Franco Armani, como un Fillol moderno, se vistió de héroe en Lima con dos atajadas monumentales que aseguraron la victoria de River en su debut en la Libertadores. La Muralla de Casilda sigue sumando vallas invictas y se acerca al récord de presencias en el torneo.
Armani, el cerrojo Millonario en Lima
Pasan los años, los técnicos, hasta los planteos tácticos… pero hay una constante en River: Franco Armani. El tipo es como el Diego del arco, aparece cuando más lo necesitás. Y en el debut de la Libertadores, contra Universitario en Lima, lo volvió a demostrar. No es que el Millo haya jugado mal, pero los peruanos tuvieron sus chances y ahí apareció el Pulpo Armani, agrandado como en la final del Mundial, para ahogar el grito de gol.
Dos tapadas que valen oro
No fueron atajadas cualquiera, eh. Fueron de esas que te hacen saltar del sillón, de esas que te dejan pensando «¿cómo hizo?». Manos firmes, reflejos felinos, una ubicación digna de un ajedrecista… Armani las tiene todas. Parecía que la pelota se le metía por los huecos, pero él, como si tuviera un imán en los guantes, la sacaba. Un par de tapadas clave que mantuvieron el cero en el arco y le permitieron a River arrancar la Copa con el pie derecho. Si esto no es ser figura, que baje el Bambino Veira y lo explique.
A la caza del récord
Además de ser el héroe de la noche, Armani se acerca a un récord histórico: el de más presencias en la Libertadores. Hoy tiene 103 partidos, a diez del legendario Ever Almeida. Si River llega a semifinales, el Pulpo se corona como el rey de la Copa. Y viendo cómo ataja, no sería nada raro que lo logre. Como dijo el Cholo Simeone, «el esfuerzo no se negocia», y Armani lo demuestra partido a partido.
