Con 69 votos afirmativos y una única oposición, el Senado de la Nación sancionó este jueves la “Ley Nicolás”, una norma destinada a mejorar la atención médica, garantizar la seguridad del paciente y evitar errores evitables en las instituciones de salud. El proyecto había sido aprobado previamente en Diputados, impulsado por el radical Fabio Quetlas.
Una ley con nombre, historia y justicia
La ley lleva el nombre de Nicolás Deanna, un joven de 24 años que falleció en octubre de 2017 por un mal diagnóstico en una clínica de Pinamar. Su madre, Gabriela Covelli, encabezó desde entonces una cruzada para que su historia no se repita. Nicolás presentaba síntomas claros de meningitis bacteriana, pero fue diagnosticado erróneamente con una contractura y una angina. El tratamiento inadecuado terminó con su vida.
“El médico se reía de mi preocupación”, denunció la madre en una carta pública enviada en 2019. En ella relató que durante días se ignoraron los síntomas y se rechazaron estudios, hasta que ya fue tarde: “Selló la muerte segura de mi hijo con daño cerebral irreversible y coma”, escribió.
Qué establece la “Ley Nicolás”
Entre sus puntos principales, la ley contempla la:
- Creación de una historia clínica digital, encriptada e interoperable.
- Certificación obligatoria y periódica de profesionales e instituciones de salud.
- Protocolos de actuación para prevenir daños evitables.
- Auditorías de las prestaciones médicas y evaluación del desempeño individual.
- Monitoreo de indicadores de seguridad y prácticas clínicas.
- Registro Unificado de Eventos Centinela (RUDEC) para identificar y seguir casos críticos o evitables.
También introduce definiciones clave como evento centinela, incidente, acto temerario y evento adverso no evitable, estructurando legalmente situaciones que hasta ahora quedaban en la nebulosa médica.
Una sola disidencia y una frase que generó repudio
La norma fue apoyada por la abrumadora mayoría del Senado, pero encontró un voto negativo: el de Carmen Álvarez Rivero, senadora del PRO por Córdoba, alineada con Patricia Bullrich. Durante el debate, la legisladora expresó: “No creo que los niños argentinos tengan derecho a venir al Garrahan a ser curados”, una frase que generó un inmediato rechazo en redes sociales y en el propio recinto.
Con la aprobación de esta ley, se establece un marco institucional claro para mejorar la calidad del sistema de salud y prevenir tragedias como la de Nicolás. Un paso adelante que, aunque tardío, apunta a transformar el dolor en política pública.
El Senado de la Nación aprobó por amplia mayoría la llamada “Ley Nicolás”, que apunta a mejorar la calidad de atención médica y prevenir errores fatales. La norma obliga a implementar historias clínicas digitales, auditorías y protocolos de seguridad en todas las instituciones de salud. La iniciativa surgió tras la muerte evitable de Nicolás Deanna, de 24 años, por un mal diagnóstico. Solo una senadora votó en contra.
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Con 69 votos afirmativos y una única oposición, el Senado de la Nación sancionó este jueves la “Ley Nicolás”, una norma destinada a mejorar la atención médica, garantizar la seguridad del paciente y evitar errores evitables en las instituciones de salud. El proyecto había sido aprobado previamente en Diputados, impulsado por el radical Fabio Quetlas.
Una ley con nombre, historia y justicia
La ley lleva el nombre de Nicolás Deanna, un joven de 24 años que falleció en octubre de 2017 por un mal diagnóstico en una clínica de Pinamar. Su madre, Gabriela Covelli, encabezó desde entonces una cruzada para que su historia no se repita. Nicolás presentaba síntomas claros de meningitis bacteriana, pero fue diagnosticado erróneamente con una contractura y una angina. El tratamiento inadecuado terminó con su vida.
“El médico se reía de mi preocupación”, denunció la madre en una carta pública enviada en 2019. En ella relató que durante días se ignoraron los síntomas y se rechazaron estudios, hasta que ya fue tarde: “Selló la muerte segura de mi hijo con daño cerebral irreversible y coma”, escribió.
Qué establece la “Ley Nicolás”
Entre sus puntos principales, la ley contempla la:
- Creación de una historia clínica digital, encriptada e interoperable.
- Certificación obligatoria y periódica de profesionales e instituciones de salud.
- Protocolos de actuación para prevenir daños evitables.
- Auditorías de las prestaciones médicas y evaluación del desempeño individual.
- Monitoreo de indicadores de seguridad y prácticas clínicas.
- Registro Unificado de Eventos Centinela (RUDEC) para identificar y seguir casos críticos o evitables.
También introduce definiciones clave como evento centinela, incidente, acto temerario y evento adverso no evitable, estructurando legalmente situaciones que hasta ahora quedaban en la nebulosa médica.
Una sola disidencia y una frase que generó repudio
La norma fue apoyada por la abrumadora mayoría del Senado, pero encontró un voto negativo: el de Carmen Álvarez Rivero, senadora del PRO por Córdoba, alineada con Patricia Bullrich. Durante el debate, la legisladora expresó: “No creo que los niños argentinos tengan derecho a venir al Garrahan a ser curados”, una frase que generó un inmediato rechazo en redes sociales y en el propio recinto.
Con la aprobación de esta ley, se establece un marco institucional claro para mejorar la calidad del sistema de salud y prevenir tragedias como la de Nicolás. Un paso adelante que, aunque tardío, apunta a transformar el dolor en política pública.