Brasil está en la lona y un periodista carioca lo confirma: la culpa no es de los jugadores (¡mirá vos!), sino de la dirigencia de la CBF y las decisiones de Dorival Junior. Parece que Ancelotti era el sueño húmedo, pero se quedaron con las manos vacías y un equipo a la deriva.

Brasil, un papelón histórico
¿Qué le pasa a la verdeamarela? La pregunta que retumba hasta en el Cristo Redentor. Y sí, no hay forma de tapar el sol con la mano: la selección brasileña atraviesa su peor momento en más de un siglo. Ni Passarella en sus épocas de DT se animaría a tanto.
Bochornos que ni Ramón Díaz se atrevió a coleccionar
Esta selección, con Dorival Jr. al mando, viene acumulando papelones como si fueran figuritas. Perdimos de local contra Argentina en el Maracaná, algo que no pasaba ni en pedo en las Eliminatorias. Para colmo, terminamos la eliminatoria sin ganarle ni un partido a Venezuela… ¡Venezuela papá! Y como si fuera poco, nos clavaron cuatro goles en un partido de Eliminatorias. Un desastre digno de Eber Ludueña.
¿La culpa es de los jugadores? ¡Dejate de joder!
Tenemos jugadores de la puta madre, figuras en Europa, cracks que la rompen en la Champions. Vinicius, por ejemplo, se llevó el The Best y es el terror de las defensas rivales. Entonces, ¿dónde está el problema? Afuera de la cancha, señores, en el palco.
La CBF, un cabaret de decisiones
Arranca por la dirigencia de la CBF. Ednaldo Rodrigues, más político que Bilardo en la AFA, parece que sabe de fútbol lo que yo de física cuántica. Después del Mundial de Qatar, se encaprichó con traer a Ancelotti. Mientras esperaba el “sí” del italiano (que nunca llegó), tiró a la basura un año de trabajo. Primero con Ramón Menezes, que se comió un baile en el Mundial Sub-20 y nos dejó afuera de los Juegos Olímpicos de París. Después, con Fernando Diniz, el «entrenador del momento», que con su tiki tiki a lo Guardiola versión berreta no logró ni empatar con la selección de mi barrio.
El empujón de Dibu Martínez a Raphinha y la caricia de Paredes
Dorival Junior, un técnico más perdido que Mostaza Merlo en un laberinto
Y para rematarla, Ednaldo se sacó de la galera a Dorival Junior, otro «entrenador del momento». Con un par de Copas de Brasil y una Libertadores en el currículum, parecía el salvador. Pero no, Dorival demostró que le queda grande el puesto. Sus cambios son más predecibles que los penales de Palermo, y su actitud en la cancha es la de un técnico que está viendo un partido de truco en el bar de la esquina. Contra Argentina, con un 3 a 1 en contra, miraba el baile de Scaloni como si nada. Y Scaloni, con todo respeto, no es que sea Pep Guardiola. Los cambios de Dorival? Un lateral por otro lateral, un volante por otro volante…pura emoción.
Ednaldo, recién reelecto hasta 2030, está más perdido que el Titanic en el Atlántico. Es difícil que Dorival siga después de la fecha FIFA de junio, pero… ¿quién lo va a reemplazar? Brasil es un barco a la deriva, buscando un capitán que lo lleve a buen puerto.