Driussi: ¿Fracaso millonario o paciencia Monumental? La vuelta que no fue

Redacción Cuyo News
5 min
Cortito y conciso:

Sebastián Driussi, el refuerzo estrella de River, no ha cumplido con las expectativas generadas tras su regreso. Su rendimiento ha sido cuestionado por la hinchada y su entorno ha salido en su defensa. La paciencia se agota en Núñez mientras el «Gordo» busca reencontrarse con su mejor versión.

El regreso de Sebastián Driussi a River Plate prometía ser un romance de novela, una vuelta triunfal al club que lo vio nacer. Pero la realidad, como suele pasar, dista bastante de la ficción. El reencuentro con el «Gordo» se asemeja más a un partido de Copa Libertadores en la altura de La Paz: cuesta arriba, con la respiración agitada y sin encontrar el rumbo.

Driussi en River: ¿Un refuerzo de 10 millones de dólares o un fiasco monumental?

La inversión de 10 millones de dólares por su pase generaba una expectativa similar a la de un Boca-River: palpitaciones a mil, nervios de punta y la esperanza de un espectáculo memorable. Sin embargo, el show de Driussi hasta ahora ha sido más parecido a un amistoso de pretemporada: deslucido, sin brillo y con más bostezos que ovaciones.

En 598 minutos en cancha, el delantero no ha logrado convertir goles ni brindar asistencias. Una sequía goleadora que recuerda a la del Beto Alonso en sus últimos años en River, aunque con la salvedad de que el «Beto» ya era una leyenda consagrada. Driussi, en cambio, está en la etapa de demostrar que la inversión millonaria no fue un error garrafal. Algunos hinchas, con la acidez propia del hincha argentino, ya lo comparan con Adam Bareiro y sus 15 partidos sin pena ni gloria. Un paralelismo, por supuesto, cargado de ironía y exageración, pero que refleja el descontento generalizado.

El propio entorno del jugador ha salido a bancarlo, con un posteo de su pareja en Instagram que dejó un sabor a reclamo: «“No importa que hagas el 99% de las cosas bien. La gente siempre mira el 1% malo”». Una frase que, más que un apoyo, parece un pase a la tribuna buscando la complicidad del público. ¿Es justo el reclamo? ¿O acaso la gente exige lo que corresponde a un jugador de su categoría y precio?

El «Gordo» busca su revancha: ¿Podrá callar a los críticos?

Es cierto que Driussi llegó con falta de ritmo tras su paso por la MLS, una liga que, con todo respeto, no se asemeja al roce y la intensidad del fútbol argentino. También es cierto que el equipo en general no está en su mejor momento y que la falta de gol es un mal endémico que aqueja a River.

Pero la realidad, como decía Mostaza Merlo, es la realidad. Driussi no ha estado a la altura de las circunstancias. No ha mostrado esa voracidad ofensiva, esa capacidad para generar peligro que lo caracterizaba en su primera etapa en el club. Se lo ve incómodo, fuera de sintonía con sus compañeros y sin la chispa que lo convertía en un jugador desequilibrante.

¿Hay tiempo para la redención?

Talleres, Independiente del Valle y Boca se presentan como oportunidades clave para que Driussi demuestre su valía. Partidos que pueden ser un punto de inflexión en su historia con River. ¿Logrará el «Gordo» revertir la situación y convertirse en el héroe que la hinchada espera? O terminará siendo otro refuerzo caro que no rindió lo esperado, como tantos otros en la historia del fútbol argentino. Solo el tiempo lo dirá.

Gallardo y la paciencia de un monje tibetano

«Es normal que atraviese este proceso de adaptación. Confío en que nos va a dar muchísimo. Confío en su potencial. Hay que ser pacientes. Tiene ganas de demostrar su potencial. Que reciba los golpes del fútbol argentino y que busque la confianza y sea decisivo», declaró el Muñeco Gallardo, con la paciencia de un monje tibetano. Palabras que, más allá de la confianza en su dirigido, también suenan a una advertencia velada: el tiempo corre, «Gordo». Y en River, como en la vida, la paciencia tiene un límite.

El apoyo incondicional (y polémico) de su pareja

El posteo de la mujer de Seba Driussi.
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