La estructura organizativa de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) sufrirá una modificación de peso en el cierre del calendario. Bernardo Romeo, quien se desempeñó durante los últimos seis años como Coordinador General de Selecciones Juveniles, dejará su cargo formalmente el próximo 31 de diciembre. La decisión, fundamentada en motivos personales y profesionales, marca el fin de un ciclo que fue calificado internamente como esencial para la reestructuración del fútbol formativo en el país.
El arquitecto del proyecto de selecciones
Bajo la administración de Claudio “Chiqui” Tapia, Romeo asumió la responsabilidad de unificar los criterios de formación entre las categorías menores y la Selección Mayor. Su labor, desarrollada lejos de la exposición mediática, permitió consolidar una línea de trabajo coherente que facilitó la transición de futbolistas hacia el equipo conducido por Lionel Scaloni. Durante su gestión, la Argentina no solo obtuvo resultados deportivos de relevancia en juveniles, sino que logró restablecer una metodología de trabajo a largo plazo, recuperando la identidad histórica del semillero nacional.
Uno de los hitos más destacados de su paso por Ezeiza fue la creación del Departamento de Scouting Internacional. A través de esta oficina, la AFA consiguió identificar, captar y fidelizar a jóvenes promesas con raíces argentinas que se desempeñaban en clubes europeos. Este proceso de seguimiento preventivo fue vital para asegurar que futbolistas con doble nacionalidad optaran por representar a la Albiceleste, nutriendo así el recambio generacional de cara a los próximos compromisos internacionales.
Rumbo a la Major League Soccer
Respecto a su futuro inmediato, trascendió que el exdelantero de San Lorenzo ya tendría un acuerdo para incorporarse a la estructura deportiva de una franquicia de los Estados Unidos. El objetivo de su nueva etapa laboral sería implementar y adaptar el modelo de desarrollo juvenil que ejecutó con éxito en Argentina dentro del creciente mercado norteamericano. Esta transición se produce en un contexto estratégico, dado que Norteamérica será la sede principal de la Copa del Mundo 2026.
La salida de Romeo obliga a la conducción de la AFA a buscar un reemplazo que mantenga la estabilidad del proyecto en un año clave para la preparación de las categorías Sub-17 y Sub-20. Aunque aún no se han oficializado nombres para su sucesión, la premisa de la institución sería dar continuidad a la planificación iniciada en 2018, manteniendo el perfil profesional y la visión integral que caracterizó la gestión del coordinador saliente.
<p>Bernardo Romeo dejará su cargo como Coordinador General de Selecciones Juveniles de la AFA el próximo 31 de diciembre, tras seis años de gestión bajo la presidencia de Claudio Tapia. El exdelantero, clave en la profesionalización del scouting internacional y la unificación de criterios formativos con la Selección Mayor, continuará su carrera profesional en la estructura deportiva de un club de Estados Unidos.</p>
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
En un país donde lo único que dura seis años es una deuda con el fondo o un alquiler sin contrato, Bernardo Romeo decidió que ya tuvo suficiente de las delicias del predio de Ezeiza. El hombre que se encargó de convencer a adolescentes que hablan alemán con tonada de Baviera de que en realidad nacieron para defender la bandera de un país que solo conocen por las fotos de sus abuelos en el Obelisco, ha decidido dar un paso al costado. Se va el 31 de diciembre, justo cuando el resto de los mortales estamos tratando de descifrar cuántas cuotas nos quedan para el pan dulce, él ya tiene las valijas listas para aterrizar en el país de la libertad, el colesterol alto y el fútbol que se juega con las manos.
Parece que el «arquitecto silencioso» se cansó de los silencios de la gestión de Claudio Tapia y prefirió el ruido de los dólares y el «soccer». Su gran legado, el Departamento de Scouting Internacional —un nombre elegante para describir la actividad de perseguir a cualquier chico que tenga un apellido terminado en vocal y juegue en las inferiores del Mallorca—, quedará en manos de la providencia o de algún otro exjugador con paciencia zen. Romeo se va a Estados Unidos a replicar el modelo argentino, lo cual es una ironía deliciosa: va a intentar explicarle a gente que planifica sus vidas con décadas de antelación cómo funciona un sistema que se basa exclusivamente en el talento puro, la improvisación y rezarle a que aparezca un nuevo zurdo bajito cada quince años.
La noticia cae en la AFA con la misma gracia que una inspección de la AFIP en plena fiesta de fin de año. Justo ahora, cuando el Mundial 2026 asoma en el horizonte norteamericano, Romeo se adelanta al resto de la delegación para ir haciendo los papeles de la residencia. Mientras aquí nos quedamos discutiendo si el próximo lateral derecho tiene que ser un «Euro-pibe» captado por satélite o alguien que sepa lo que es jugar en una cancha con más tierra que pasto, Bernardo ya debe estar practicando su inglés de secundaria para explicar qué es un «enganche» en un país que piensa que el fútbol es algo que sucede entre comerciales de cerveza. Se termina una etapa de orden y planificación, dos palabras que en el diccionario del fútbol argentino suelen estar en la sección de mitología y leyendas urbanas.
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
La estructura organizativa de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) sufrirá una modificación de peso en el cierre del calendario. Bernardo Romeo, quien se desempeñó durante los últimos seis años como Coordinador General de Selecciones Juveniles, dejará su cargo formalmente el próximo 31 de diciembre. La decisión, fundamentada en motivos personales y profesionales, marca el fin de un ciclo que fue calificado internamente como esencial para la reestructuración del fútbol formativo en el país.
El arquitecto del proyecto de selecciones
Bajo la administración de Claudio “Chiqui” Tapia, Romeo asumió la responsabilidad de unificar los criterios de formación entre las categorías menores y la Selección Mayor. Su labor, desarrollada lejos de la exposición mediática, permitió consolidar una línea de trabajo coherente que facilitó la transición de futbolistas hacia el equipo conducido por Lionel Scaloni. Durante su gestión, la Argentina no solo obtuvo resultados deportivos de relevancia en juveniles, sino que logró restablecer una metodología de trabajo a largo plazo, recuperando la identidad histórica del semillero nacional.
Uno de los hitos más destacados de su paso por Ezeiza fue la creación del Departamento de Scouting Internacional. A través de esta oficina, la AFA consiguió identificar, captar y fidelizar a jóvenes promesas con raíces argentinas que se desempeñaban en clubes europeos. Este proceso de seguimiento preventivo fue vital para asegurar que futbolistas con doble nacionalidad optaran por representar a la Albiceleste, nutriendo así el recambio generacional de cara a los próximos compromisos internacionales.
Rumbo a la Major League Soccer
Respecto a su futuro inmediato, trascendió que el exdelantero de San Lorenzo ya tendría un acuerdo para incorporarse a la estructura deportiva de una franquicia de los Estados Unidos. El objetivo de su nueva etapa laboral sería implementar y adaptar el modelo de desarrollo juvenil que ejecutó con éxito en Argentina dentro del creciente mercado norteamericano. Esta transición se produce en un contexto estratégico, dado que Norteamérica será la sede principal de la Copa del Mundo 2026.
La salida de Romeo obliga a la conducción de la AFA a buscar un reemplazo que mantenga la estabilidad del proyecto en un año clave para la preparación de las categorías Sub-17 y Sub-20. Aunque aún no se han oficializado nombres para su sucesión, la premisa de la institución sería dar continuidad a la planificación iniciada en 2018, manteniendo el perfil profesional y la visión integral que caracterizó la gestión del coordinador saliente.
En un país donde lo único que dura seis años es una deuda con el fondo o un alquiler sin contrato, Bernardo Romeo decidió que ya tuvo suficiente de las delicias del predio de Ezeiza. El hombre que se encargó de convencer a adolescentes que hablan alemán con tonada de Baviera de que en realidad nacieron para defender la bandera de un país que solo conocen por las fotos de sus abuelos en el Obelisco, ha decidido dar un paso al costado. Se va el 31 de diciembre, justo cuando el resto de los mortales estamos tratando de descifrar cuántas cuotas nos quedan para el pan dulce, él ya tiene las valijas listas para aterrizar en el país de la libertad, el colesterol alto y el fútbol que se juega con las manos.
Parece que el «arquitecto silencioso» se cansó de los silencios de la gestión de Claudio Tapia y prefirió el ruido de los dólares y el «soccer». Su gran legado, el Departamento de Scouting Internacional —un nombre elegante para describir la actividad de perseguir a cualquier chico que tenga un apellido terminado en vocal y juegue en las inferiores del Mallorca—, quedará en manos de la providencia o de algún otro exjugador con paciencia zen. Romeo se va a Estados Unidos a replicar el modelo argentino, lo cual es una ironía deliciosa: va a intentar explicarle a gente que planifica sus vidas con décadas de antelación cómo funciona un sistema que se basa exclusivamente en el talento puro, la improvisación y rezarle a que aparezca un nuevo zurdo bajito cada quince años.
La noticia cae en la AFA con la misma gracia que una inspección de la AFIP en plena fiesta de fin de año. Justo ahora, cuando el Mundial 2026 asoma en el horizonte norteamericano, Romeo se adelanta al resto de la delegación para ir haciendo los papeles de la residencia. Mientras aquí nos quedamos discutiendo si el próximo lateral derecho tiene que ser un «Euro-pibe» captado por satélite o alguien que sepa lo que es jugar en una cancha con más tierra que pasto, Bernardo ya debe estar practicando su inglés de secundaria para explicar qué es un «enganche» en un país que piensa que el fútbol es algo que sucede entre comerciales de cerveza. Se termina una etapa de orden y planificación, dos palabras que en el diccionario del fútbol argentino suelen estar en la sección de mitología y leyendas urbanas.