosíntesis, porque ni para tizas va a quedar.
Pero no se preocupen, porque si el estudio no da frutos, siempre pueden aprovechar la flamante «Ley de Inocencia Fiscal». El nombre es una genialidad poética: es como llamar «terapia de relajación» a un asalto a mano armada. Esta ley es el sueño del pibe para cualquier emprendedor del rubro «cosas que se caen de un camión», ya que permite ingresar fondos al sistema financiero sin que nadie pregunte si esa plata viene de vender soja o de un secuestro extorsivo. Estamos a un paso de que el GAFI nos eche del «mundo civilizado» y nos mande a jugar en la liga de los paraísos fiscales junto a Seychelles, con la diferencia de que ellos tienen playas paradisíacas y nosotros tenemos un BCRA que está más seco que lengua de loro.
Hablando del Banco Central, la Justicia finalmente se dio cuenta de que faltan 11 toneladas de oro. Sí, leyó bien, no se perdieron un par de clips o una abrochadora: se «extraviaron» lingotes que viajaron en camiones de caudales hasta Ezeiza en 2024 y nunca más mandaron ni una postal. Mientras el Gobierno hace malabares para explicar dónde está el metal, las reservas netas están en un rojo tan profundo que ya parecen el Mar Muerto. Pero quédense tranquilos, que si no presentan la declaración jurada a tiempo, la multa pasó de 400 pesos a 440.000. Es un plan maestro: quebrar a los que trabajan para pagarle el flete al oro que nadie sabe dónde está. Es el fin del Estado, pero con un humor negro que ni en las mejores épocas de la aristocracia francesa se animaron a tanto.