Costas, tras la Recopa: «La Libertadores es mi obsesión»

Redacción Cuyo News
4 min
Cortito y conciso:

Racing festejó a lo grande la Recopa Sudamericana obtenida ante Botafogo, pero Gustavo Costas, fiel a su estilo, ya puso la mira en la Copa Libertadores. El DT, obsesionado con la gloria, contagió al plantel con su hambre de títulos y ahora la Academia sueña con el máximo torneo continental.

La fiesta de Racing en Río de Janeiro post consagración en la Recopa Sudamericana se extendió hasta altas horas de la madrugada. En medio de la algarabía carnavalesca, el equipo de Gustavo Costas ya le puso ritmo a la previa con la obtención de un título que se le había negado históricamente a la Academia. Pero como si se tratara de un Mostaza Merlo moderno, ni bien pudo agarrar el micrófono, Costas, lejos de dormirse en los laureles, metió presión y ya le apuntó a la Copa Libertadores.

La obsesión como motor: De la Recopa a la Libertadores

Es vox pópuli que Costas venía obsesionado con la Recopa. Los propios jugadores, como si fueran los muchachos del Bilardo relatando las cábalas del Narigón, confesaron que el DT les preguntaba constantemente en qué estaban pensando, esperando la respuesta “en la Recopa”, caso contrario, ¡lija! Y así fue nomás, Racing fue a Brasil y le pintó la cara al Botafogo. Demostró que la obsesión, bien entendida, puede ser el combustible para alcanzar la gloria, como si fuera un "Gambetita" Latorre encarando en el área.

Algunos plantean que la obsesión puede ser un arma de doble filo, como un centro de Palermo que puede terminar en gol o en la tribuna. Pero Racing, con Costas al mando, la transformó en el elixir del éxito. Y ahora, con la Recopa en el bolsillo, la nueva obsesión tiene nombre y apellido: Copa Libertadores.

Costas: “¡En la Libertadores, papá!”

Con la torta de cumpleaños y la Recopa Sudamericana sobre la mesa, Costas, cual director de orquesta frente a la Filarmónica, preguntó a sus jugadores: “¿En qué están pensando?”. El silencio solo fue interrumpido por el propio DT, que con la euforia de un gol agónico de Palermo en la Bombonera, exclamó: “¡En la Libertadores papá!”. Ya lo había anticipado en conferencia de prensa: "Claro que vamos a ir por la Libertadores: queremos llevar a Racing a lo más alto (…). Ahora vamos por más. Tenemos que ir por más. No nos podemos quedar ahora”.

Gustavo Costas. (EFE/ Andre Coelho)

La frase, como un pase milimétrico de Riquelme, se convirtió en el nuevo hit de la hinchada académica. Incluso, se dice que Damian Kimelman, coordinador del plantel, cual compositor inspirado, creó un nuevo cantito: “Y dale alegría, alegría, alegría a mi corazón… ya dimos la vuelta en Río y en Asunción. La Copa Libertadores es mi obsesión, tenés que dejar el alma y el corazón”.

El hambre de gloria: La Libertadores en la mira

Costas cumplió con creces. Le devolvió la gloria internacional a un Racing que llevaba 36 años de sequía, una espera casi tan larga como la de Independiente para volver a ganar la Libertadores. Lo hizo con un equipo que juega con la garra de un Ruggeri y la precisión de un Verón. Un equipo que refleja el sentir del hincha racinguista: la sed insaciable de títulos. Y ahora, con Costas como comandante, la Academia se lanza a la conquista de América, con la Copa Libertadores como el objetivo máximo. El mensaje es claro: Que la obsesión, esa misma que los llevó a la gloria en la Recopa, los guíe hacia la cima del continente.

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